La coyuntura del autoconsumo en España
Efectivamente, la tecnología tenía un nicho de mercado rentable por sí mismo en las aplicaciones aisladas de la red, como las antenas de repetición de telefonía o los bombeos de agua para la agricultura, pero todas las aplicaciones conectadas a las redes eléctricas de los últimos años precisaban la percepción de una ayuda –las famosas primas– para ser rentables.
Ese escenario ha cambiado radicalmente gracias a la vertiginosa reducción de costes de la tecnología fotovoltaica, que ronda el 80% en los últimos cinco años. Ahora a un particular o a una empresa le resulta más barato adquirir un sistema solar y aprovechar para su propio consumo la electricidad que éste genere, que abastecerse con la energía que le suministra la compañía eléctrica, tal y como se ha venido haciendo habitualmente.
Es decir, en las aplicaciones de autoconsumo la rentabilidad del sistema solar no se consigue con un ingreso por la venta de la generación eléctrica, sino con el ahorro directo que se obtiene al consumir la propia electricidad. Además, hay otro ahorro indirecto, causado por la mayor eficiencia que tiene la generación distribuida: los sistemas de pequeña escala ligados al punto de consumo minimizan las pérdidas de la red –superan el 10% de media– y reducen los costes del conjunto del sistema eléctrico.
A los dos efectos anteriores habría que sumar las ventajas de la generación autóctona –reducción de importaciones de hidrocarburos, principalmente gas natural– y la de las energías renovables: menores emisiones de gases de efecto invernadero, menor impacto ambiental y menores pagos por Derechos de Emisión de CO2; generación de empleo y riqueza, fijación de población rural, etcétera.
Todavía el autoconsumo trae un tercer elemento beneficioso para los consumidores: introduce competencia en un mercado eléctrico con tintes de oligopolio, porque obligará a los suministradores eléctricos tradicionales a mejorar las ofertas a los clientes y permitirá el surgimiento de nuevos modelos de negocio.
Así pues, los consumidores son los primeros beneficiados por el incipiente mercado de la fotovoltaica de autoconsumo.
Para el sector fotovoltaico, por otro lado, el autoconsumo supone un soplo de aire fresco, una oportunidad de continuar con la actividad, enfocándola en las aplicaciones de ahorro y eficiencia, en un momento en que su mercado tradicional está paralizado desde hace un año por una moratoria indefinida al sistema de primas.
Además, como una muestra de la fuerza y la rentabilidad de la tecnología fotovoltaica y de la resiliencia de las empresas del sector, el mercado de autoconsumo está naciendo con la regulación dispersa y sin concluir. La normativa vigente ampara el autoconsumo, pero no hay un único texto legal de referencia, todavía hay lagunas en algunos ámbitos técnicos, y los usos y procedimientos que se deben aplicar para regularizar las instalaciones no están unificados.
Balance neto
Estos obstáculos legales y administrativos, no obstante, son pequeños en comparación con la falta de regulación del mecanismo de balance neto.
El balance neto es un sistema de intercambio de energía que permite saldar la electricidad que exceda del autoconsumo instantáneo y se vierta en la red con la electricidad suministrada por la red cuando el generador para autoconsumo no pueda cubrir la demanda. En el caso fotovoltaico, los kWh de más que se pueden producir durante el día se compensan con kWh suministrados por la red durante la noche.
El balance neto existe desde hace décadas en EE UU –lo aplican más de 40 estados– y en muchos otros países, como Italia, Dinamarca, Brasil o Japón. En España tenemos un Real Decreto en tramitación desde noviembre de 2011, pero hasta que no lo apruebe el Consejo de Ministros no puede aplicarse en España.
Las aplicaciones fotovoltaicas de autoconsumo instantáneo son rentables para cualquier consumidor que necesite un suministro constante de electricidad, especialmente durante las horas diurnas en que el generador solar está produciendo. Con el balance neto, las ventajas económicas del autoconsumo se incrementan y el grado de autosuficiencia puede rondar del 70% al 80% para las empresas y del 40% al 60% para los particulares.
Si todo marcha como se prevé, el balance neto será legal hacia la primavera, y con él, el mercado del autoconsumo de electricidad, ahora incipiente, experimentará un importante crecimiento.