El consumo energético aumentó un 1,8%, según el BP Statistical Review of World Energy 2018
Las emisiones de CO2 crecieron en España un 6,9% en 2017
A lo largo del pasado año las emisiones de CO2 en España aumentaron un 6,9% con respecto a las de 2016, un incremento motivado, entre otros factores, por la escasez de lluvias, que propiciaron una fuerte reducción de la producción de energía hidroeléctrica (un 49%, caída que le llevó al segundo nivel más bajo de su historia). Ese hueco fue cubierto, en parte, por el carbón, cuya demanda creció un 28,5% respecto al ejercicio precedente, el mayor incremento porcentual a nivel mundial.
El presidente de BP España, Luis Aires, (a la izquierda), acompañado del periodista Víctor Arribas, conductor de la presentación de la edición española del BP Statistical Review of World Energy 2018.
Así se recoge en el BP Statistical Review of World Energy, el análisis anual que la compañía energética británica elabora desde 1952 y que en su edición española fue desglosada por el presidente de BP España, Luis Aires, el pasado 10 de julio en Madrid.
Según los datos recopilados en el informe (suministrados por la Asociación de Empresas de Energías Renovables, Appa; la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos, Cores; Red Eléctrica Española y el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio), el consumo energético en España durante 2017 aumentó un 1,8%, manteniendo la tendencia creciente iniciada en 2015.
En el ámbito global, Aires llamó la atención sobre el crecimiento del consumo de energía, que durante el pasado año fue del 2,2%, un aumento muy superior al de 2016 (cuando fue del 1,2%). China acumuló el 32% del incremento de la demanda energética, impulsada por la voracidad de su industria metalúrgica. Los países no integrados en la OCDE acumularon el 63% del aumento.
Una transición energética real
El BP Statistical Review of World Energy -que en su edición correspondiente a 2018 se titula ‘Two steps forward, one step back’, ‘Dos pasos hacia adelante, un paso hacia atrás’)- constata el peso de la producción hidroeléctrica en el sistema energético español, por lo que un descenso de las lluvias tan acusado como el del pasado año tiene consecuencias directas en las emisiones de CO2. Esa menor producción es compensada por otras fuentes energéticas, y en 2017 ese relevo fue tomado, en parte, por las centrales eléctricas alimentadas con carbón, cuyo consumo aumentó un 28,5%.
El gas natural también protagonizó un aumento de la demanda del 10,2%, mientras que las renovables aumentaron su aportación al mix total en un 2,2%. El consumo de petróleo, por su parte, aumentó un 1,2%, mientras que la aportación de la nuclear disminuyó un 0,6%.
Estas variaciones configuraron un mix nacional de energía liderado por el petróleo (46,7%), seguido del gas natural (19,8%); renovables (11,3%, porcentaje muy superior a la media mundial, que se situó en el 3,6%); carbón (9,7%); energía nuclear (9,5%) e hidroeléctrica, con un 3%, una aportación que con toda seguridad subirá de manera espectacular en 2018, un año que, hasta la fecha, se ha caracterizado por copiosas lluvias en prácticamente todas las cuencas fluviales.
Calidad y puntualidad en la entrega de datos
El acto fue presentado por el director de Comunicación y Relaciones Institucionales de BP Oil, Enrique González, quien agradeció a Appa, Cores, REE y el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio “la calidad y puntualidad en la entrega de datos” y destacó que el informe anual de BP “es un documento de referencia a nivel mundial”.
A continuación, el presidente de BP España, Luis Aires, explicó varias de las principales magnitudes recogidas en el análisis energético. El también presidente de la Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), destacó en el lado positivo de la balanza el incremento de la aportación de las energías renovables y del gas natural. En el lado contrario, Aires señaló que a nivel mundial el PIB creció menos que el aumento de la demanda energética, lo que constató una reducción de la eficiencia. A nivel global, el 60% del aumento de la demanda fue cubierto por las renovables y el gas natural.
A nivel global, se recoge en el informe, “existen factores coyunturales que hacen que los mercados de energía den un paso atrás en 2017 respecto al excepcional impulso de los últimos años en la consecución de un sistema con menores emisiones de carbono. Sin embargo, el rápido crecimiento de las energías renovables y del gas indican que la transición global sigue en marcha”.
En este sentido, Aires advirtió que “es necesario no decaer en los esfuerzos para seguir impulsando una energía limpia y avanzar en la economía baja en carbono, a pesar de que 2017 ha sido un año en el que las emisiones han vuelto a crecer fruto de los cambios coyunturales en el mix energético”.
Tendencia a largo plazo
A nivel global, el 60% del incremento de la demanda energética fue cubierto con las aportaciones del gas natural y de las renovables, que mejoraron su aportación al mix en un 3 y en un 17%, respectivamente, “lo que pone de manifiesto una tendencia a largo plazo hacia un modelo energético con menores emisiones”.
Por lo que respecta al petróleo, su consumo mundial aumentó un 1,8%. El hecho de que su demanda fuera superior a la producción provocó una reducción de las reservas y un impacto en el precio del crudo, que en 2017 “experimentó su primer incremento anual desde 2012 y alcanzó una media en el conjunto del año de 54 dólares por barril”.
Aires explicó que en 2017 los recortes en la producción de petróleo por parte del Grupo de Viena fueron incluso superiores a los pactados, en parte debido a la situación de la industria petrolera venezolana, que sin recursos económicos para mantener sus extracciones redujo su producción en 300.000 barriles, cantidad que se sumó a los 400.000 de Arabia Saudí. Con un comportamiento opuesto, Libia aumentó su bombeo en la misma cantidad que la reducida por el reino saudí. También las extracciones no convencionales de Estados Unidos aumentaron su ritmo de bombeo, aunque con menor eficiencia, destacó el presidente de BP España.
Esta situación provocó una reducción de los inventarios internacionales, una circunstancia que incrementó la volatilidad del mercado, relató Aires, quien añadió que el actual escenario adelanta un mercado estable con un probable, y suave, descenso de las cotizaciones internacionales del barril de oro negro.
Un proceso opuesto al del petróleo fue el protagonizado por el gas natural, cuyo consumo creció, pero no tanto como su producción, propiciando un descenso de los precios. “La expansión del mercado de gas natural licuado (GNL) así como la mayor movilidad de sus exportaciones ha conducido a un mercado mundial de gas cada vez más integrado con una mayor correlación y una menor volatilidad entre los precios de gas de las distintas regiones”, se apunta en el informe de BP.
El mix energético global quedó configurado en 2017 así: el petróleo mantuvo un peso similar al del año anterior, alrededor del 34%, seguido del carbón (27%) y del gas natural (23%). Las energías no fósiles supusieron un 15% del mix energético, con la hidroeléctrica representando un 7%, las renovables un 3,6% y la nuclear un 4,4%.
Por su parte, la generación mundial de electricidad aumentó un 2,8% en 2017, un nivel cercano a la media de la última década. La mayor parte del crecimiento, un 94%, procedió de las economías emergentes, mientras que en los países OCDE la generación se mantuvo en niveles similares desde 2010. De ese crecimiento, las renovables representaron casi la mitad (49%), seguidas del carbón (44%).
A pesar de los esfuerzos políticos para fomentar la sustitución del carbón por combustibles más limpios y con menores emisiones de carbono, “apenas se aprecian mejoras en el mix de generación eléctrica durante los últimos 20 años. Así, la cuota del carbón, que fue del 38% en 2017, es exactamente la misma que en 1998”, se afirma en el informe, en el que en varias ocasiones se subraya el hecho de que el carbón sea la fuente energética con mayores emisiones de CO2.
Algo similar ocurre con la cuota de los combustibles no fósiles (nuclear, hidroeléctrica y renovables), que “en el mix de generación eléctrica estuvo incluso por debajo del que tenían hace 20 años, debido a que el descenso en la generación eléctrica procedente de la energía nuclear no se ha visto compensado, a lo largo de las últimas dos décadas, por el aumento del peso de las renovables. Ello hace necesario, por tanto, un replanteamiento de las políticas energéticas que sitúe el foco en el sector eléctrico”.
A nivel global las emisiones de CO2 crecieron un 1,6% en 2017, muy por debajo del incremento protagonizado por la economía española
