Protermosolar responde al informe de la CNE
16 de marzo de 2012
La Asociación Española de la Industria Termosolar (Protermosolar) manifiesta su completo desacuerdo con las medidas relativas a la producción de energía eléctrica con tecnología termosolar que propone la Comisión Nacional de Energía (CNE) en su documento de 7 de marzo de 2012 sobre el sector energético español y, a la vez, su profunda decepción por el contenido general del que puede ser el último informe de un organismo cuya desaparición ya está anunciada.
La lectura reposada del texto permite identificar gran parte de sus conclusiones con las tesis de Unesa, y aunque señala medidas adoptadas en países de nuestro entorno para corregir los llamados ‘windfall profits’ de las centrales nucleares e hidroeléctricas, no hay una sola propuesta en tal sentido. Nos queda la sensación de haber asistido a un “Parto de los Montes” en el que, de una “engalanada” montaña para la ocasión, surge al final tan sólo un ratoncillo. Si de lo que se trata es de eliminar el déficit, el informe de la CNE no alcanza tal objetivo.
En efecto, el Informe obvia el problema al que tendría que haber dado respuesta, que no es otro que los 24.000 millones de euros de déficit tarifario acumulado. Aunque la CNE pretende hacer gravitar sobre la tecnología termosolar las supuestas medidas para atajar el déficit tarifario, las primas recibidas hasta la fecha por la producción de energía eléctrica con tecnología termosolar representan tan sólo el 2% del déficit tarifario. De hecho no puede señalarse a las centrales termosolares como la causa del déficit tarifario cuando no había una sola central termosolar en funcionamiento en la fecha de inicio del mismo. No puede reclamarse a quien no ha sido causante del problema (las centrales termosolares) que asuman, casi en solitario, gran parte de su solución. Si las primas recibidas por las centrales termosolares sólo representan un 2% del déficit, difícilmente puede decirse que es esta tecnología su causante.
La verdadera solución al déficit pasa por resolver con carácter definitivo desequilibrios históricos que han redundando exclusivamente en beneficio de quienes hoy, desde Unesa, señalan con dedo acusador a las centrales termosolares. Se trata de completar el mecanismo de Costes de Transición a la Competencia (CTCs), que fueron su paraguas protector en la transición del Marco Legal Estable al sistema de Mercado y sobre los que nunca se ha realizado la liquidación final de unos 3.000 millones de euros. Pero, sobre todo, se trata de corregir unos beneficios inesperados (los ‘windfall profits’) originados por la excesiva remuneración de las centrales nucleares e hidráulicas, según reconoce desde hace años la propia CNE, y que se traducen hasta la fecha en más de 40.000 millones de euros. La racionalización de esta retribución supondría un ahorro de unos 3.000 millones de euros cada año.