La UCO investiga un preparado de leche de vaca para reforzar el sistema inmune frente a la COVID-19
La leche contiene de forma fisiológica biocomponentes altamente defensivos frente a las infecciones. Partiendo de esa afirmación, el grupo AGR-149-Enfermedades Infecciosas del Departamento de Sanidad Animal de la Universidad de Córdoba (UCO) está realizando una investigación que centra su foco de estudio en la leche de vaca como posible fuente de control de la COVID-19, cuyos resultados han sido publicados, parcialmente, en la revista Frontiers in Inmunology.
Esto es posible por la llamada ‘inmunidad cruzada’, sobre la que ya existen evidencias acerca de la protección que aporta, tal y como explica una de las investigadoras principales, Mari Carmen Borge: “Se ha demostrado que las células inmunes que está generando el animal vacunado frente al coronavirus bovino son capaces de controlar también otros coronavirus, como el SARS-CoV-2, causante de la COVID-19”. Antonio Arenas, el investigador principal del proyecto, ahonda en la similitud que se da entre el coronavirus bovino (BCoV) y el SARS-CoV-2 para explicar la efectividad de esta técnica: “Existen una serie de estructuras del virus, muy conservadas, que son similares en ambos virus; de hecho, los dos pertenecen al género Betacoronavirus. Por eso, la leche de vaca podría tener una acción de bloqueo total o parcial de SARS-CoV-2”.
De esta manera, estos anticuerpos bovinos podrían llegar a inactivar el virus en personas que ya estén infectadas o bien ayudar a prevenir la enfermedad en aquellas no vacunadas o que, tras vacunarse, no hayan desarrollado inmunidad. Así, lo que se trata es de aportar un complemento que ayudaría al sistema inmune a través de un preparado lácteo, con un alto nivel de anticuerpos que ayudan al sistema inmune a controlar la infección mediante diferentes vías inmunes.
Ahora el reto científico está en conseguir prolongar el periodo de encalostrado para que se mantenga durante más tiempo. Y también estudiar la manera de asegurar siempre el mismo nivel de anticuerpos en el producto final, que se espera comercializar en formato monodosis a partir de septiembre. “Para ello, tenemos que ir readaptando el ciclo de reproducción de la explotación bovina con la finalidad de mantener siempre una serie de animales con anticuerpos altos”, puntualiza el investigador.
Este preparado lácteo, que podrá ser consumido por cualquier persona, ya se ha probado en más de 300 personas y, entre ellas, no se ha detectado ningún proceso grave de COVID-19. A partir de que salga al mercado se realizará un ensayo observacional, pero, de cualquier manera, nunca va a ser perjudicial para la salud y sí que podría convertirse en un aliado natural que aporte cierto nivel inmunitario al sistema inmune humano.