Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la potencia mundial de proyectos de sistemas de almacenamiento con baterías se ha multiplicado por más de 15 en estos últimos cinco años debido, principalmente, a la bajada de los costes de las baterías y al avance de la tecnología. Las baterías empiezan a ser económicamente viables y solo es cuestión de tiempo que su uso se expanda a nivel global. En la siguiente entrevista, Joaquín Chacón, presidente de la Asociación Empresarial de Pilas, Baterías y Almacenamiento Energético (Aepibal), hace un repaso de la situación actual del sector y señala a España como uno de los países con gran potencial para ocupar una buena posición dentro del panorama internacional en el desarrollo del almacenamiento de energía.
¿En qué momento se encuentra el almacenamiento de energía a nivel mundial?
La gran caída de costes que ha tenido la energía solar fotovoltaica en los últimos cinco años, con una bajada de más del 80%, está haciendo que generar con fotovoltaica (y, en general, con renovables) sea más barato que hacerlo con combustibles fósiles. Llegados a este punto, de lo que se trata ahora es de llegar a la ecuación de que el coste de la generación fotovoltaica combinada con almacenamiento esté por debajo de la quema de petróleo o carbón. Por otro lado, las baterías de litio-ión, que seguirán siendo la gran apuesta de futuro por parte de los países y empresas más importantes a nivel mundial, también han logrado reducir sus costes al entorno de los 160 $/kWh, un valor apto para su uso en el vehículo eléctrico. Las baterías son grandes almacenes de energía y tienen multitud de aplicaciones por desarrollar que no se han ejecutado hasta ahora porque eran muy caras. Aun así, hay que seguir bajando el coste de esta combinación de energía renovable con almacenamiento. El principal problema de las baterías de litio-ión es la seguridad. El litio-ión necesita unos sistemas de protección y seguridad para que no arda o explote, que suponen un coste difícilmente asumible para grandes instalaciones. Por ello, se está trabajando a nivel internacional en otro tipo de elementos, como el sodio, el calcio, el aluminio, etc, que se irán haciendo fuertes en esta próxima década. A día de hoy, se puede decir que la batería del futuro aún no está inventada y, si lo está, aún no ha sido identificada.
Algunas voces del sector creen que la irrupción masiva del almacenamiento con baterías se producirá a partir de 2024 ¿Está de acuerdo con esta fecha?
Coincido completamente. De hecho, el almacenamiento vivirá su ‘década prodigiosa’ entre 2020 y 2030. En Europa se habla de que el acelerón empezará en 2023 con las baterías de litio y continuará a partir de 2025 con la aparición de nuevas tecnologías de baterías. Por tanto, lo que es el negocio y el sector del almacenamiento, claramente despegará en el entorno del 2023-2025.
¿Quiénes son, actualmente, los países pioneros en almacenamiento?
En lo que respecta al almacenamiento actual con baterías litio-ión, la región dominante es Asia, con China, Corea del Sur y Japón a la cabeza, que registran en torno al 85% de la producción y del negocio de baterías a nivel mundial. Con respecto a la batería del futuro, estamos hablando más del entorno de países europeos y de Estados Unidos. Concretamente, en EEUU se están produciendo muchos avances en nueva tecnología de baterías, sobre todo gracias a las universidades de prestigio que tienen y a que cuentan con un sistema financiero que apoya mucho este tipo de proyectos tecnológicos. En el caso de Europa, existe una apuesta clara por parte de diferentes países para desarrollar la batería del futuro, entre los que destaca claramente Alemania, donde ya se han invertido 1.000 millones de euros en tema de baterías, aunque hay otros como Inglaterra, Francia o Suecia que también están apostando muy fuerte.
¿Qué lugar ocupa España en todo este proceso?
España está en una posición muy débil ahora mismo, aunque cuenta con un gran potencial. Tenemos una industria de renovables y automoción muy potentes que hace que estemos capacitados para llegar a ocupar una buena posición dentro del panorama internacional del desarrollo del almacenamiento de energía. Además, somos un país muy interesante para los fabricantes chinos de baterías a la hora de instalar aquí sus fábricas para atender al mercado europeo y por los vínculos que tenemos con Latinoamérica y el Norte de África. De hecho, a mediados de noviembre se barajó la posibilidad de que España pudiera ser el país elegido para albergar la cuarta fábrica de baterías china de Europa para el sector del automóvil tras la visita que una delegación de empresas chinas realizó por diferentes regiones de nuestro país en esas fechas aunque, de momento, no se ha tomado ninguna decisión al respecto. El problema es que la situación política que tenemos desde hace meses no está ayudando mucho, pero si queremos llegar al nivel de lo que están haciendo otros países, tenemos que ponernos en marcha cuanto antes porque España no se puede permitir perder este tren. Tenemos el potencial, la gente, los conocimientos…, sólo nos falta la decisión política: básicamente que se apruebe una legislación específica que regule el tema del almacenamiento y destinar, dentro de los presupuestos nacionales, una partida importante al desarrollo claro y firme de todo lo que es la materia de transición ecológica en la que las baterías están involucradas, tanto a nivel de energías renovables, vehículo eléctrico, como sector doméstico. España aún no ha destinado ninguna cuantía económica a temas de almacenamiento y tampoco tiene una estrategia clara, lo que puede hacer que la parte del PIB español que sujeta la industria se vea mermado de manera importante si no entramos pronto en todo esto.
¿Llegaremos a tiempo?
Entre 2020 y 2021 se tienen que generar en España una serie de normativas relacionadas con el almacenamiento y su utilización en redes eléctricas en general. El almacenamiento de energía tiene varias aplicaciones en la red eléctrica tradicional. Además de dotar de una mayor eficiencia y seguridad al conjunto del sistema eléctrico, tiene como función integrar la energía renovable en la red y, cuando hablamos de integración, hablamos, sobre todo, de cubrir las perturbaciones que la generación renovable provoca en la red eléctrica tradicional. En este sentido, el almacenamiento de energía es una de las herramientas más útiles porque las baterías tienen un voltaje constante perfecto y, con eso, evitamos cualquier tipo de inestabilidad en la red. Pero para colocar baterías según metemos más parques fotovoltaicos o eólicos, necesitamos una normativa que garantice que todo el transporte de electricidad se realiza en condiciones de calidad adecuadas para su uso. Este es un primer paso para que el almacenamiento de energía conectado a la red eléctrica tradicional y, sobre todo, muy vinculado en una primera etapa a la generación de energía renovable, se haga de forma ordenada y que no utilicemos el almacenamiento de cualquier manera.
¿Cómo va el proyecto de la que sería la primera fábrica de baterías de aluminio-ión de España?
Se trata de uno de los proyectos más importantes a nivel europeo que la empresa Albufera Energy Storage, de la que soy fundador y consejero delegado, pretende desarrollar en nuestro país este mismo año, en colaboración con empresas inglesas e islandesas. El objetivo es montar, en una primera fase, la primera línea de producción a pequeña escala de baterías aluminio-ión para aplicaciones estacionarias (autoconsumo, generación distribuida, ayuda a la red para la integración de renovables) como base de lo que será la primera fábrica para el desarrollo de este tipo de baterías en 2021. Actualmente, estamos en conversaciones con dos Comunidades Autónomas para iniciar el proceso de fabricación en España, a la vez que hemos recibido varias ofertas de países anglosajones mucho más sólidas y claras que las que se están recibiendo desde España. Si a finales de enero no tenemos una respuesta clara de alguna de estas regiones españolas, seguramente desarrollaremos el proyecto en Inglaterra.
¿De qué va a depender que la fábrica se instale o no en España?
Dependerá de que se den las condiciones adecuadas para que los inversores privados financien el proyecto. Hay mucha gente a nivel particular que está deseando invertir su dinero en este tipo de tecnologías pero, en el caso de España, se encuentran con problemas de todo tipo: administrativos, de impuestos, etc., para poder hacerlo. Es verdad que éste no es un problema exclusivo español, también se da a nivel europeo, pero aquí el tema se agrava más por las circunstancias que hemos tenido en los últimos años y que aún seguimos padeciendo. En Inglaterra, por ejemplo, esto no sucede. Cuando una persona invierte en una empresa relacionada con el sector del almacenamiento, tiene unas deducciones fiscales equivalentes al 50% de la inversión que realiza. En España es todo lo contrario. Además, la riqueza que puede traer una fábrica de baterías a una región es impresionante. En Europa se está hablando de que puede haber unas 30 fábricas del entorno de los 30 GWh de producción anual cada una. Pues bien, una fábrica de este tipo, de baterías de aluminio, supone una inversión de unos 1.000 millones de euros y a nivel de puestos de trabajo (directos e indirectos) estaríamos hablando de unas 1.000 personas.
En España, se han puesto en marcha un par de iniciativas en los dos últimos años: la creación de Aepibal y de la Plataforma Tecnológica BatteryPlat ¿Qué papel juega cada una de ellas?
Ambas iniciativas son complementarias. Cuando la Comisión Europea vio claro que fabricar baterías y desarrollar tecnología nueva para su aplicación en almacenamiento era fundamental para mantener la competitividad de la industria europea a nivel internacional, decidió abrir varias líneas de trabajo con todos los países de la Unión. En el caso de España, se han creado dos figuras básicas: la Asociación Empresarial de Pilas, Baterías y Almacenamiento Energético (Aepibal) y la plataforma tecnológica BatteryPlat. La primera se ha creado para trabajar, junto con otras asociaciones nacionales europeas y la propia Comisión Europea, en el contexto y normativa necesarios para que la industria de la batería, dentro de su cadena de valor, pueda desarrollarse de forma adecuada a las necesidades de la industria europea. Mientras que la plataforma BatteryPlat, junto con otras plataformas tecnológicas de otros países europeos, crearán a lo largo de 2020 una gran plataforma tecnológica europea para crear una tecnología de baterías del futuro con el objetivo de que Europa mantenga el liderazgo tecnológico internacional que tiene a fecha de hoy.
Por otro lado, también me gustaría mencionar que, a lo largo de 2020, está pendiente que la Comisión apruebe una Directiva europea sobre la figura del operador de almacenamiento, es decir, empresas que ya no serán generadoras o distribuidoras, sino sólo almacenadoras, de manera que habrá empresas que podrán comprar la electricidad a precios baratos y almacenarla en baterías para luego venderla en momentos donde la electricidad sea más cara, ofreciendo además unos servicios acompañando esta compra-venta de electricidad. Esos servicios pueden ser dar estabilidad a la red, dar calidad de energía a ciertos usuarios, etc. Todo esto tendrá un valor. Teniendo en cuenta el coste al que están los paneles solares con lo que están bajando los costes de generación eléctrica, en un futuro no muy lejano la venta de electricidad pura y dura será cada vez menos rentable porque nos va a sobrar electricidad al generar tanto con renovables y lo que tendremos que hacer es buscar más un negocio de tipo servicios que un negocio de compra-venta de electricidad. Este panorama va a cambiar con el paso de los años en función de cómo el almacenamiento se vaya desarrollando, porque guardar energía eléctrica y venderla o sacarla en el momento que más nos convenga va a transformar el concepto en el que concebimos el mercado eléctrico hoy en día, que es que tenemos que generar tanto según lo que necesitemos gastar. Esto no va a ocurrir igual en el futuro.
¿Qué opina sobre el hidrógeno como fuente de almacenamiento energético?
El hidrógeno será uno de los vectores energéticos del futuro, pero aún le quedan 20 o 30 años para convertirse en una opción real. Es, fundamentalmente, un tema de costes. Manejar hoy día el hidrógeno es muy caro y, aunque tecnológicamente se puede utilizar ya, económicamente no salen las cuentas. En Europa se habla del entorno de 2050 cuando el hidrógeno se empezará a utilizar de forma masiva porque aún necesitamos desarrollar más materiales y tecnología para manejarlo a costes adecuados para la industria.
"Las baterías son grandes almacenes de energía y tienen multitud de aplicaciones por desarrollar que no se han ejecutado hasta ahora porque eran muy caras"
"El almacenamiento vivirá su ‘década prodigiosa’ entre 2020 y 2030"
"España tiene un gran potencial para llegar a ocupar una buena posición dentro del panorama internacional del desarrollo del almacenamiento de energía"
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