Mejorar la fiabilidad del suministro eléctrico eligiendo la estrategia de modernización idónea
Cuando ocurren fenómenos meteorológicos extremos, las instalaciones críticas como hospitales, fábricas o centros de procesos de datos están preparadas para responder ante la caída del suministro eléctrico, con las consecuencias que esto tiene en su cuenta de resultados. Opciones descentralizadas como la integración en una microgrid o los generadores auxiliares pueden ser una respuesta a esta situación, pero, independientemente de si se instala un suministro de respaldo o no, es necesario asegurarse de que la energía se distribuya de forma eficiente y fiable en la instalación para llegar a todos sus procesos.
En este sentido, existen cuatro estrategias de modernización que pueden ayudar a mejorar la fiabilidad de la instalación de distribución eléctrica. A continuación, profundizaremos en cada una de ellas destacando tanto sus ventajas como sus inconvenientes.
La primera estrategia está basada en el mantenimiento correctivo. Este caso tiene su origen en una cualidad muy humana, la de valorar la gratificación instantánea por encima de los beneficios a largo plazo, y consiste en demorar el tomar decisiones hasta que resulta inevitable. Por ello se espera hasta que se produzca la incidencia para solucionarlo. Sin embargo, los largos períodos de inactividad que derivan de este enfoque suponen un alto coste.
Por lo que respecta a la segunda estrategia, ésta consiste en cambiar el equipo, si es posible, por uno nuevo. Entre sus beneficios, destaca la tranquilidad de contar con un sistema nuevo que puede ser equipado con los últimos dispositivos IoT. Sin embargo, para muchos propietarios de instalaciones, esta opción es poco práctica porque también ocasiona largos períodos de inactividad, además de suponer un coste añadido debido a la inversión de capital en equipo nuevo que podría ser evitado. En el fondo, se trata de realizar un proyecto nuevo sobre la instalación de distribución eléctrica.
Finalmente, la tercera estrategia, basada en la actualización y modernización, se trataría de un término medio entre los dos enfoques anteriores. Primero, un técnico certificado valora el estado del sistema eléctrico in situ. Si detecta que algo debe ser reemplazado, diseña una nueva solución híbrida que incluya componentes existentes y nuevos. Este hecho supone establecer una modernización sin entablar un proyecto nuevo. Tras esto, los técnicos instalan la nueva solución siguiendo un calendario predeterminado, minimizando el tiempo de inactividad gracias a un enfoque multifase que actualiza el sistema en varias etapas.
Así, esta estrategia permite modernizar y proporcionar inteligencia al equipo existente añadiendo interruptores, medidores y relés inteligentes. Se estima que el ahorro de capital en una modernización de este tipo es de un 65%. Por ejemplo, es el caso de la distribución de Media Tensión. La vida útil de una celda de Media Tensión es de 25 años, pero la del equipo de protección y otros componentes puede ser de 10 a 15 años. Es muy posible que, adicionalmente, el equipo de protección se encuentre en una fase de obsolescencia, con lo que encontrar recambios no sea posible. Este hecho, ante un fallo del equipo, puede ocasionar un tiempo de parada importante hasta que sea modernizado. Por ello, en este caso reemplazar el relé por otro actual adaptándolo a la celda, de forma programada, tendrá un impacto inferior a cambiar la celda entera. Es más, en este momento, es posible aprovechar para sensorizar la celda, con sondas inalámbricas de temperatura y humedad, y dotarla de sistemas adicionales de seguridad, como es el caso de la detección de arco eléctrico, a parte de realizar un mantenimiento sobre la misma según se muestra en la imagen.
Esta actualización de sensorización nos abre paso a una cuarta estrategia, en la que se puede dar un salto adicional y monitorizar el equipo modernizado a través de un servicio digital. Este servicio aplicará algoritmos sobre los datos recogidos del equipo y determinará cuándo precisa ser cambiado teniendo en cuenta su envejecimiento evitando una parada de emergencia debido al estrés que haya sufrido. Este tipo de operaciones pueden realizarse como un contrato, en el que se incluye la modernización y el mantenimiento digital, de tal forma que el usuario paga un coste al año por el activo y así puede encajarlo en su cuenta de explotación de forma financiada.
Además, esta modernización junto con el servicio digital también proporciona beneficios medioambientales, ya que sigue los principios de la Economía Circular, ampliando la vida del equipo existente y evitando el consumo de equipamiento nuevo.
Por dar algunas cifras, según Giovani Zaccaro en “How Retrofit Services for Electrical Distribution Contribute to Circular Economy, este enfoque puede ahorrar casi 215 kWhH de energía - el equivalente a 135 barriles de petróleo – y 389 m3 de agua y evita la emisión de 40.000 kg. de carbono.
A medida que los fenómenos meteorológicos extremos se intensificann, con el consecuente incremento del coste del tiempo de inactividad, y los equipos acaban llegando a su ciclo de vida, cada vez son más las empresas que ponen el foco en la fiabilidad de la energía. En este sentido, apostar por los servicios de modernización y el servicio digital puede marcar la diferencia.