En su 50 aniversario, UNESID llama a Gobierno y partidos políticos a firmar un Pacto de Estado por la Industria
UNESID celebró su Junta Anual 2018, la número 50 desde su fundación. La Junta, además de analizar los resultados del ejercicio 2017 y las tendencias de 2018, estudió las oportunidades y retos que se presentan en el corto y medio plazo para la industria siderúrgica española.
En su discurso, el presidente de UNESID, Bernardo Velázquez, consideró que España “necesita una política industrial que facilite a las empresas ser competitivas en el exigente entorno al que se enfrenta la economía mundial”. UNESID, junto al resto de asociaciones de la Alianza Industrial, impulsó la elaboración de un Pacto de Estado por la Industria que debería ser suscrito por organizaciones empresariales, sindicales, sociales y partidos políticos, de forma que sirva de guía al desarrollo de las políticas industriales en los próximos años. UNESID confía que el actual Gobierno lidere el trabajo para la firma de ese Pacto de Estado por la Industria.
La política industrial debe ser horizontal y relacionarse con los retos ambientales y energéticos a los que se enfrenta actualmente nuestra sociedad. Los objetivos más ambiciosos de energías renovables deben alcanzarse sin poner en riesgo la competitividad de la economía española. La industria siderúrgica, que es el principal consumidor de energía eléctrica, necesita disponer de un suministro eléctrico a un precio estable y predecible, tan competitivo como el de los países de su entorno. Durante 2017, el mercado mayorista de electricidad alemán fue de media 13,8 €/MWh más barato que el español. UNESID considera que es posible y necesario adoptar medidas destinadas a evitar esta diferencia.
El sector siderúrgico español es un actor relevante en la lucha contra el cambio climático. UNESID como asociación, e individualmente todos sus asociados, firmaron en 2017 el Pacto por una Economía Circular. El acero es un material que puede reciclarse permanentemente sin que pierda calidad o propiedades físicas. En España se reciclaron 11 millones de toneladas en 2017, un 6% más que en el año anterior. En los primeros cuatro meses de 2018 la cifra de chatarra de acero reciclada supera ya los 3,7 millones de toneladas.
Además, UNESID considera que deben agilizarse las modificaciones administrativas pendientes que faciliten la promoción del uso de la escoria, principal subproducto de la fusión del acero, ampliamente utilizado en otros países como árido para la construcción y claro ejemplo de economía circular. Las ventajas ambientales de la utilización de las escorias como áridos siderúrgicos, adiciones al cemento y fertilizantes, reducirían la necesidad de extracción de recursos naturales.
UNESID continuó en 2017 favoreciendo la innovación y la industria 4.0 a través de PLATEA (Plataforma Tecnológica Española del Acero). Los Miembros de PLATEA, que incluye empresas, universidades y centros tecnológicos, continuaron su trabajo en los casi 100 proyectos desarrollados.
En el nuevo reto de la digitalización, la Industria 4.0 y la “Inteligencia Industrial”, la industria siderúrgica se encuentra en muy buena posición respecto a otros sectores. La siderurgia es pionera en monitorización y automatización como única forma de procesar millones de toneladas, de miles de calidades diferentes, en centenas de formatos con tolerancias dimensionales muy estrictas.
2017: un año mejor de lo esperado
En su discurso, el Presidente de UNESID, Bernardo Velázquez, repasó las principales cifras del sector afirmando que 2017 “resultó mejor de lo esperado para el sector siderúrgico”, que por una parte se apoyó en el crecimiento de la economía española – 3,1 interanual, con tres años por encima del 3% – y, por otra, en el entorno internacional, lo que sirvió para tener mejores condiciones de mercado y para facilitar las exportaciones de algunos de los sectores consumidores de acero.
En consecuencia, el consumo de acero en España creció un 8% en 2017 y se situó en 13,6 millones de toneladas con una evolución parecida en los productos planos, con 9,1 millones de toneladas, y en los largos, con 4,5 millones. El volumen de importaciones también subió -aunque menos que el consumo-, con 9,9 millones de toneladas, un 5% más que en el año anterior. A pesar de ello, el valor monetario del saldo comercial sigue siendo positivo en 187 millones de euros, resultado de 7.379 millones de euros de exportaciones y 7.191 millones de euros de importaciones.
El avance del consumo ha permitido que las entregas del sector en España crecieran un 7,4% hasta 6,9 millones de toneladas. Dado que las exportaciones bajaron, las entregas totales crecieron solo un 1,6%, llegando a 14,1 millones de toneladas.
La producción, que alcanzó los 14,4 millones de toneladas, fue un 5,7% más que la del ejercicio anterior. De esta cifra, 12,8 millones corresponden a los aceros no aleados, mientras que se produjeron 1 millón de toneladas de acero inoxidable y 0,7 millones de otros aceros aleados.
Tendencia positiva del sector en los primeros meses de 2018
En los cinco primeros meses de 2018, la producción ha subido un 1,5% y las entregas han empezado con más fuerza, creciendo un 9%. El tono del mercado sigue siendo positivo y el consumo ha crecido un 4,1% en el periodo de enero a abril.
Las toneladas exportadas de productos siderúrgicos y de primera transformación han cambiado su signo a positivo y han subido un 4,7% interanual entre enero y abril. La subida se debe, de momento, al destino europeo que ha mejorado un 7,3%, mientras el resto se mantiene estable. Sin embargo las exportaciones a Estados Unidos han empezado a caer en febrero, con lo que se acumula un descenso del 20,5% en los cuatro primeros meses del año incluso antes de haberse comenzado a aplicar los nuevos aranceles.
Las toneladas importadas han crecido un 1,5% y su evolución próxima dependerá del impacto que tenga en los mercados mundiales la nueva situación creada por la administración norteamericana. UNESID ha solicitado a la Comisión Europea medidas de salvaguarda que impidan que se produzca una avalancha indiscriminada de importaciones procedentes de países y empresas que hayan visto cerrado su acceso al mercado norteamericano.