Según el informe ‘World Oil Outlook 2023’ (WOO) publicado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)

El pasado 9 de octubre, la Organización de Países Exportares de Petróleo (OPEP) publicó el ‘World Oil Outlook 2023’ (WOO), que recoge las principales perspectivas del mercado del petróleo mundial, con el objetivo de promover la compresión de los desafíos y oportunidades que presenta esta industria. Así, el documento destaca que “en el escenario de Preferencia, la demanda de petróleo alcanzará los 116 millones de barriles diarios (mb/d) para 2045, aproximadamente seis millones de barriles diarios más en comparación con los datos del WOO 2022”.

“En el último año, hemos sido testigos de un cambio significativo en la narrativa relacionada con la transición energética y los problemas interconectados de la seguridad energética, la disponibilidad de energía y la necesidad de reducir las emisiones. Hemos observado cierta resistencia entorno a la idea de que el mundo debería despedirse de los combustibles fósiles, ya que las políticas y los objetivos para otras fuentes de energía se ven obstaculizados por distintos factores. Además, ahora estamos viendo un enfoque mayor en las capacidades y las circunstancias nacionales de todos los países en la agenda de transiciones energéticas. Esto se evidenció claramente en el Octavo Seminario Internacional de la OPEP, celebrado a principios de julio en Viena, con un enfoque en la necesidad de todas las fuentes de energía, todas las tecnologías relevantes y una inversión, colaboración y apoyo sin precedentes”, señaló Haitham Al Ghais, secretario general de la OPEP en el WOO 2023.

Asimismo, Al Ghais añadió: “En la OPEP, creemos que el futuro debe contemplar vías de transición energética que busquen un enfoque inclusivo de todas las personas, todos los combustibles y todas las tecnologías. Debemos seguir caminos sostenibles que permitan el crecimiento económico, mejoren la movilidad social, aumenten el acceso a la energía y reduzcan las emisiones al mismo tiempo”.

Según la Perspectiva Mundial del Petróleo publicada este año, se espera que la demanda global de energía experimente un aumento significativo del 23% durante el periodo que abarca hasta 2045. Esto equivale a un promedio de alrededor de tres millones de barriles equivalentes de petróleo al día cada año. “La única manera de alcanzar este ambicioso objetivo es mediante inversiones masivas en todas las fuentes de energía”, asevera el documento.

Los acontecimientos recientes han llevado al equipo de la OPEP a reevaluar el potencial de cada fuente de energía, priorizando opciones “realistas y pragmáticas”. En este contexto, el escenario de Referencia pronostica un incremento considerable de la demanda de petróleo, con la posibilidad de aumentar aún más en los próximos años.

Para lograr este objetivo, la OPEP estima que las inversiones requeridas en el sector petrolero hasta 2045 asciendan a la cifra de catorce billones de dólares, lo que equivale a un promedio anual de alrededor de 610.000 millones de dólares. “Estas inversiones son cruciales tanto para los productores como para los consumidores, ya que contribuirán al suministro de energía necesario para satisfacer la creciente demanda mundial y mantener la estabilidad en el mercado energético global”, apunta el WOO 2023.

“La base para construir un futuro energético sostenible para todos también proviene de la estabilidad en los mercados energéticos, que sigue siendo el enfoque central de la OPEP y sus socios. El enfoque proactivo, preventivo y multilateral en mercados equilibrados y estables, y los ajustes voluntarios de producción han demostrado ser beneficiosos durante el último año, y  esta linea seguirá siendo un principio rector en los años venideros. No obstante, el futuro requiere que todos los actores de la industria trabajen juntos; nadie puede trabajar solo. La colaboración debe basarse en las realidades que vemos ante nosotros, para garantizar un clima propicio para la inversión a largo plazo en todas las fuentes de energía”, concluyó Haitham Al Ghais.

Tras tres años marcados por la pandemia y la volatilidad en el mercado petrolero, el 2023 ha seguido siendo un período de cambios significativos. Así, el último trimestre de 2022 y el comienzo de 2023 estuvieron caracterizados por una alta inflación y tensiones geopolíticas persistentes, con el conflicto localizado en Europa Oriental en el epicentro de la atención internacional.

A pesar de los altos precios energéticos que predominaron durante gran parte de 2022, hacia finales de año, comenzaron a declinar, especialmente debido a un invierno relativamente suave y cierto alivio en las crisis de suministro energético en Europa. Además, Rusia redirigió sus exportaciones de petróleo hacia Asia después de las sanciones de la UE que restringieron sus envíos hacia Europa.

En el ámbito económico, los bancos centrales en todo el mundo aumentaron las tasas de interés clave en un intento por controlar la inflación, lo que, junto con la deuda en varias regiones, ha reducido las perspectivas de crecimiento económico. “Se espera un crecimiento del PIB mundial del 2.6% para 2023, y se proyecta que el crecimiento global se mantendrá alrededor del 3% hasta 2025”, de acuerdo con los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Según apuntaron fuentes de la OPEP, “a pesar de este panorama económico desafiante, la demanda de petróleo ha demostrado ser resistente en 2023. No obstante, la relación entre la demanda de petróleo y la actividad económica futura aún es incierta debido a las señales mixtas”.

De este modo, la seguridad energética ha emergido como un aspecto crucial, especialmente en las naciones que han sufrido más de cerca las crisis recientes. Iniciativas políticas centradas en la reducción de emisiones, como el paquete ‘Fit For 55’ en Europa y el Acuerdo de Infraestructura de Recuperación y Avance (IRA) en los Estados Unidos, presentan objetivos ambiciosos que requerirán de inversiones considerables. “Sin embargo, la implementación de estas políticas se está quedando rezagada y la aceptación pública de las mismas está disminuyendo”, apuntó la organización.

Además, las inversiones de los fabricantes de automóviles en la movilidad eléctrica están en aumento, lo que podría impactar significativamente en la demanda futura de petróleo, aunque las incertidumbres sobre la infraestructura de carga y los recursos minerales críticos aun plantean desafíos.

A su vez, el informe destaca el impacto del crecimiento demográfico, con una estimación de que la población mundial aumentará en aproximadamente 1.500 millones de personas, alcanzando alrededor de 9.500 millones para el año 2045. Este aumento será más pronunciado en regiones como Oriente Medio, África y algunos países de Asia. Además, se espera que la urbanización global aumente del 57% en 2022 al 66% en 2045.

En este punto, el informe concluye que “debido a este contexto de cambio constante, el futuro de la demanda de petróleo hasta 2045 sigue siendo una incógnita que requiere una observación cuidadosa y adaptación continua por parte de la industria y los responsables políticos”.

Pese a todos los problemas derivados de la pandemia del COVID-19, “la demanda de petróleo global ha demostrado ser resiliente”, en un contexto de crecimiento económico moderado. Y desde la OPEP se espera que la demanda aumente otros 2,4 millones de barriles al día en comparación con los pronósticos de 2022.

El informe apunta que uno de los principales impulsores de este sólido crecimiento de la demanda es la continua recuperación en sectores como el transporte por carretera y la aviación, que se vieron fuertemente afectados por la pandemia. Otro factor es el proceso de “recuperación de la demanda” en varios sectores y regiones, ya que las regulaciones y cierres que afectaron al sector petrolero durante el periodo 2020-2022 han disminuido en 2023, lo que abre la puerta a un mayor crecimiento.

Es importante destacar que gran parte de este crecimiento de la demanda en 2023 se espera que provenga de las regiones en desarrollo de Asia y Oriente Medio, que representarán 1.9 mb/d de demanda adicional, según las estimaciones del WOO 2023. “Por otro lado, la demanda de petróleo en las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) muestra signos de debilitamiento en su relación con el crecimiento económico”, subrayó el documento.

Asimismo, las proyecciones elaboradas por la OPEP indican que estas tendencias de demanda continuarán en 2024, con un aumento global estimado de 2,2 mb/d, principalmente impulsado por las regiones de Asia y Oriente Medio. Sin embargo, se espera una disminución gradual en el crecimiento de la demanda en la OCDE, que podría volverse negativa hacia el final del período a medio plazo.

En un contexto global donde las autoridades impulsan una transición hacia un futuro con menores emisiones de carbono, el sector del petróleo y el gas se enfrenta a preocupaciones a largo plazo relacionadas con la inversión, la presión de los accionistas y los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). “A pesar de estos desafíos, la producción reciente de líquidos en la industria se mantiene sólida, respaldada por un suministro no perteneciente a la OPEP saludable y la cooperación activa de la OPEP+ para mantener un mercado bien abastecido, equilibrado y estable”, indica el WOO 2023.

Al mismo tiempo, la perspectiva para el suministro de líquidos fuera de la OPEP sigue el patrón que la organización señalaba en su informe anterior: un crecimiento sólido a corto y mediano plazo, seguido de un pico a principios de la década de 2030, antes de comenzar una disminución gradual. “Esto, combinado con el crecimiento proyectado en la demanda de petróleo a largo plazo, sugiere un constante aumento en la demanda de líquidos de la OPEP y, por lo tanto, una mayor cuota de mercado para los países miembros de la organización”.

La inversión en ‘upstream’ experimentó una disminución relacionada con la pandemia en 2020.

Basado en los datos del informe, se anticipa que el suministro de líquidos no pertenecientes a la OPEP crezca en siete millones de barriles por día entre 2022 y 2028, pasando de 65.8 mb/d a 72.7 mb/d. Aunque persisten las preocupaciones sobre si las inversiones en la exploración y producción serán suficientes, “existe una lista significativa de proyectos en desarrollo, muchos de los cuales comenzaron en años recientes y están programados para entrar en funcionamiento a corto y mediano plazo”.

El petróleo de esquisto de Estados Unidos seguirá siendo un motor clave para el suministro a corto y medio plazo, a pesar de que su crecimiento disminuirá en comparación con los años de la “revolución del esquisto”. Otros países como Brasil, Guyana, Canadá, Qatar, Noruega, Kazajstán y Argentina contribuirán con la mayoría de los barriles adicionales, mientras que Rusia experimentará una disminución en su suministro. Productores maduros como México, Azerbaiyán y Colombia también reducirán su producción.

Aunque la inversión en ‘upstream’ experimentó una disminución relacionada con la pandemia en 2020, los datos recientes muestran un aumento del 22% en 2022, con un 13% adicional esperado para 2023. Sin embargo, los costos de la industria han experimentado una inflación significativa debido a factores como la mano de obra y el precio al alza de las materias primas. “A pesar de esto, la lista de proyectos en desarrollo es suficiente para respaldar un crecimiento promedio del suministro no perteneciente a la OPEP de 1.2 mb/d al año a corto y mediano plazo”, precisa el documento.

Por otra parte, la OPEP prevé que su suministro total de líquidos aumente de 34,2 mb/d en 2022 a 46.1 mb/d en 2045, lo que impulsará su cuota de mercado del 34% al 40% a largo plazo.

La Perspectiva Mundial del Petróleo 2023 enfatiza también la importancia de políticas energéticas equilibradas y la adopción de tecnologías innovadoras para garantizar un futuro sostenible. Así, el análisis destaca que “la energía sostenible y la prosperidad económica requieren la utilización de todas las fuentes de energía y la colaboración a niveles sin precedentes”.

“A su vez, el informe considera dos escenarios alternativos: uno impulsado por la tecnología, enfocado en limitar el aumento de la temperatura global, y otro más optimista y equitativo para las economías en desarrollo. Estos escenarios ponen de relieve la necesidad de políticas globales coordinadas para abordar los desafíos energéticos y climáticos”, señala el WOO 2023.