El potencial de lo invisible
Un ciudadano corriente, un hombre de a pie, feliz a ratos, sin nada que indique que está a punto de sufrir un accidente cerebrovascular que va a postrarle en la cama de un hospital. ¿El enemigo? Una asesina invisible, indolora pero letal: su propia presión arterial. Demasiado elevada, demasiado silenciosa.
Con esta metáfora pretendo hacerles conscientes de la gravedad de obviar, en nuestra toma de decisiones, lo que no vemos.
Si un grifo de agua está abierto, todos somos conscientes del descontrol y desperdicio de ese bien. Sin embargo, si usted deja una máquina de climatización funcionando 24 horas con las ventanas del edificio abiertas, no podrá observar la catarata de energía que se desploma desde el alféizar hasta desparramarse en el asfalto de la calle. Lógicamente, usted tampoco habrá podido ver la materia prima quemada para hacer mover el generador de electricidad que está poniendo en funcionamiento la máquina y, por ende, le habrá pasado desapercibido el CO2 emitido, sumándose como un grano más de un reloj de arena, al calentamiento global de la Tierra, y a los problemas respiratorios que conllevan las emisiones para millones de personas.
Eficiencia energética antes que nada
Todos ustedes pueden ver: como se instala una placa fotovoltaica en un tejado, como se sustituye una bombilla de vapor de sodio a otra de tipo led, o como se cambia un motor de gasolina por otro eléctrico. Sin embargo, pocos de ustedes verán la eficiencia energética (los cálculos, las decisiones, el análisis de la información, los planteamientos, la ingeniería y el ingenio).
La clave del éxito es facilitar y simplificar
La digitalización nos brinda la posibilidad de acercar la eficiencia energética a todo el mundo. Hacer eficiencia energética con digitalización es permitir que lo difícil se torne fácil. Que usted pueda entender: la factura de la luz, lo que consume, lo que genera, lo que comparte con su vecino… Tan fácil como entender, en el cuadro de mandos de su coche, el indicador que le muestra cuanto combustible está quemando para mantener la velocidad de crucero a la que conduce, y que le recompensa, con una bajada numérica importantísima, cuando la presión de su pie se retira del acelerador, o cambia de marcha.
En las empresas debemos simplificar el galimatías energético, ya no únicamente por ahorrar dinero, sino por ahorrar CO2. Si queremos hacer partícipes a todos los trabajadores, y a todos los departamentos, no nos queda otra que hacerlo fácil, y esto solo es posible mediante la digitalización.
Muchas empresas y administraciones siguen teniendo serios problemas en la gestión eficiente de la energía, debido a un hecho, que nada tiene que ver con los kWh. Roles aparentemente opuestos (compras, financiero, sostenibilidad, mantenimiento…) que en la práctica deben trabajar juntos porque persiguen el mismo objetivo común, pero que en sus formaciones vienen de ámbitos muy diferentes (económicas, ciencias ambientales, ingeniería industrial, administración de empresas…) y en sus desempeños acaban chocándose. Ejemplo de esto es que el responsable de compras va a buscar el mejor precio, y no el proveedor que más objetivos de desarrollo sostenible cumple, o menos huella de carbono tiene. Ahí les dejo el reto.
La digitalización nos brinda esa posibilidad de ludificar la energía, entender lo que sucede. Desde un móvil o un gran panel de control expuesto en las oficinas, se puede ver de forma simple cual es el consumo energético de cada botella de cerveza producida, o la comparativa con otras sedes a través de ratios normalizados por metros cuadrados de superficie, o número de personas.
Los datos sin análisis son inútiles
En palabras de la IEA, tenemos actualmente tecnologías suficientes para doblar la eficiencia energética en el 2040. El mercado ya provee de: software, sistemas que leen el contador de manera independiente a la comercializadora, sensores, integración de fuentes externas (datos meteorológicos, sensores de CO2, patrones de tráfico en flotas de vehículos…)
No obstante, el uso de estas tecnologías se está aplicando de manera caótica, teniendo islas de información no conectadas entre sí, y dificultando la toma de decisiones.
Las 3 fases de la digitalización
Y una vez que tenemos los datos ¿Qué sucede con las siguientes dos fases? El análisis de la información y la toma de acciones.
Compartir y hacer transparente la información es avanzar en la transición energética
Para ello es necesaria una apuesta valiente por parte de la administración pública, premiando, en forma de incentivos fiscales o de otro tipo, a aquellos que implementen medidas de digitalización y sean transparentes con su información, porque compartir es generar una red autosuficiente que avance en la descarbonización.
Asimismo, la propia administración, debe digitalizar y compartir con el ciudadano sus principales ratios de eficiencia energética. No deberíamos ver simplemente que hemos invertido en farolas led o puntos de recarga de vehículo eléctrico, sino disponer de un acceso, en la web de nuestro Ayuntamiento, para consultar los ratios energéticos a lo largo de los años, y como estos, han ido mejorando para conseguir el objetivo final de esta transición energética: la descarbonización de la energía.
El hacer opaca la información, digitalizar sin hacer análisis de los ratios, no tener en cuenta los retornos de inversión… no nos llevará a cumplir los objetivos marcados. Digitalizar no es complicar el mundo, sino simplificarlo, y sino piensen lo fácil que habría sido evitar la hospitalización por el accidente cerebrovascular si hubiésemos: digitalizado muestras de la presión arterial, analizado la información mediante un algoritmo y tomado una acción correctiva (medicamento o prescripción de cambio de hábitos). Siguiendo esa secuencia, es probable, que no nos encontrásemos ahora postrados en la cama luchando por sobrevivir.
Gerardo Salvador Comino es socio fundador de Seinon Solutions SL (empresa dedicada a la digitalización y gestión eficiente de la energía); Delegado Territorial en Comunidad Valenciana de la Asociación de Empresas de Eficiencia Energética A3e; y miembro de la Comisión de Desarrollo Sostenible y Transición Ecológica en la Confederación Española de Organizaciones Empresariales. Escribe sobre sostenibilidad y empresas en https://gerardosalvador.com