La Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó el informe WEO 2024
El futuro de la energía: perspectivas del World Energy Outlook
El ‘World Energy Outlook 2024’ (WEO 2024) de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) ofrece una evaluación exhaustiva de las dinámicas actuales y futuras del sistema energético global, resaltando los desafíos emergentes y las oportunidades clave que surgen en el contexto de la transición energética. La edición de este año se centra en tres temas interrelacionados: la seguridad energética, la aceleración de las transiciones hacia energías limpias y la incertidumbre que caracteriza los escenarios energéticos a nivel global. Con conflictos persistentes en el Oriente Próximo y la guerra en Ucrania, los riesgos geopolíticos han dejado patente la vulnerabilidad de las infraestructuras energéticas actuales, subrayando la necesidad de diversificar las fuentes y fortalecer la resiliencia del sistema energético global.
El informe enfatiza que “la transición hacia energías más limpias no solo es posible, sino necesaria para lograr la seguridad energética a largo plazo”. Esta transformación debe ir acompañada de políticas coherentes que permitan una mayor inversión en tecnologías limpias, así como de esfuerzos para asegurar cadenas de suministro críticas. "La creciente visibilidad de los impactos del cambio climático y el impulso detrás de las transiciones hacia energías limpias están redefiniendo el concepto de seguridad energética, expresa el documento. Además, se analiza la competencia emergente entre diferentes fuentes de energía y tecnologías, destacando la importancia de las decisiones políticas y de consumo en la configuración del futuro energético.
A lo largo de sus escenarios, el WEO 2024 aborda múltiples caminos posibles para la energía global, ilustrando cómo las elecciones políticas, económicas y tecnológicas pueden influir significativamente en los mercados energéticos, la seguridad y las emisiones. En un contexto de creciente demanda energética, impulsada principalmente por economías emergentes, la necesidad de un enfoque equilibrado que incluya la sostenibilidad y la accesibilidad económica se hace más evidente que nunca. “La seguridad energética y la acción climática están intrínsecamente vinculadas: los eventos climáticos extremos ya están generando riesgos profundos para la seguridad energética”, señala el 'World Energy Outlook 2024', del AIE.
El informe también destaca las complejidades del mercado energético global, reconociendo que no existe una única visión del futuro. Para navegar estas incertidumbres, se presentan tres escenarios principales: el STEPS (escenario de políticas actuales), el APS (escenario de compromisos anunciados) y el NZE (escenario de emisiones netas cero para 2050). Cada uno ofrece una perspectiva diferente sobre el ritmo de la transición energética y las posibles trayectorias que podrían seguirse para alcanzar los objetivos climáticos y de seguridad energética.
Imagen deKamil Szerlaga en Pixabay.
El futuro de los combustibles fósiles
El informe ‘World Energy Outlook 2024’ (WEO 2024) proyecta que, a pesar del aumento de la adopción de tecnologías limpias, los combustibles fósiles seguirán desempeñando un papel significativo en el suministro energético global hasta 2030. La demanda de gas natural, petróleo y carbón varía según los escenarios planteados, pero se destacan patrones generales que ayudan a entender las tendencias futuras.
Primero, el gas natural, considerado por muchos como un “combustible puente”, tiene una trayectoria de demanda que alcanza su punto máximo antes de 2030 en el escenario de Políticas Declaradas (STEPS). En este escenario, la demanda mundial de gas natural se estabiliza alrededor de los 4.430 mil millones de metros cúbicos (bcm) en 2030, reflejando un crecimiento leve en comparación con años anteriores. Esta estabilización se debe en parte a la creciente adopción de tecnologías de energía renovable y a la mejora en la eficiencia energética en regiones como Europa y América del Norte. Sin embargo, las economías emergentes de Asia, como China e India, muestran patrones distintos. En estas regiones, se proyecta que la demanda de gas continúe aumentando para suplir la creciente necesidad de electricidad e industria.
En cuanto al petróleo, el WEO 2024 indica que la demanda global también se estabilizará antes de 2030, especialmente en mercados avanzados. No obstante, esta demanda se mantendrá alta en regiones en desarrollo, donde el transporte y la industria siguen dependiendo en gran medida de los productos petrolíferos. Según el escenario de Políticas Declaradas, la demanda de petróleo en 2030 se sitúa en 99.1 millones de barriles diarios (mb/d), una cifra que desciende ligeramente en los escenarios de compromisos más ambiciosos para la reducción de emisiones.
IEA (2024), Demanda global de petróleo, 2015-2035, IEA, Paris, Licence: CC BY 4.0.
Como en ediciones anteriores, el carbón presenta una tendencia clara hacia la reducción de su uso, especialmente en los países más desarrollados que han adoptado políticas firmes para reducir sus emisiones de CO2. Sin embargo, la transición es más lenta en economías dependientes del carbón, como India, donde este recurso sigue siendo clave para la generación de electricidad. La AIE proyecta que, en el mejor de los casos, la demanda global de carbón se reducirá a la mitad para 2050 bajo el escenario de Políticas Anunciadas (APS), mientras que en el escenario de emisiones netas cero (NZE), la reducción es aún más drástica.
El WEO 2024 destaca que la evolución de la demanda de combustibles fósiles está influenciada por múltiples factores, incluyendo las políticas energéticas nacionales, el desarrollo de infraestructura para energías renovables y la implementación de medidas de eficiencia energética. Por ejemplo, se menciona que la adopción de tecnologías como bombas de calor y vehículos eléctricos jugará un papel crucial en la disminución del consumo de petróleo y gas en sectores residenciales y de transporte.
Finalmente, el documento enfatiza la importancia de diversificar el mix energético para reducir la dependencia de combustibles fósiles y asegurar la estabilidad económica. La AIE alerta que los esfuerzos actuales para mitigar el cambio climático son insuficientes para cumplir con los objetivos de cero emisiones netas para 2050 si no se acelera la implementación de tecnologías limpias y se fortalecen las políticas globales.
La cadena de suministro de tierras raras para la transición energética
La transición hacia energías renovables y la electrificación a gran escala dependen críticamente del acceso a tierras raras y minerales críticos, como el litio, el cobalto y el níquel. Según el WEO 2024, la demanda de estos materiales aumentará exponencialmente en los próximos años, impulsada principalmente por la producción de baterías para vehículos eléctricos y almacenamiento de energía.
Un aspecto central que aborda el informe es la seguridad de la cadena de suministro de estos minerales. Actualmente, la mayoría de las tierras raras provienen de un pequeño número de países, siendo China el principal productor global. “China posee una gran proporción de la capacidad de fabricación existente para tecnologías clave de energía limpia. Esto incluye entre el 85% y el 95% de la capacidad de fabricación global de materiales para cátodos y ánodos de baterías, más del 80% de la capacidad global de fabricación de energía solar fotovoltaica, y entre el 75% y el 90% de la capacidad global de procesamiento de cobalto, grafito y elementos de tierras raras”, apunta el documento.
Esta concentración en la producción representa un riesgo significativo para la estabilidad del suministro, ya que cualquier interrupción podría afectar el ritmo de la transición energética global. Además, se menciona que la creciente demanda de estos materiales podría llevar a un aumento de precios y a la competencia geopolítica para asegurar el acceso a los mismos.
El WEO 2024 subraya la necesidad de diversificar las fuentes de estos minerales críticos y mejorar las capacidades de reciclaje para reducir la dependencia de las importaciones. Por ejemplo, Europa y América del Norte están explorando iniciativas para extraer litio de manera más sostenible y para reciclar baterías usadas, buscando así mitigar los riesgos asociados con la importación. Estas iniciativas son esenciales para asegurar un suministro estable y sostenible de minerales críticos, dado que la Agencia espera que la demanda de litio se multiplique por cinco para 2030 en el escenario de Políticas Anunciadas (APS).
Además, el informe también advierte sobre el impacto ambiental y social de la minería de tierras raras, destacando la necesidad de implementar estándares más estrictos para minimizar los daños ecológicos y mejorar las condiciones laborales en las regiones mineras. Esto incluye la adopción de prácticas de minería responsable y el fortalecimiento de las cadenas de suministro mediante acuerdos internacionales que promuevan la transparencia y la sostenibilidad.
Evolución de los vehículos eléctricos
El ‘World Energy Outlook 2024’ resalta que los vehículos eléctricos (EV) están liderando una transformación significativa en el sector del transporte global. En 2023, se vendieron alrededor de 14 millones de vehículos eléctricos a nivel mundial, representando más del 20% de todos los vehículos nuevos vendidos, con China siendo el líder indiscutible, ya que representó el 60% de las ventas globales. Se proyecta que, para el final de 2024, las ventas globales de EV alcancen los 17 millones, lo que indica un crecimiento sostenido y robusto.
Un factor clave para la adopción de vehículos eléctricos es la reducción en los costes de las baterías. El informe menciona que los precios globales de las celdas de batería han caído por debajo de los 80 USD/kWh, impulsando la competitividad de los EV frente a los vehículos de combustión interna tradicionales. A pesar de esto, los costes de los vehículos eléctricos siguen siendo elevados en comparación con sus equivalentes de combustión interna en regiones como Europa y Estados Unidos, aunque más del 60% de los vehículos eléctricos vendidos en China son más baratos que sus contrapartes convencionales.
Otro aspecto que subraya el WEO 2024 es la infraestructura de carga, que se identifica como un cuello de botella importante para la expansión de los EV. Para lograr una adopción masiva, se estima que se requerirá una inversión de aproximadamente 1.000 mil millones de dólares para desarrollar infraestructuras de carga adecuadas hasta 2030 (en el escenario Net Zero). Las políticas de apoyo, como la ‘Infrastructure Investment and Jobs Act’ en Estados Unidos, están destinadas a mitigar este desafío mediante la financiación de proyectos de infraestructura de carga y baterías.
En cuanto a la adopción de vehículos eléctricos pesados, el WEO 2024 destaca que aunque estos representan una pequeña proporción del mercado actual, su participación está aumentando. En China, por ejemplo, los camiones eléctricos de servicio pesado alcanzaron un 10% de las ventas en diciembre de 2023, mientras que los autobuses eléctricos representaron un 16% de las ventas en la Unión Europea durante la primera mitad de 2024, de acuerdo con los datos de la Agencia. Se espera que la electrificación del transporte pesado crezca, especialmente en la Unión Europea y América del Norte, debido a las regulaciones de emisiones más estrictas y la creciente demanda de soluciones de transporte más limpias.
Finalmente, el informe proyecta que para 2035, en el escenario de Políticas Declaradas (STEPS), más del 30% de los vehículos en circulación serán eléctricos, cifra que se eleva al 35% en el escenario de Promesas Anunciadas (APS) y al 50% en el escenario de Emisiones Netas Cero (NZE). Estos desarrollos subrayan la necesidad crítica de una mayor expansión de la capacidad de fabricación de baterías, así como mejoras en la infraestructura de carga y en políticas que incentiven la adopción de EV a nivel mundial.
Objetivos para 2030 y el papel de las economías menos avanzadas
El informe destaca que, para alcanzar los objetivos de acceso universal a la energía para 2030, las economías emergentes y menos desarrolladas jugarán un papel crucial, especialmente en términos de electrificación y acceso a soluciones de cocina limpia. Actualmente, alrededor de 750 millones de personas en el mundo de las personas no disponen de acceso a electricidad, el 80% de los cuales se concentrada en el África subsahariana, según los datos del documento.
En términos de acceso a la electricidad, el informe señala que se ha hecho un progreso significativo desde el año 2000, pero aún existen desafíos importantes. Para 2030, el Escenario de Políticas Declaradas (STEPS) proyecta que 645 millones de personas seguirán sin acceso a electricidad, mientras que el Escenario de Promesas Anunciadas (APS) reduce este número a 280 millones. En el Escenario de Emisiones Netas Cero (NZE), se logra el acceso universal para 2030.
La inversión es un factor crítico. Según el WEO-2024, se necesita una inversión de 55 mil millones de USD anuales hasta 2030 para alcanzar el objetivo de acceso universal a la energía, de los cuales 10 mil millones se destinarían a soluciones de cocción limpia. “Los bancos de desarrollo, como el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo, están desempeñando un rol importante al comprometerse a financiar el acceso de 300 millones de personas en África”. Sin embargo, se advierte que las inversiones públicas y privadas deben aumentar considerablemente para cumplir con los objetivos establecidos.
En regiones como el África subsahariana, donde se proyecta que el 80% de las personas sin acceso a electricidad residan para 2030, el progreso está siendo obstaculizado por varios factores, como la inestabilidad política, la deuda externa y las dificultades para atraer inversiones. A pesar de estos desafíos, el informe destaca algunos avances prometedores, como el aumento de la capacidad instalada de energía solar y eólica, que representan el 80% de las nuevas instalaciones en la región hasta 2030.
Por último, el documento subraya la necesidad de políticas que no solo fomenten el acceso a la energía, sino que también apoyen la transición hacia fuentes de energía más sostenibles. Esto incluye la implementación de programas que promuevan el uso de tecnologías de almacenamiento y microrredes, especialmente en áreas rurales. Estos avances tecnológicos son esenciales para reducir la dependencia de combustibles fósiles y para integrar más eficientemente las energías renovables en el mix energético de las economías emergentes.
Los escenarios del WEO
El “World Energy Outlook 2024” (WEO-2024) presenta tres escenarios clave que describen posibles trayectorias para el futuro energético global: el Escenario de Políticas Declaradas (STEPS), el Escenario de Promesas Anunciadas (APS) y el Escenario de Emisiones Netas Cero (NZE). Cada uno de estos escenarios tiene un enfoque distinto, basado en la implementación de políticas, desarrollo tecnológico y proyecciones económicas, sin pretender ser predicciones, sino caminos potenciales que ayudan a entender las implicaciones de las decisiones actuales y futuras.
- Escenario de Políticas Declaradas (STEPS): Este escenario refleja la dirección actual de las políticas energéticas, tomando en cuenta las medidas que ya han sido implementadas o anunciadas formalmente por los gobiernos, aunque no necesariamente se espera que alcancen plenamente sus objetivos. En el STEPS, se asume que el crecimiento de la demanda energética continuará, pero a un ritmo moderado, con una mayor electrificación impulsada por el transporte eléctrico y la expansión de centros de datos. La proporción de la electricidad en el consumo final se prevé que aumente del 20% actual al 26% en 2035.
- Escenario de Promesas Anunciadas (APS): Este escenario supone un nivel más alto de implementación de políticas en comparación con el STEPS. Se asume que los países cumplen plenamente con los compromisos climáticos y energéticos anunciados, incluidas las metas de emisiones netas cero para mediados de siglo. En el APS, la transición hacia energías limpias es más rápida, lo que se traduce en una mayor adopción de tecnologías renovables, vehículos eléctricos, y sistemas de eficiencia energética. La demanda de electricidad en este escenario se incrementa más rápidamente debido a la electrificación, alcanzando un 29% de la participación en el consumo final para 2035.
- Escenario de Emisiones Netas Cero (NZE): Este es el más ambicioso de los escenarios, diseñado para trazar un camino hacia la neutralidad de carbono para 2050. Implica una transformación profunda y rápida del sistema energético, con la adopción masiva de energías renovables, tecnologías de almacenamiento de energía, y una reducción sustancial del uso de combustibles fósiles. En el NZE, la participación de la electricidad en el consumo final alcanza el 36% para 2035, mientras que el uso de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCUS) y el hidrógeno verde se expande significativamente.
Análisis de los escenarios y tendencias globales
El WEO 2024 subraya que, independientemente del escenario, hay varias tendencias comunes que definirán el futuro energético. Por ejemplo, se espera que la demanda global de electricidad crezca en todos los escenarios, aunque la velocidad varía. En el STEPS, la demanda global de energía sigue aumentando, pero con una desaceleración del crecimiento anual debido a la mayor eficiencia energética y electrificación. En contraste, tanto el APS como el NZE muestran una disminución en la demanda de combustibles fósiles, mientras que la proporción de energías renovables sigue creciendo. Se destaca que las inversiones en infraestructura de energía limpia deben aumentar significativamente para alcanzar los objetivos más ambiciosos.
La geopolítica también juega un papel crucial en estos escenarios. El WEO-2024 menciona que las tensiones en regiones productoras de energía, junto con la inestabilidad de los precios de los combustibles fósiles, subrayan la necesidad de diversificar el mix energético. Las inversiones en energías limpias no solo son esenciales para la transición climática, sino también para la seguridad energética, reduciendo la dependencia de fuentes energéticas volátiles y centralizadas.
IEA (2024), Generación mundial de electricidad en el Escenario de Políticas Declaradas, 2010-2035, IEA, Paris, Licence: CC BY 4.0.
El camino del mix energético: combustibles fósiles, transporte y energías limpias
El WEO 2024 ofrece una visión detallada del futuro mix energético, subrayando la continua necesidad de diversificar las fuentes energéticas y la transición hacia tecnologías más limpias. En 2023, los combustibles fósiles todavía representaban el 80% de la demanda global de energía, aunque se proyecta que esta cifra disminuirá gradualmente hasta 2050 en todos los escenarios presentados. Los cambios en la composición del mix energético dependerán en gran medida del desarrollo de las energías renovables y la electrificación, así como de la implementación de políticas para reducir las emisiones de carbono.
Uno de los principales factores que impulsan la transición es el aumento de la participación de la electricidad en el consumo final de energía. Según el WEO 2024, la demanda de electricidad crecerá sustancialmente en las próximas décadas, impulsada no solo por el crecimiento económico sino también por la electrificación de sectores clave, como el transporte y los edificios. En el escenario de Políticas Declaradas (STEPS), se espera que la electricidad represente el 26% del consumo final para 2035, mientras que en el Escenario de Promesas Anunciadas (APS) y el Escenario de Emisiones Netas Cero (NZE), esta cifra aumentaría a 29% y 36%, respectivamente.
El sector del transporte, que históricamente ha sido un importante consumidor de combustibles fósiles, está experimentando una transformación hacia la electrificación. Las ventas de vehículos eléctricos han aumentado significativamente, y en 2023, representaron el 12% de todos los automóviles nuevos vendidos a nivel mundial. Se espera que esta tendencia continúe, con más del 15% de la flota global de vehículos siendo eléctrica para 2030 en el STEPS, y hasta el 50% de las nuevas ventas de automóviles siendo vehículos eléctricos en algunos mercados avanzados.
A pesar de estos avances, los combustibles fósiles seguirán desempeñando un papel importante, especialmente en sectores como la aviación y el transporte marítimo, donde la electrificación completa es más desafiante. Las políticas enfocadas en el uso de combustibles sostenibles para la aviación y el transporte marítimo están ganando tracción, con iniciativas como la regulación ‘ReFuelEU Aviation’ en la Unión Europea, que busca aumentar el uso de combustibles de aviación sostenibles a un 20% para 2035. Sin embargo, el WEO 2024 destaca que la transición energética en estos sectores requerirá avances tecnológicos adicionales y políticas de apoyo específicas para superar los desafíos técnicos y económicos.
El informe también menciona que el crecimiento de las energías renovables es crucial para la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles. La capacidad instalada de energías renovables se ha triplicado en la última década y se proyecta que aumentará aún más hasta 2030, liderada principalmente por la energía solar fotovoltaica y la eólica. En el STEPS, la capacidad global de energías renovables alcanzará los 9.750 GW para 2030, mientras que en el APS y el NZE, estas cifras aumentan a 10.900 GW y 11.500 GW respectivamente. Este crecimiento también está siendo respaldado por la expansión de tecnologías de almacenamiento de energía, que son esenciales para equilibrar la intermitencia de las energías renovables y asegurar la estabilidad de la red eléctrica.
Por último, el WEO 2024 subraya que la diversificación del mix energético y el avance hacia una matriz energética más limpia y sostenible no solo es una cuestión de tecnología, sino también de seguridad energética. La reducción de la dependencia de los combustibles fósiles, especialmente en regiones que dependen de importaciones, como Europa, contribuye a una mayor estabilidad económica y seguridad frente a posibles interrupciones en el suministro. Esta transición hacia energías limpias, junto con la mejora en la eficiencia energética y el desarrollo de nuevas infraestructuras, será crucial para lograr los objetivos climáticos globales y garantizar un suministro energético seguro y sostenible en el futuro.
La importancia de la seguridad de suministro energético
El ‘World Energy Outlook 2024’ aborda la seguridad energética como un tema central, subrayando los riesgos persistentes y emergentes que amenazan la estabilidad del suministro global de energía. A diferencia de décadas anteriores, donde la seguridad energética se asociaba principalmente con la estabilidad en el suministro de petróleo y gas, la AIE amplía esta visión para incluir aspectos relacionados con las energías renovables, los minerales críticos y la infraestructura eléctrica. Esto refleja la creciente interdependencia del sistema energético global, donde cualquier interrupción en una parte de la cadena de suministro puede tener efectos significativos en múltiples sectores y regiones.
Uno de los temas destacados es la seguridad del suministro de combustibles fósiles, especialmente en el contexto de tensiones geopolíticas. A pesar de una menor dependencia de Rusia en Europa, la guerra en Ucrania y las tensiones en el Oriente Próximo han demostrado que las interrupciones pueden generar volatilidad en los precios y afectar la estabilidad de mercados energéticos clave. El informe menciona que los niveles de capacidad de producción de crudo disponible globalmente, excluyendo Rusia e Irán, que antes de la pandemia estaban por debajo de los tres millones de barriles diarios, han mejorado a casi seis millones de barriles diarios, ayudando a amortiguar posibles choques de suministro.
El WEO 2024 también subraya la necesidad de asegurar el suministro de energía limpia y las cadenas de suministro de minerales críticos, esenciales para la transición energética. Actualmente, China domina el procesamiento de minerales como el litio y el cobalto, y produce la mayoría de las baterías para vehículos eléctricos y paneles solares a nivel mundial.
En términos de infraestructura, la seguridad del suministro eléctrico se ha vuelto crucial, dado el aumento de la electrificación y la adopción de tecnologías renovables intermitentes como la solar y la eólica. El WEO 2024 señala que la estabilidad de la red depende cada vez más de tecnologías de almacenamiento de energía, medidas de respuesta de la demanda y la modernización de las infraestructuras de transmisión. Para 2035, se espera que la capacidad de almacenamiento con baterías casi se triplique, y que la inversión en redes eléctricas aumente en un 70% para garantizar que el suministro se mantenga estable y pueda adaptarse a picos de demanda imprevistos.
La variabilidad climática también se menciona como un desafío emergente para la seguridad del suministro. “Los eventos climáticos extremos, como olas de calor, inundaciones, sequías y tormentas, han provocado daños en todo tipo de infraestructuras energéticas, así como cortes de energía y la interrupción de las cadenas de suministro de energía, lo que ha causado aumentos temporales de precios y pérdidas en la producción económica. Se espera que los costos aumenten, especialmente en escenarios con resultados de temperaturas más altas”, apunta el documento.
Análisis regional
Europa
El ‘World Energy Outlook 2024’ describe a Europa como una región comprometida con la transición hacia un sistema energético más limpio, impulsada por políticas climáticas ambiciosas y una estrategia de diversificación energética tras la crisis energética provocada por la invasión de Ucrania. Para 2030, la Unión Europea se ha fijado como objetivo reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% respecto a los niveles de 1990, junto con un objetivo vinculante del 42.5% de energía proveniente de fuentes renovables en su mix energético.
La energía eólica y solar son las tecnologías renovables de mayor crecimiento en la región, y la capacidad instalada de estas fuentes se proyecta que se triplicará para 2035 en el escenario de Promesas Anunciadas (APS). Esto representa un esfuerzo considerable en inversión e infraestructura, en parte financiado a través de programas como el Fondo de Innovación de la UE y el Plan REPowerEU, que busca reducir la dependencia del gas ruso. En términos de movilidad, Europa es un continúa avanzando en la adopción de vehículos eléctricos, con países como Noruega, Alemania y los Países Bajos liderando las ventas de coches eléctricos per cápita.
Sin embargo, a pesar de estos avances, el informe advierte que aún existen desafíos significativos, especialmente en la modernización de la red eléctrica para gestionar la intermitencia de las energías renovables y asegurar la estabilidad del suministro energético. En este punto, el WEO 2024 destaca la necesidad de inversiones adicionales en tecnologías de almacenamiento y redes inteligentes, cruciales para mantener la fiabilidad energética.
Además, Europa sigue dependiendo de importaciones de gas, particularmente de proveedores externos. “Los consumidores europeos estuvieron muy expuestos a picos de precios durante la crisis energética global, pero hay señales de que las perspectivas están mejorando. Los precios de la electricidad para los hogares cayeron en promedio más del 10% interanual en 2023, y los precios mayoristas del gas natural disminuyeron casi un 70% respecto a los niveles extremadamente altos vistos en 2022, aunque siguen siendo más altos que en 2021. La escasez en los mercados de gas natural debería aliviarse con las nuevas terminales de exportación de GNL que entrarán en funcionamiento a partir de 2025, principalmente en Catar y Estados Unidos, añadiendo más de 250 bcm de capacidad para 2030. Desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, los esfuerzos por diversificar el suministro de gas han reducido la cuota de las importaciones totales de energía de la UE procedentes del gas por tubería ruso, de más del 40% en 2021 a menos del 10% en la actualidad. Esto se debe en parte a los esfuerzos por mejorar la eficiencia energética y aumentar el uso de energías renovables, pero también refleja un cambio significativo del gas por tubería ruso hacia el GNL, que ahora representa más del 40% de las importaciones de gas de la Unión Europea”, señala el documento.
Estados Unidos
El panorama energético en Estados Unidos está marcado por políticas recientes que apoyan el crecimiento de las energías limpias. La ‘Inflation Reduction Act’ y la ‘Infrastructure Investment and Jobs Act’ han destinado más de 500 mil millones de dólares en subsidios e incentivos para proyectos de energía limpia, fabricación de baterías, electrificación del transporte y mejora de la eficiencia energética. Estas políticas están diseñadas no solo para reducir las emisiones de carbono, sino también para revitalizar la industria manufacturera en el país.
Según el documento, “Las energías renovables están preparadas para superar con creces el crecimiento de la demanda eléctrica. En el escenario STEPS, se expanden en casi 2.200 TWh para 2035, más del triple del nivel de 2023. Esto eleva su participación en la generación de electricidad del 22% al 58%, reflejando la disponibilidad de recursos renovables de alta calidad, la existencia de mercados consolidados con bajos costos tecnológicos y un fuerte apoyo político tanto a nivel federal como estatal. La energía solar fotovoltaica experimenta la mayor expansión para 2035, ya que su producción crece más que el propio aumento de la demanda eléctrica, y la producción eólica también se duplica. Como resultado, la participación de la energía eólica y solar fotovoltaica en la generación eléctrica aumenta del 15% en 2023 al 50% en 2035. Otras energías renovables y la energía nuclear también aumentan ligeramente durante este período. En el escenario APS, las renovables se incrementan más de cuatro veces desde 2023 hasta 2035 para cumplir con el ambicioso objetivo de lograr una electricidad totalmente o predominantemente descarbonizada para 2035, elevando la cuota de renovables a casi el 75%”.
Otras regiones
Asia será una región clave en la transición energética mundial, con China e India liderando el crecimiento en energías renovables. China, como mayor productor y consumidor de energía limpia, planea triplicar su capacidad eólica y solar para 2035, y se espera que más del 60% de su electricidad provenga de fuentes limpias para 2050. Sin embargo, la transición será desigual en la región, ya que algunos países del Sudeste Asiático siguen dependiendo del carbón, aunque están diversificando sus fuentes energéticas. India también está experimentando un rápido crecimiento en la instalación de energía solar, impulsado por políticas gubernamentales que fomentan la inversión extranjera, y se prevé que la energía solar supere al carbón como principal fuente eléctrica para 2040. En América Latina, Brasil y Chile lideran proyectos de hidrógeno verde, aprovechando sus recursos naturales para posicionarse como centros de producción y exportación de hidrógeno limpio.
África y Medio Oriente enfrentan oportunidades y desafíos en la transición energética. África, aunque depende mayormente de combustibles fósiles, tiene un gran potencial en energía solar y eólica, pero necesita triplicar la inversión en energías limpias para 2030 para cumplir objetivos climáticos, lo que requiere cooperación internacional. Mientras tanto, en el Medio Oriente, países como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos están invirtiendo en energías renovables y tecnologías de captura de carbono para diversificar sus economías antes de que disminuya la demanda global de crudo. También están desarrollando proyectos de hidrógeno azul y verde como parte de una estrategia a largo plazo para mantener su relevancia en el mercado energético global.