El coche eléctrico será competitivo en los próximos seis años
Este gran cambio tecnológico y energético se asienta sobre bases sólidas como son la maduración de las energías renovables, la reducción de sus costes así como el abaratamiento en más de un 50% de las baterías de almacenamiento desde 2011 y de un 35% solo en 2015. El coche eléctrico será competitivo en los próximos seis años.
El avance del proceso de electrificación global así como la volatilidad e inseguridad de los combustibles fósiles, hacen del vehículo eléctrico y la energía limpia la asociación perfecta para el futuro del transporte en la próxima década.
De la misma manera que ocurre con la inversión renovable, EEUU y China lideran el mercado del vehículo eléctrico con 410.000 y 307.000 unidades respectivamente. El ritmo de mejora de la competitividad del transporte eléctrico va a acelerar el crecimiento de su mercado apoyado en los beneficios que reporta a la economía, el medio ambiente y la salud. El mercado de vehículos eléctricos reducirá un 40% hasta 2030 el gasto en carburantes y podrá reducir las emisiones del transporte en un 47% en 2030 y hasta el 80% en 2050.
España apenas alcanza los 8.000 coches eléctricos, muy lejos de países europeos como Alemania que supera los 55.000 ó Noruega con 79.000. Las ventas en el mercado español apenas suponen el 0,1% del total y su tasa de crecimiento en 2015 ha sido del 35%, 1.461 unidades, lejos de la tasa mundial que ha sido del 68%. Estos datos contrastan con la previsión que para España hizo la Comisión Europea en 2013 de 2 millones de vehículos eléctricos y 82.000 puntos de recarga para 2020.
Las razones por las que en España no despega el coche eléctrico son la falta de objetivos y de estrategia, tal como se puso de manifiesto en el primer Foro Nissan de la Movilidad Sostenible, y una política energética volcada en estimular el consumo de gas y petróleo expulsando las renovables del sistema. Las barreras impuestas a la generación descentralizada son barreras también para el coche eléctrico.
La Estrategia de Impulso del vehículo con energías alternativas (VEA) en España (2014-2020) aprobada por el Ministerio de Industria en 2015 mantiene la ambigüedad de la Directiva 2014/94/UE relativa a las infraestructuras para combustibles alternativos. El resultado es un instrumento más dirigido a sacar al mercado los excedentes de gas natural y gas licuado del petróleo (GLP, GNL, GNC) en detrimento del vehículo eléctrico, los biocombustibles y el hidrógeno.
En energía lo alternativo es siempre más de lo mismo y se puede comprobar en los objetivos de la estrategia VEA 2014-2020. Para los vehículos con autogas (GLP) se propone alcanzar 250.000 unidades y 1.200 estaciones de suministro. Para el vehículo eléctrico el objetivo son 150.000 unidades y 1.190 puntos de recarga, sólo 190 más que en la actualidad. Para los biocombustibles no se establece ningún objetivo y para el hidrógeno solo proyectos de demostración.
Aunque se reconoce que el vehículo eléctrico es el más limpio o que en España hay potencia para alimentar a 6,5 millones de vehículos, con grandes ventajas para la estabilidad del sistema y la expansión de las renovables, se da más relevancia al autogas para dar salida a los excedentes de GLP y GN de nuestras petroleras y gasistas. Pero no se valora que es energía importada y contaminante.
A pesar de que el motor eléctrico es tres veces más eficiente y permite la integración de las renovables, los incentivos fiscales se reservan solo para el gas natural y el GLP con impuestos especiales reducidos que les permiten competir con la gasolina. España en este escenario no cumplirá los objetivos de reducción de emisiones en los sectores difusos del 10% en 2020 y 30% en 2030, ni el de 10% de renovables en el transporte en 2020. Según Eurostat sólo el 0,4% del combustible para el transporte en 2013 era renovable.
España tiene un grave problema con las emisiones contaminantes en el sector transporte. Entre 1990-2011, mientras las emisiones del transporte en Europa crecieron un 30%, en España lo hicieron un 60%. No actuar ahora sobre el transporte tendrá en el futuro un coste inasumible para la sociedad.
La madurez de las renovables y el almacenamiento hacen del vehículo eléctrico un sector clave que requiere una visión estratégica orientada a la descarbonización de la economía a partir de los siguientes pasos:
- Reducir la dependencia de los combustibles fósiles como primer objetivo de la política energética al ser el mayor coste energético, responsable del incremento de las emisiones y del despilfarro de energía.
- Estrategia específica e integral para el vehículo eléctrico vinculada a los objetivos europeos de energía y clima para 2020, 2030 y 2050 en renovables, eficiencia energética y emisiones.
- Incentivos fiscales para el vehículo eléctrico orientados a crear una nueva cultura energética facilitando el acceso de los consumidores al transporte eléctrico.
- Facilitar a los Ayuntamientos las políticas integrales de movilidad eléctrica, puntos de recarga y flotas de vehículos públicos.
España ha perdido una década de energías renovables y puede perder la próxima década del vehículo eléctrico. Las formas de generar, distribuir y usar la energía están cambiando en el mundo por razones ambientales y económicas. El vehículo eléctrico es la mejor oportunidad de acelerar la transición energética hacia la generación descentralizada, inteligente y limpia.