Médicos de primaria y farmacéuticos comunitarios consensúan el primer modelo de coordinación entre ambos colectivos para la atención al paciente crónico
Dar un paso adelante en la mejora de la atención integral a los pacientes con enfermedades crónicas, conseguir una mayor coordinación entre profesionales y convertirse en un pilar para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS). Estos son tres de los objetivos fundamentales a los que quiere contribuir el documento Modelo de coordinación médico-farmacéutico para la atención al paciente con enfermedad crónica en atención primaria, promovido por la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). El documento ha sido presentado por los presidentes de las distintas sociedades: Jesús C. Gómez, de Sefac; José Luis Llisterri, de Semergen; Salvador Tranche, de semFYC, y Antonio Fernández-Pro, de SEMG.
Es la primera vez que expertos de estas sociedades trabajan conjuntamente en un documento de estas características, que pretende ser un punto de partida para mejorar el abordaje colaborativo del reto de la cronicidad desde un punto de vista realista y práctico. No en vano, las enfermedades crónicas han pasado de suponer un 10% (a principios del siglo XX) al 90% actual y tal y como ha señalado el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud: “Los proveedores de salud aún no han sido capaces de adaptar los programas de prevención y los programas de manejo de enfermedad a la realidad que hoy suponen las enfermedades crónicas”.
Esto, unido a que apenas hay experiencias de implantación de colaboración real entre médicos y farmacéuticos en un entorno reproducible y de manera sostenida (no aislada), es lo que ha motivado a las distintas sociedades científicas a redactar este documento.
Jesús C. Gómez, presidente de Sefac, señala que “es imprescindible que médicos y farmacéuticos trabajen de forma conjunta y estrecha y lo lleven a la práctica, que es lo que buscamos con este documento. La atención primaria y comunitaria es la base del sistema sanitario y el sistema tiene que enfocarse hacia las personas con enfermedades crónicas que muchas veces son polimedicadas y con problemas de adherencia terapéutica; de hecho en atención primaria el 40% de los pacientes pluripatológicos tiene tres o más enfermedades y el 94% está polimedicado. Solo con esta colaboración se conseguirá mantener la calidad de la atención, la eficiencia y, en definitiva, la sostenibilidad del sistema”.
Por su parte, Antonio Fernández-Pro, presidente de SEMG, indica que los acuerdos que se han tomado son tremendamente importantes para “comenzar a andar”. Sobre todo, partiendo de la base de que “no ha habido nunca una coordinación real entre la farmacia y el médico de asistencia clínica, y esto sería un buen paso para empezar a coordinar estos dos diferentes niveles”. Para Fernández-Pro, es necesario un entendimiento entre “el farmacéutico de a pie y el médico de a pie”, dos profesionales que en el medio rural han tenido muy buena relación y se han apoyado mutuamente, pero “esto no ha pasado en el medio urbano”. El responsable de SEMG destaca “que es importante que se marquen unos protocolos de actuación, aceptados por ambas partes, en los que quede claramente reflejado cuáles son los límites de intervención de unos profesionales y otros”.
José Luis Llisterri, presidente de Semergen, considera que “el aumento constante de la prevalencia de pacientes crónicos representa un reto para los sistemas sanitarios y dar una respuesta adecuada necesita de abordajes multifactoriales. Por ello, la atención a la cronicidad precisa modificar las políticas sanitarias y la organización de la asistencia, aplicando una gestión integral desde una perspectiva más completa en donde el médico de Familia y el farmacéutico estén coordinados”.
Salvador Tranche, presidente de semFYC, apunta que “el hecho de que la red de centros de salud discurra en paralelo con la red de farmacias es una oportunidad y una fortaleza que debemos aprovechar para mejorar el estado de salud de la población. Este proyecto que se presenta supone un primer y decisivo paso para desarrollar demostraciones o pilotajes concretos de un modelo de colaboración en el que médicos y farmacéuticos atiendan a los pacientes de manera coordinada, sin duplicar esfuerzos ni generar información contradictoria”, y añade: “Para la semFYC es fundamental mejorar el conocimiento de los médicos de familia sobre el trabajo que desarrollan los farmacéuticos comunitarios y viceversa. Una buena relación profesional, conocimiento y respeto mutuos son la base de cualquier proyecto y, también, mejorar la atención en especial al colectivo de personas mayores polimedicadas, trabajando la adherencia terapéutica, la seguridad de los tratamientos y la prevención de complicaciones. La atención a los problemas crónicos de salud es una prioridad que demanda nuestra sociedad y la atención primaria debe ser el eje fundamental”.
Requisitos
Para alcanzar sus objetivos, el modelo planteado busca cumplir los siguientes requisitos:
- Ser compatible con el trabajo diario de los profesionales.
- Ser atemporal.
- Ser aplicable independientemente de la patología que sufra el paciente.
- Ser capaz de promover la comunicación y la confianza entre profesionales.
- Ser capaz de medir resultados en salud y económicos.
- Ser capaz de integrar a enfermería y a otros profesionales sin los que no puede concebirse la atención adecuada al paciente crónico.
El documento analiza las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades que en la actualidad se dan en el sistema sanitario español. Además, se estudian los aspectos clínicos de la colaboración entre médicos y farmacéuticos, incidiendo en la existencia de dos niveles de actuación (pilotajes o experiencias locales y experiencias apoyadas por la Administración) y dos tipos de intervenciones, que pueden ser bien sobre el tratamiento (interacciones y efectos adversos, duplicidades, adherencia terapéutica, deprescripción, etc.) e intervenciones preventivas y de promoción de la salud (como, por ejemplo, los cribados).
Asimismo, se recogen los requisitos necesarios para poner en práctica este modelo colaborativo. Estos requisitos tienen que ver con aumentar la confianza entre médico y farmacéutico y con la compatibilidad con la rutina de cada uno de estos profesionales. Para ello, el texto hace una serie de recomendaciones que van desde acciones concretas para iniciar una relación profesional entre médicos y farmacéuticos (por ejemplo, tener un primer contacto por correo electrónico o teléfono y concertar posteriormente una cita presencial, aprovechar las reuniones de los centros de salud para presentar a los farmacéuticos de la zona, etc.) hasta acciones para alcanzar el grado de confianza adecuado (por ejemplo, creando una comisión de seguimiento, empezar por tareas sencillas que impliquen comunicación bidireccional, etc.). Para mantener esa confianza en el tiempo también se concretan acciones como crear un calendario de contactos periódicos protocolizados y fomentar la realización de trabajos de investigación conjunta, entre otras.