Desafiando a las previsiones de aumento, las emisiones globales de CO2 se estabilizaron en 2019
A pesar de las expectativas generalizadas de otro aumento, las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía dejaron de crecer en 2019, según datos de la AIE recién publicados. Después de dos años de crecimiento, las emisiones globales se mantuvieron sin cambios en 33 Gt en 2019, aún cuando la economía mundial creció un 2,9%. Esto se debió principalmente a la disminución de las emisiones de la generación de electricidad en las economías avanzadas, gracias al papel creciente de las renovables (principalmente eólica y solar), el cambio de combustible de carbón a gas natural y una mayor generación de energía nuclear. Otros factores incluyen un clima más templado en varios países y un crecimiento económico más lento en algunos mercados emergentes.
Una disminución significativa de las emisiones en las economías avanzadas en 2019 compensó el crecimiento en otros lugares. EE.UU. registró la mayor disminución de emisiones en un país, con una caída de 140 Mt, o 2.9%. Las emisiones de EE.UU. ahora han disminuido en casi 1 Gt respecto a su pico en el año 2000. Las emisiones en la UE cayeron 160 Mt, o un 5%, en 2019, impulsadas por reducciones en el sector eléctrico. El gas natural produjo más electricidad que el carbón por primera vez, mientras que la eólica estuvo a punto de superar a la electricidad a carbón. Las emisiones de Japón cayeron en 45 Mt, o alrededor del 4%, el ritmo de disminución más rápido desde 2009, a medida que aumentó la producción de los reactores nucleares recientemente reiniciados. Las emisiones en el resto del mundo crecieron cerca de 400 Mt en 2019, con casi el 80% del aumento proveniente de países de Asia donde la generación de energía a carbón continuó aumentando.
En las economías avanzadas, las emisiones del sector eléctrico disminuyeron a niveles vistos por última vez a fines de la década de 1980, cuando la demanda de electricidad era un tercio más baja que la actual. La generación de energía a carbón en las economías avanzadas disminuyó en casi un 15% como resultado del crecimiento de las energías renovables, el cambio de carbón a gas, el aumento de la energía nuclear y una demanda de electricidad más débil.