OPINIÓN
"Es necesaria una regulación adecuada de las redes de calor y frío para que España cumpla los objetivos de descarbonización del PNIEC y las directivas europeas."

Entrevista a Francisco Javier Sigüenza Hernández, secretario general de ADHAC

Redacción Interempresas23/04/2025

Tras la propuesta de Real Decreto relativo a la promoción de las redes de calor y frío y a la implantación de un sistema integrado de garantías de origen para usos térmicos, la Asociación de Empresas de Redes de Calor y Frío (ADHAC) ha presentado varias alegaciones. Aunque valoran positivamente la intención del Gobierno de regular el sector, demandan, entre otras cosas, el reconocimiento de las redes como infraestructura de interés público, la reducción de plazos administrativos y el impulso de incentivos que favorezcan su viabilidad. La asociación insiste en que una regulación clara y flexible es clave para fomentar la inversión privada, garantizar tarifas justas y acelerar la transición hacia un modelo energético más eficiente y sostenible en España.

"Apostar por las redes de calor y frío es sinónimo de apostar por la eficiencia energética...

"Apostar por las redes de calor y frío es sinónimo de apostar por la eficiencia energética, el uso de energías renovables y la recuperación de calores residuales."

En términos generales, ¿cómo valoran la propuesta del Gobierno? ¿Conocen la fecha definitiva de su publicación?

Como es conocido, desde ADHAC venimos reivindicando desde hace años que se lleve a cabo una regulación concreta de las redes de calor y frío en nuestro país, con el fin principal de dotar al sector de mayor seguridad jurídica.

El momento actual, en el que España debe dar transposición a diferentes Directivas Europeas estrechamente relacionadas con la energía, la eficiencia y la transición energética, resulta, sin lugar a dudas, el escenario más idóneo. En este contexto, desde ADHAC hacemos una valoración positiva al hecho que el MITERD abriese una Consulta Pública Previa que parece anunciar que, por fin, se va a llevar a cabo esta regulación de las redes en nuestro país.

Sobre las fechas no tenemos noticias al respecto, aunque confiamos en que se cumplan los plazos de trasposición de la Directiva de Eficiencia Energética y por lo tanto sea a finales de este año.

La necesidad de un marco normativo claro es una de sus principales reivindicaciones. ¿Considera que con este RD se conseguirá?

No podemos afirmar que con esta regulación se alcancen los objetivos del sector de las redes de calor y frío hasta no ver un borrador de norma y no podemos asegurar que sea un avance suficiente o insuficiente para lograr el desarrollo de las redes, pues nos encontramos en un momento muy temprano de este proceso regulador. Confiamos en que sí lo sea y, por supuesto, agradecemos al MITERD su apuesta por las redes. Pero, desde luego, agradecemos el apoyo por parte del Ministerio y el que en la consulta se haya preguntado sobre aspectos críticos para el desarrollo de las redes. Dicho apoyo que es coherente con la política que España está llevando en esta transición energética, pues apostar por las redes de calor y frío es sinónimo de apostar por la eficiencia energética, por el uso de fuentes de energía renovables y por la recuperación de calores residuales. Esta apuesta que se hace clara en la existencia de fichas CAEs específicas para redes de calor, en el protagonismo de las redes dentro de la última revisión del PNIEC o en la reciente consulta pública que también ha iniciado el MITERD sobre el proyecto de Real Decreto para definir las bases reguladoras del programa de incentivos para redes de calefacción y refrigeración eficientes que utilicen fuentes de energías renovables y energías residuales, susceptibles de ser cofinanciados con fondos FEDER de la UE (Programa FEDER 21-27).

Han solicitado una definición específica de redes urbanas de climatización y la diferenciación de aquellas consideradas “eficientes”. ¿Qué impacto tendría esta distinción en la viabilidad y expansión de estos sistemas?

En relación con esta cuestión, me gustaría aclarar que cuando en ADHAC hablamos de “redes eficientes” lo hacemos en referencia a aquellas redes que son apoyadas y fomentadas en la Directiva 2023/2413.

En este sentido, el concepto de red de calor eficiente está claramente definido en el Artículo 24 de la Directiva (UE) 2018/2001, modificado por la Directiva (UE) 2023/2413. Según dicho precepto, una red de calor eficiente es aquella que, en su estado actual, utiliza al menos un 50 % de energía renovable, un 50 % de calor residual, un 75 % de cogeneración de alta eficiencia, o un 50 % de una combinación de las anteriores.

Además, el propio Artículo 24 establece un marco de evolución para estas redes, el cual conduce a que, en 2050, todas las redes de calor eficientes sean 100% renovables o basadas en fuentes de calor residual.

Por tanto, apoyar las redes eficientes es apoyar las redes renovables. Sin embargo, es necesario que exista un período de transición que permita alcanzar ese objetivo.

Las redes de calor eficientes constituyen una infraestructura clave en la transición energética, que permitirá integrar progresivamente más energía renovable y calor residual, siguiendo la hoja de ruta establecida por la normativa europea.

Además, la conexión de un edificio que actualmente utiliza una caldera de combustible fósil a una red de calor eficiente supondría, de forma inmediata, una reducción de emisiones de al menos un 50%, dado que estas redes ya incorporan un porcentaje mínimo de fuentes renovables, calor residual o cogeneración de alta eficiencia.

Este aspecto es especialmente relevante en el caso de edificios con calderas colectivas, donde la sustitución por tecnologías renovables es técnicamente compleja y costosa. La conexión a una red de calor eficiente no sólo garantiza una reducción sustancial de emisiones desde el momento mismo de la conexión a la red, sino que también facilita la transición de estos edificios hacia un consumo 100% renovable o residual en el año 2050, en línea con los objetivos europeos.

“Declarar las redes de calor y frío como infraestructura de interés público permitiría agilizar permisos y atraer inversión privada”

La colaboración público-privada es fundamental para la inversión en redes urbanas de climatización. ¿Qué cambios regulatorios proponen para facilitar la implicación de la inversión privada en estos proyectos?

Desde ADHAC siempre hemos reivindicado la necesidad de una regulación específica de las redes de calor y frío precisamente como herramienta clave para dotar al sector de seguridad jurídica. Esta seguridad jurídica resulta clave para fomentar la inversión privada.

El cambio más significativo que proponemos es declarar las redes de calor y frío de interés público según el artículo 33 de la Ley 39/2015, lo que permitiría un procedimiento de autorización simplificado y una reducción de plazos. Esta declaración, similar a la de infraestructuras eléctricas y de gas, facilitaría la ocupación de terrenos para plantas y almacenamiento, así como la imposición de servidumbres de paso en dominio público y privado. También permitiría otorgar concesiones demaniales y, en última instancia, recurrir a la expropiación forzosa por razones de interés general. Además, dada su importancia para el confort térmico en los sectores residencial, terciario e industrial, consideramos esencial establecer un sistema de permitting ágil que reduzca los plazos de permisos y licencias.

Solicitamos también la reducción a la mitad de los plazos establecidos de tramitación de permisos que tengan las autoridades locales, autonómicas y centrales para el desarrollo de las redes (licencias de actividades, de obra, ambientales, de apertura, …)

ADHAC ha insistido en la necesidad de incentivos específicos para la integración de energías renovables en las redes de calor y frío. ¿Qué tipo de mecanismos de apoyo consideran esenciales para fomentar la descarbonización en este sector?

Sería conveniente abordar incentivos fiscales que prioricen el uso de tecnologías eficientes y que permiten hibridar energías renovables, de origen local y adaptadas a las necesidades de cada territorio, tal y como hacen las redes.

Resulta necesario implementar programas de subvenciones y exenciones fiscales que sirvan para apoyar la modernización y construcción de nuevas redes. Esto es fundamental para garantizar la viabilidad económica de estos proyectos, que requieren una importante inversión inicial y cuyo período de recuperación es dilatado en el tiempo.

En particular, se deben promover mecanismos que incentiven la captación y valorización del calor residual en redes urbanas de calefacción y refrigeración, las cuales sean eficientes, en consonancia con lo dispuesto en la normativa europea. Las redes eficientes son, por definición, renovables (deben utilizar, al menos, un 50% de energías renovables en su mix energético e, igualmente, se prevé que se alcance el 100% para el año 2050). De esta forma, apoyar las redes eficientes supone apoyar una transición hacia las redes 100% renovables.

En este sentido, resulta positivo prever subvenciones y exenciones fiscales para compensar las inversiones que supone el despliegue de una red. Ello en tanto que la red supone una mayor eficiencia energética, la implementación de energías renovables y permite la recuperación de calores industriales. Todo ello son objetivos clave para la transición energética, de manera que los poderes públicos están llamados a fomentar y favorecer este tipo de inversiones.

 ¿Qué tipo de renovables tiene mayor cabida en nuestro territorio y cuáles son las que hasta el momento tiene mayor implantación?

Sin duda, la biomasa. Desde ADHAC, con carácter anual, llevamos a cabo un estudio en profundidad del sector de las redes de calor y frío en España a través del Censo de Redes, en colaboración con el IDAE.

Los resultados que nos arroja dicho estudio son esclarecedores: 8 de cada 10 redes utilizan energía renovable como principal fuente de energía. Dentro de este predominio de las energías renovables, si bien no es la única, sí es cierto que la que más destaca es la biomasa.

En cuanto a la recuperación de calores residuales, ¿qué papel podrían jugar estos sistemas en la mejora de la eficiencia energética y la reducción de emisiones en entornos urbanos e industriales?

Una de las principales ventajas que presentan las redes de calor y frío es que juegan un papel fundamental en la mejora de la eficiencia energética y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente en entornos urbanos e industriales, donde se generan grandes cantidades de calor residual. Al integrar estos sistemas, se optimiza la utilización de la energía que de otro modo se perdería, contribuyendo de manera significativa a la sostenibilidad y a la transición energética.

Muchas instalaciones industriales y terciarias producen calor como subproducto de sus procesos. Este calor, que de no aprovecharse se disiparía en el ambiente, puede ser recuperado y distribuido a través de una red de calor. Esto no sólo mejora la eficiencia energética de la instalación generadora de calor, sino que también puede abastecer de energía térmica a edificios cercanos, como oficinas o viviendas, reduciendo la necesidad de generar calor adicional a partir de fuentes convencionales. Especialmente relevante es esta posibilidad de recuperar el calor en el caso de los centros de datos.

De esta forma, al aprovechar el calor residual, las redes de calor y frío permiten reducir la dependencia de fuentes de energía fósil, como el gas natural, que tradicionalmente se utilizan para generar calor en los sistemas urbanos. Además, al integrar energías renovables (como la biomasa, la geotermia o la energía solar térmica), estas redes contribuyen a disminuir las emisiones de CO2 y otros gases contaminantes, lo que sin duda resulta clave para alcanzar los objetivos de descarbonización de las ciudades y reducir la huella de carbono.

Recuperar calor residual no solo reduce costos operativos, sino que también favorece una economía circular, donde los recursos energéticos se utilizan de manera más eficiente y responsable. Esto coloca a las redes, sin duda, en una posición ventajosa, pues se trata de la única tecnología que permite aprovechar esta energía térmica, convirtiéndose así en un pilar fundamental en las ciudades sostenibles del futuro. Creemos que este es uno de los principales motivos por el que las redes están recibiendo, al fin, la atención que sin duda merecen.

La asociación también ha destacado la importancia de un marco regulatorio flexible y adaptado a las características de cada territorio. ¿Cómo creen que se debería articular esta flexibilidad?

Las redes son infraestructuras que se despliegan en el ámbito local. En este sentido, la regulación debe ser cuidadosa y respetuosa con el sistema competencial de nuestro país. Por ello, insistimos en que la regulación debe ser flexible y establecer un marco en el que puedan operar las entidades locales.

Igualmente, las redes tienen una ventaja clara, y es que permiten aprovechar las energías locales de cada zona en la que se implanten. Por ello, es interesante que sean los propios Ayuntamientos los que apuesten por estas soluciones y fomenten este tipo de proyectos.

“Sería interesante que sean los propios ayuntamientos los que apuesten por estas soluciones y fomenten este tipo de proyectos”...

“Sería interesante que sean los propios ayuntamientos los que apuesten por estas soluciones y fomenten este tipo de proyectos”.

En sus alegaciones han dejado clara la necesidad de priorizar los derechos de los consumidores finales. ¿Cómo se podrían garantizar unas tarifas justas a las que puedan acceder todos?

En los últimos años asistimos a la reducción del IVA para el gas natural y también para la biomasa. Las redes de calor y frío son infraestructuras que no suministran ni gas natural ni biomasa (pese a que puedan emplearla para producir calor y frío), pero las redes como tal lo que suministran es calor, frío y ACS. De esta forma, no resultaba posible trasladar la reducción del IVA a los clientes finales. Paradójicamente, aquellas personas que apostaron por conectarse a una red se vieron más perjudicadas, pese a utilizar una tecnología más eficiente y más renovable, que aquellas que utilizaban calderas individuales de combustibles fósiles (gas natural). Esta circunstancia no sólo no debe volver a repetirse bajo ningún concepto, sino que además, debe producirse a la inversa. Sería positivo que aquellos clientes que hayan decidido apostar por una solución para sus demandas de confort térmico que resulte más eficiente, más renovable y más respetuosa con el medio ambiente, puedan beneficiarse de incentivos y ventajas fiscales que repercutan en su factura final.

Respecto a las tarifas justas, en las grandes redes urbanas existentes se da una labor de supervisión por la administración contratante que, en último caso, fija la tarificación. Por otro lado, en las redes privadas, el precio siempre va a ser inferior al de otras alternativas, pues en caso contrario los clientes difícilmente aceptarían conectarse a la red de calor y/o frío.

Desde ADHAC han subrayado el compromiso del sector con los objetivos del PNIEC y las directivas europeas en eficiencia energética. ¿Cómo puede contribuir una regulación adecuada de estas infraestructuras a alcanzar las metas de descarbonización de España?

Una regulación adecuada de las redes de calor y frío resulta crucial para que España alcance las metas de descarbonización establecidas en el PNIEC y en las directivas europeas en materia de eficiencia energética.

Debe fomentar la integración de energías renovables, como geotermia, biomasa y solar térmica, así como el aprovechamiento del calor residual industrial, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles.

Además, es esencial incentivar la eficiencia de las redes mediante modernización, tecnologías inteligentes y reducción de pérdidas energéticas. Para ello, se requiere apoyo público con incentivos y financiación que impulsen tanto la renovación de infraestructuras obsoletas como la expansión de nuevas redes en zonas urbanas e industriales.

También deben establecerse mecanismos financieros y tarifas que reflejen el coste real de la energía y favorezcan la viabilidad de estas redes a largo plazo. Una regulación flexible permitirá la cooperación entre administraciones, sector privado y consumidores, facilitando la integración de nuevas tecnologías y optimizando la gestión energética.

En definitiva, las redes de calor y frío pueden desempeñar un papel clave en la transición energética, mejorando la eficiencia, reduciendo emisiones y aprovechando sinergias entre distintas fuentes renovables, consolidándose como una solución sostenible y estratégica para el futuro energético de España.

Por supuesto, en este reto, el MITERD encontrará siempre un fiel aliado en ADHAC.

“Es esencial incentivar la eficiencia de las redes mediante modernización, tecnologías inteligentes y reducción de pérdidas energéticas. Para ello, se requiere apoyo público con incentivos y financiación”
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