Entrevista a José Martínez, físico, presidente y fundador de la Unión Española de Geotermia
29 de junio de 2009
Acompañado por Joan Escuer, presidente del Colegio Oficial de Ingenieros de Geólogos de Cataluña, Martínez nos atiende en la sede del mismo colegio donde nos plantea en qué situación se encuentra la geotermia, y sus variantes, tanto en el Estado Español como en el ámbito internacional.
Energía natural – energía renovable
Teniendo en cuenta que la geotermia no es más que una manera de aprovechar la energía del subsuelo para calentar, o enfriar, una de las primeras cosas que llaman la atención es la consideración de ésta como ‘eficiencia energética’, pero no como energía renovable. Joan Escuer nos lo aclara: “desde el Instituto Catalán de la Energía (Icaen) admiten que la energía geotérmica de alta y media entalpía, que es capaz de generar energía por si sola, podría considerarse como renovable, pero la geotermia que se está poniendo de moda, usada con bomba de calor, la consideran ‘eficiencia energética’ porque se está usando con una máquina que consume energía”. Y, aunque este detalle es cierto, no lo es menos que la geotermia, como tal, no usa otra energía que la propia. “Esta consideración parte de la premisa que, sin la máquina, no se pueden obtener energía geotérmica, algo más que discutible”.
José Martínez es más categórico y afirma rotundamente que eso no es verdad: “Las bombas de calor geotérmicas no son indispensables. Nuestro gran defecto profesional es hablar de las bombas de calor como si fueran las protagonistas (...) cuando debemos hablar de geotermia como fuente de calor. Un ejemplo: si yo extraigo del subsuelo 100 o 200 °C...., donde todo es energía primaria, y trasmito ese calor a radiadores o a lo que sea, sin necesidad de nada más, ¿Necesito que el calor del subsuelo esté obligatoriamente conectado a una bomba de calor? No, y además es una aberración, y es lo que lleva a las Administraciones a confundir la geotermia con la ingeniería térmica que se está aplicando”.
Pero es lo que se vende... que la bomba es la que convierte el calor en energía
“¡Pero se vende mal! Una bomba lo transporta a la superficie, pero no es siempre necesario, se puede aprovechar directamente el calor mediante tuberías, como si fuera gas natural, y que los edificios puedan aprovisionarse de ella”.
Ese tipo de geotermia – nos aclara Joan Escuer – el de las anomalías geológicas, tiene un gradiente mucho más elevado. “Con determinados gradientes se pueden generar centrales geotérmicas: existe una en Islandia y una que lleva más de 100 años en la zona de Italia”. Es lo que en el sector se conoce como geotermia de media y alta entalpía.
Pero puntualiza que ello no significa buscar el calor a gran profundidad: “puedes tener el calor en la superficie. En España, por ejemplo, tienes la zona de Olot, Almería, Canarias, etc., son zonas potencialmente muy buenas para aplicaciones de este estilo”.
Un problema de nombres
Si desde el mundo científico está tan clara la diferencia entre la energía geotérmica en sí y la ingeniería que se puede o no aplicar, y puesto que se trata de una energía natural, se nos antoja entonces una duda razonable. ¿Cuál es el motivo por el que desde el Instituto Catalán de la Energía, en este caso no se considere renovable?
Para José Martínez, “el problema es que hay que separar lo que es la máquina de la propia energía. No se puede confundir una cosa con la otra”. En este sentido, puntualiza que habrá casos en que será necesario aplicar una fuerza mecánica, pero también hay casos en que la energía procede de una fuente externa, “que es la geotermia”. Martínez es contundente en este tema “las bombas de calor geotérmicas no son imprescindibles, aunque sí son útiles en según qué zonas. Pero es una técnica más”.
Entonces quizá la reticencia a la hora de poner o no la etiqueta de ‘renovable’ esté más condicionada por todo lo que ello conlleva: ayudas estatales, subvenciones, etc.
Todo el planeta como fuente de energía
Si nos planteamos qué suelos son los más adecuados, Martínez es claro: “todos. Todo el planeta, todo, es susceptible de ser aprovechado en cualquier punto (...) eso sí, con mayor o menor profundidad. Pero no quiero hablar de zonas porque existe el riesgo de determinar entonces puntos favorables y no favorables para la geotermia. La diferencia es cuánto cuesta obtener esta energía y lo óptimo sería que, sin hacer sondeos muy profundos, pudiéramos obtener esa energía”.
En este sentido, nos aporta un ejemplo que lo aclara: “hablando de zonas en España, existe una como el Teide, donde en la falla, a un metro de profundidad encontramos 250 °C y, a 3 metros, 600. Y en Almería, en unas termas romanas, donde prácticamente no hay agua pero sí lodos, en la superficie están casi a 100 °C”.
En conclusión, todo el planeta Tierra es susceptible para la energía geotérmica. “Y a medida que vayan evolucionando las técnicas de sondeo, la geotermia se verá elevada a su máxima expresión”.
Joan Escuer puntualiza, sin embargo, que, exceptuando estas zonas con flujos de calor, por debajo de los 100 metros también se puede aprovechar el calor. Es decir, no sólo es aprovechable el de la superficie, “porque uno podría decir, 'pero yo en Barcelona no tengo ningún volcán, no tengo aguas termales' –que sí las había, la L5 del Metro cortó una”. Basta fijarnos en las cuevas o casas rupícolas excavadas, “térmicamente son muy eficientes”.
Asimismo, es muy importante tener en cuenta que, paradójicamente, vivimos en un mundo falto de energía mientras que los más recientes estudios geotérmicos llevados a cabo alrededor de todo el planeta demuestran que existe en el subsuelo más energía. Sólo en los primeros 3.000 metros de profundidad, del que la humanidad puede gastar. Es más, lo que a la Península Ibérica se refiere, cabe destacar que, con el aprovechamiento eficiente de solo el 0,5% de la energía existente hasta una profundidad de sólo 3.000 metros, sería suficiente para satisfacer, a lo largo de más de 100.000 años, todas las necesidades energéticas de dicha Península (Fuente: UEG).
Aerotermia
Existen dos formas conocidas de aerotermia: el llamado pozo provenzal y el pozo canadiense. En ambos casos la base es la misma: coger aire del ambiente, pasarlo por debajo del suelo para modificar su temperatura y utilizarlo luego para, en el primer caso refrescar y, en el segundo caso, precalentarlo. Logrando una temperatura diferente a la que entraría procedente directamente del ambiente. Es otra forma de geotermia, muy superficial, pero sigue siéndolo.
Pero para José Martínez, “la energía no es una cuestión de sí o no... su impulso en este país es una cuestión de Estado, y no está sujeta a la UEG o el Icaen”. En este sentido, pone como ejemplo las carencias que presentan otras energías alternativas: “para la energía eólica lo que hace falta es una zona con viento, para la energía solar, el Sol... que no tenemos durante unas horas al día... mientras que la geotermia puede funcionar todo el tiempo”. Para Martínez, “es inexplicable que no se considere una energía renovable”, aunque se muestra optimista de cara al futuro “está muy desarrollada y la cosa está cambiando a una velocidad increíble”.
¿Una energía desconocida?
Pese a la larga historia que arrastra esta energía, el Colegio Oficial de Geólogos de Cataluña ha organizado hasta el momento dos jornadas para dar a conocer mejor este recurso, pues parece que, dentro del mundo profesional, todavía es una alternativa bastante desconocida... José Martínez, sin embargo, tiene su propia opinión: “sí se conoce, sí, pero en la vida se aplica mucho la primera ley de la física... la del mínimo esfuerzo. Se sigue la inercia, las cosas conocidas, lo que está de moda... Como anécdota contaré que en una conferencia que realicé en el Rotary Club, donde estaban propietarios de alguna gran promotora, en el almuerzo, hablando sobre este tipo de energía...afirmaban que la energía geotérmica no existe, ante mi asombro puesto que yo les había estado hablando de ejemplos reales! Y la respuesta fue ‘no existe, porque si existiera, mi empresa ya lo habría hecho’. Esta respuesta significa muchas cosas. Ellos, en su inercia de ganar dinero, no lo contemplan”.
De momento, puesto que precisamente uno de los objetivos de estos encuentros organizados por el Colegio es crear un tejido de profesionales favorables para innovar en este sentido. Joan Escuer, presidente del Colegio, está en la misma línea sobre porqué todavía no es una solución más extendida en nuestro país: “hoy día, si como usuario informado pedimos una instalación de este tipo a nuestro proveedor habitual, lo normal es que él mismo nos lo saque de la cabeza, comentando lo que ha oído, que es muy caro, que no supone ventajas, pero lo que quizá no sabe el usuario es que este profesional no conoce realmente cómo realizar esta instalación. Y eso es parte de la inercia actual”.
Con una larga historia
Entendida como la manera de aprovechar la energía del subsuelo, la geotermia se usa desde hace siglos con fines térmicos, pero la producir electricidad aprovechando el calor de la tierra es mucho más reciente.
En la zona de la Toscana existe la primera planta de energía geotérmica desde hace más de 100 años, llegando a más del 30% de la población. Se trata del proyecto de Piero Ginori Conti en Larderello, en 1904. Un siglo después, sigue produciendo indefinidamente calor y electricidad.
Y fue el uso directo del calor lo que más rápidamente se extendió. Islandia se convirtió en los años 30 del siglo XX en el primer país en instalar un servicio de calefacción geotérmica doméstica a gran escala en la ciudad de Reykjavic. Antes ya había usado la geotermia para calentar invernaderos. La primera aplicación industrial del calor de la tierra tuvo lugar en una fábrica de pulpa y papel de Nueva Zelanda. Y en Islandia se aplicó a la industria textil, en el lavado de lanas.
Es muy caro... ¿mito o realidad?
“Es un mito”. Así de tajante se muestra Martínez ante este planteamiento. “Si hablamos de la instalación en sí, probablemente sí es más cara, pero también hay que tener en cuenta el ahorro que puede suponer en cuanto a calefacción y refrigeración... evidentemente en comparación con la mejor instalación tradicional que se hubiera instalado. Y es un proceso medioambientalmente muy positivo”.
En cuanto al tiempo de amortizarlo, y pese a que Martínez muestra cierta indignación por esta petición (“¿Por qué piden amortización cuando no la piden en una instalación convencional?”), puntualiza que, incluso en este sentido, la geotermia presenta sus ventajas: “efectivamente existe un ‘pay back’, que se traduce en el ahorro en energía que no se consumirá. Así que sí podemos hablar de ahorro, el que supondrá respecto al mejor sistema de climatización convencional”.
Y las soluciones geotérmicas pueden lograr un COP (rendimiento) muy superior al de una instalación convencional siempre que se elija la técnica adecuada, optando en cada caso por la mejor solución disponible; aerotermia, acuatermia, etc.
“El COP se puede definir como por cada euro que yo gasto en energía, cuántos euros en calor me devuelve: por ejemplo, una instalación de 3,5 de COP significa que, por cada euro gastado en electricidad, me devuelve 3,5 euros en forma de calor”.
A modo de ejemplo
Si tuviéramos que hacer una instalación con bomba de calor geotérmica, posiblemente tendríamos un COP más o menos igual que una convencional, puede ser 3, 2 ó 4 según la máquina elegida o la técnica disponible; actualmente las empresas están trabajando ya en máquinas con COP de 6, 7 e incluso 8. Pero el rendimiento sería igual: en realidad la bomba de calor geotérmica va a remolque de la bomba convencional, que al final son la misma cosa. Ahora bien, si usara aerotermia para climatizar el edificio; supongamos que puedo hacerlo porque estamos en una zona que lo permite; ¿qué COP tendría esta instalación? Prácticamente infinito, a no ser que deba poner ventiladores, pero si pudiera ser por convección, ¿qué energía gasto?
Un caso práctico; al lado de mi vivienda tengo un río, con agua en verano de 7 °C, y con esa agua enfrío mi vivienda, ¿cuál será el COP, si tenemos en cuenta la poca energía que necesitaré para accionar una pequeña bomba para la recirculación del agua? Eso es la geotermia. Pero, económicamente hablando, ¿cuánto me costaría esta instalación? Prácticamente nada, si tenemos el río allí, sólo necesitaríamos la tubería, etc. ¿Me sale más caro que con una instalación convencional? Como se ve, todo depende del lugar donde se instale, la dificultad técnica, etc. Y a veces, la mejor solución es un mix entre las diferentes tecnologías.
En este sentido, Martínez apunta que una instalación geotérmica en Barcelona siempre sería más eficiente que cualquier aire acondicionado, “siempre sin bomba de calor geotérmica, puesto que en este caso sería menos eficiente que una bomba de calor convencional. Si en Barcelona se instalaran bombas de calor geotérmicas, sería una instalación incorrecta. Sería una mala aplicación”.
Y precisamente el objetivo de la Unión Española de Geotermia “es que esto no ocurra”. Para José Martínez, la energía geotérmica “es una oportunidad de negocio nueva que necesita de personal cualificado, que sepa cómo instalarla y qué condiciones necesita. Y esta mala praxis hizo que durante años se instalara, pero mal, y luego vino una época de silencio”. Y ahora nos volvemos a encontrar con ella.
“Pero además – puntualiza- hay que tener en cuenta que, con toda la problemática que está conllevando el consumo energético, hoy día no es una cuestión de si la geotermia es más o menos cara... hay que hacerla. Ya costará menos. Y en esta tesitura están actualmente países como Suiza, Italia, Francia...El ránking está encabezado por EE UU y detrás se sitúa Filipinas.. luego encontramos a México, Chile, Argentina.. con grandes experiencias con geotermia”.
La geotermia en el mundo, un abanico de posibilidades
José Martínez también nos introduce otro tipo de energía geotérmica, quizá menos agradable pero igual de eficiente y que actualmente se está utilizando en Suiza: “En las ciudades nos encontramos con que existen muchas aguas fecales y se ha descubierto que las redes de alcantarillado están siempre a la misma temperatura, entre 15-18 ºC. Así que se están instalando conducciones dentro de estas redes para lograr un intercambio de calor”.
En el mismo sentido, apuntaba que existen mapas energéticos de todos los riachuelos, lagos, etc., donde se indican sus temperaturas, “pero aquí no”. En Neuchatel, por ejemplo, tienen también un proyecto para climatizar toda la ciudad con geotermia. Y también en Hamburgo hay un proyecto similar.
Para Martínez, “se trata de países donde son conscientes del potencial que tienen y lo han documentado. Luego lo aprovecharán o no, pero tienen el conocimiento. Y nosotros también queremos saber estas cosas, hasta el último de nuestros riachuelos. Todo lo que implique salto térmico, es susceptible de aprovechar como geotermia. Y eso hay que aprovecharlo”.
¿Obra nueva o rehabilitación?
Llegado a este punto, es bueno plantearse, más concienzudamente, las ventajas y los retos que puede suponer una instalación de este tipo en nuestras ciudades. Y la primera cuestión es, ¿debe preverse ya desde el inicio de una nueva edificación o bien pueden equiparse las construcciones ya existentes con instalaciones de este tipo?
Joan Escuer nos los aclara: “siempre es mejor plantearla al principio. Pero una de las ventajas de la geotermia es que siempre es un ‘traje a medida’. El ‘pret a porter’ todavía no se ha inventado”.
José Martínez, por su parte, añade que “la geotermia actualmente puede ser de gran utilidad para grandes distritos, una avenida por ejemplo, abastecida por una central única, estratégicamente ubicada en la ciudad. La tendencia en Europa es que grandes explotaciones, conectadas a autopistas de la energía, abastezcan todos los edificios. Si somos capaces de realizar este modelo; que en París, Hamburgo, Munich, están al orden del día; sería muy fácil, una vez instalados los tubos de frío/calor en la calle, realizar las acometidas a cada vivienda; igual que ha hecho la compañía del gas, y conectar la instalación con el intercambiador de la casa. Pero esto es factible siempre y cuando exista un gran interés y una gran producción y con autopistas de la energía. En cambio, para una única vivienda, la verdad es que no. Debe ser un proyecto global del municipio. Y nos avanza una noticia: “existe un ayuntamiento del cinturón metropolitano de Barcelona que algo se está planteando”.
Pero a pesar de la necesidad de contar con un proyecto global, Martínez se muestra claramente contrario a la necesidad que este tipo de infraestructuras sean a cargo de una empresa pública: “De ningún modo abogamos por la titularidad pública. Sólo podrían realizarse por una empresa pública si fuera competitiva, pero nada más lejos de nuestra intención, desde la UEG, que institucionalizar las actuaciones geotérmicas”.
De hecho, para Martínez, este mercado podría servir como revulsivo para el sector servicios, especialmente en estos momentos. “Las empresas de climatización deberían ser las más interesadas en conocer esta tecnología y aprender sobre cómo instalarla. La geotermia puede ser una oportunidad para estas empresas”.