La industria eólica registró su segundo mejor año, pero el objetivo cero emisiones requiere un importante impulso político
La industria eólica registró el segundo mejor año de su historia en 2021, con casi 94 GW de capacidad añadida en todo el mundo a pesar de tratarse del segundo año de pandemia de COVID-19. Esta cifra es tan solo un 1,8% inferior a la tasa de crecimiento interanual que experimentó la eólica en 2020. Esta es una clara señal de la increíble resiliencia y proyección al alza de la industria eólica mundial. Sin embargo, como deja claro el informe Global Wind Report del Consejo Mundial de la Energía Eólica (GWEC), este crecimiento debe cuadruplicarse para el final de la década si el mundo quiere mantener el rumbo hacia el objetivo del 1,5 ºC y los objetivos cero neto para 2050.
La capacidad eólica instalada en el mundo aumentó en 93,6 GW situando la capacidad eólica total acumulada en 837 GW, lo que supone un crecimiento interanual del 12%. Mientras que los dos mayores mercados mundiales, China y Estados Unidos instalaron menos eólica terrestre el año pasado (30,7 GW y 12,7 GW respectivamente), otras regiones disfrutaron de años récord. Europa, Latinoamérica y África y Oriente Medio aumentaron sus instalaciones terrestres en un 19%, 27% y 120%, respectivamente.
El mercado eólico marino experimentó en 2021 el mejor año de su historia, con la puesta en marcha de 21,1 GW. Esto representa tres veces más que el año anterior. El espectacular año para las instalaciones marinas en China representó el 80% de ese crecimiento, lo que le permitió superar a Reino Unido como el mayor mercado eólico marino del mundo en cuanto a instalaciones totales.
El impacto de la COVID-19 fue evidente, con la ralentización en la puesta en marcha de proyectos en mercados como Estados Unidos, India y Taiwán. Sin embargo, las subastas de 2021 demostraron que el aumento del despliegue eólico era una estrategia clave para muchos países. La capacidad licitada aumentó un 153% respecto a 2020, con 88 GW adjudicados en todo el mundo. La eólica terrestre representa 69 GW (78%) de esa cifra, mientras que la marina supone 19 GW.
La energía eólica se encuentra en una trayectoria de crecimiento positivo, pero no está creciendo lo suficientemente rápido ni lo suficientemente extendida como para llevar a cabo una transición energética global segura y sostenible. Con el ritmo actual de instalaciones, los expertos de GWEC prevén que en 2030 dispondremos de menos de dos tercios de la capacidad de energía eólica necesaria para mantener los niveles de calentamiento global por debajo de 1,5 °C y la ruta hacia la neutralidad de emisiones, lo que nos conducirá a incumplir nuestras metas climáticas.
Ben Backwell, CEO de GWEC, dice: «El sector eólico sigue dando pasos hacia adelante y cumpliendo sus objetivos, pero para aumentar el crecimiento hasta el nivel necesario para alcanzar la descarbonización y lograr la seguridad energética será necesario un enfoque nuevo y más proactivo en la elaboración de políticas en todo el mundo. Abordar con decisión cuestiones como la concesión de permisos y la planificación desbloqueará el crecimiento económico y creará millones de puestos de trabajo al permitir que se activen las inversiones y al mismo tiempo un rápido avance en nuestros objetivos climáticos. Sin embargo, si seguimos como hasta ahora, perderemos esta oportunidad única«.
Backwell añade: «Los acontecimientos del último año, en el que las economías y los consumidores se han visto expuestos a la extrema volatilidad de los combustibles fósiles y a unos precios elevados en todo el mundo, son un síntoma de una transición energética vacilante y desordenada, mientras que la invasión de Ucrania por Rusia ha puesto de manifiesto las implicaciones de la dependencia respecto a las importaciones de combustibles fósiles para la seguridad energética. Los últimos 12 meses deberían servir como una enorme llamada de atención para que avancemos firmemente y adoptemos sistemas energéticos del siglo XXI basados en las energías renovables«.
El informe explora cómo la industria y los responsables políticos pueden prepararse para la próxima era de crecimiento de la energía eólica, a medida que el sector se expande rápidamente para responder a la demanda «Net Zero». A medida que la industria gane en escala y volumen, sus impactos repercutirán en los entornos político, socioeconómico y medioambiental en los que opera. A medida que crezca, la industria también se enfrentará a antiguas y nuevas barreras, como la geopolítica de la cadena de suministro, los impactos sociales, la desinformación y la resiliencia del sistema.
Diez conclusiones del Global Wind Report
1. Escalar hasta 2030: es necesario multiplicar por cuatro las nuevas instalaciones de energía eólica en esta década para mantener el rumbo hacia un mundo que mantenga los niveles de calentamiento global por debajo de 1,5 °C
2. El sistema energético es cada vez más complejo e interconectado: los países y las comunidades deben trabajar juntos para dar una respuesta eficaz al cambio climático.
3. El diseño del sistema está luchando para hacer frente a las presiones de la transición: la actual crisis energética es la consecuencia de unos mercados energéticos construidos en torno a los combustibles fósiles.
4. La industria eólica se enfrenta a costes más elevados en medio de un diseño de mercado adverso: los responsables políticos deben reevaluar los mercados para alinearlos con los objetivos económicos y sociales.
5. La energía eólica debe ser la defensora de la transición energética: la industria debe garantizar que los valores sociales y medioambientales sean sinónimo de energía eólica.
6. Reducir la burocracia para un futuro verde: si no se agilizan los procedimientos de concesión de permisos, incluida la asignación de terrenos y la conexión a la red, los proyectos seguirán «atascados».
7. Es necesaria la cooperación público-privada para afrontar la nueva geopolítica de la cadena de suministro eólica: debe haber un marco regulatorio internacional más fuerte para hacer frente a la creciente competencia por las materias primas y los minerales esenciales.
8. La desaparición de la carga base: la flexibilidad será la principal moneda de cambio de un sistema liderado por las renovables, y los responsables políticos deben enviar señales al mercado de que invertirán en las herramientas para ello.
9. Se necesita una inversión sin precedentes en la red para seguir el ritmo de las energías renovables: la inversión en redes debe triplicarse respecto a los niveles actuales hasta 2030.
10. La industria eólica tiene un papel primordial en una transición energética justa y equitativa: la planificación de la mano de obra para el despliegue de las energías renovables a gran escala debe ser una prioridad política inmediata.