El renacimiento de la joya oculta de Gaudí
La Casa Batlló es uno de los edificios más emblemáticos de Gaudí. Una casa señorial de finales del siglo XIX, que fue reformada por el arquitecto catalán de 1904 a 1906 y que concentra gran parte de su imaginario. La fundación, consciente del tesoro patrimonial existente en la finca, ha impulsado un ambicioso proyecto en distintas áreas del edificio, entre las cuales la fachada posterior. Uno de los tesoros menos conocidos, pero que esconde técnicas y soluciones constructivas modernas, muy próximas a la neuroarquitectura. Para ello, se ha apostado por recuperar la esencia de estos elementos y recuperar su esplendor en un esfuerzo inédito para convertir la Casa Batlló en un innovador laboratorio de restauración, único en el mundo, en el uso de materiales y tecnologías.
La recuperación de los característicos mosaicos de cerámica ha sido uno de los grandes retos de esta importante obra de restauración.
A finales del pasado año se puso en marcha uno de los proyectos más ambiciosos en la Casa Batlló. La finca, uno de los emblemas del arquitecto Antoni Gaudí en Barcelona, ha vivido importantes actuaciones en su historia. Sin embargo, los trabajos -que se esperan finalicen en las próximas semanas- no solo pretende actualizar los elementos constructivos existentes, especialmente en la fachada posterior, sino que se trata de un trabajo casi científico, para recuperar el estado original de este espacio desconocido para muchos visitantes.
Al frente de este proyecto se encuentra Xavier Villanueva, arquitecto responsable de la obra, quien ha asumido este apasionante desafío para descubrir el universo del genial autor hasta ahora oculto. Esta intervención se enmarca en un plan global de restauración del edificio, que promete revelar nuevos tesoros del universo gaudiniano, referente indiscutible del Modernismo.
Cada una de las piezas y elementos constructivos de la fachada se han catalogado para documentar su estado y posición, para futuras actuaciones poniendo el foco en su conservación.
Con más de 25 años en el equipo de la Casa Batlló, Villanueva reconoce que “siempre ha habido voluntad por recuperar el patrimonio del edificio. Una construcción que ha sufrido a lo largo de los años importantes alteraciones. A finales de los años 50, prácticamente se arrasaron dos plantas completas para hacer oficinas y se eliminó el 60% de la planta noble también para este mismo fin. Es decir, se realizaron intervenciones extremadamente duras. Sí que es verdad que la voluntad de la familia siempre ha sido empezar a recuperar su legado, pero no ha sido fácil, ya que en el inmueble convivían varios inquilinos, así que muchas de las actuaciones se han realizado buscando el menor impacto para sus habitantes. De este modo, hasta el 2013 las intervenciones fueron sobre todo de refuerzos, seguridad ante el fuego, resistencia del propio edificio, instalaciones… para adecuarlo al nuevo uso que pensábamos que debía tener el edificio, para que fuera abierto al público. Pero hace 3 años falleció la última inquilina que era descendiente directa de los Batlló, así que se abre una nueva era para que todo el edificio pueda ser visitable en un breve plazo de tiempo”.
La intervención de los talleres de oficios y el uso de técnicas artesanales han permitido recuperar el legado de Gaudí en este espacio desconocido de la Casa Batlló.
Para ello, se realizó un Masterplan, es decir, un Plan Director, donde se enumeran todas las acciones a realizar en distintas etapas, no solo atendiendo a su preservación como Patrimonio Mundial de la UNESCO (2005), sino por devolverlo a su estado original, tal y como lo proyectó el arquitecto. Conscientes del valor de la finca se realizó una primera fase que, debido a la pandemia, se demoró dos años más, cuya misión principal radicaba en la accesibilidad y la seguridad del propio edificio durante su visita cultural, pero manteniendo su alto valor patrimonial. “Este fue uno de los grandes retos y trabajamos conjuntamente con Bomberos para consensuar actuaciones”. De hecho, en menos de 8 minutos se consigue evacuar el 100% del edificio. Fue entonces cuando se incorporaron 1.400 m2 de espacio expositivo, además de la sala inmersiva, donde puede disfrutarse de la obra digital de Refik Anadol, que es una reinterpretación del mundo onírico de Gaudí.
Un laboratorio avanzado donde se une artesanía y tecnología
La segunda fase de este Plan Director se puso en marcha el pasado mes de diciembre de 2023 y comprende varias acciones, entre las cuales, la restauración de la fachada posterior. Precisamente, esta será una de las grandes sorpresas del año, ya que se desvelará un espacio hasta entonces desconocido para el gran público. Y es que, como reconoce Xavier Villanueva, “veremos una fachada como nunca antes la habíamos visto, ya que no solo es un trabajo de restauración y mantenimiento, sino de recuperación del legado de Gaudí. Con este descubrimiento veremos una fachada muy distinta a la que ya conocíamos, pero totalmente fiel a su origen”.
De hecho, los trabajos se encuentran en su recta final y si, no hay inconvenientes, a finales del próximo mes de agosto se podrá retirar el andamio, para desvelar uno de los secretos mejor guardados del genial arquitecto, ya que esta fachada se proyectó de forma completamente diferente a la principal, que es visible desde el Passeig de Gràcia, uno de los ejes comerciales más importantes de la ciudad de Barcelona.
No obstante, mantiene elementos como los mosaicos de cerámica y vidrio o los forjados de hierro, convirtiendo esta restauración en un proyecto singular, donde se unen distintas especialidades y tecnologías avanzadas, para resolver soluciones arquitectónicas modernas y de gran complejidad técnica, siempre bajo el paraguas de un nivel A de protección patrimonial. Una dificultad añadida que, a su vez, ha permitido documentar cómo recuperar elementos, sistemas y uso de materiales muy próximos a cómo se realizaron en la época, para ser lo más fiel posible a la obra original.
Las barandillas de los balcones fueron desmontadas una a una y, para ello, se tuvieron que apuntalar para poder trabajar en su restauración y recuperación.
Para ello, una de las actuaciones principales, y posiblemente la más compleja, ha sido desmontar pieza a pieza cada uno de los elementos presentes en la fachada, para su catalogación, documentación y determinar qué piezas son recuperables y cuáles se sustituirán, pero siendo fieles a la obra original. “Tenemos varios criterios a la hora de preservar y restaurar, pero cuando encontramos un elemento original que ha estado dañado, pero es recuperable, disponemos de suficiente documentación para restuaralo en función de su estado actual. En cambio, cuando no se puede recuperar lo restituimos tal y como era de origen, atendiendo a una serie de formatos de cómo se realizaba en la época”, reconoce Villanueva.
Cabe decir que esta fachada ya tuvo una importante intervención en la década de los 80, donde el ‘trencadís’ de vidrio fue sustituido en su totalidad, mientras que el cerámico no fue extraído y, por lo tanto, se está restaurando en la presente actuación. La parte de 'trencadís' de vidrio se está reponiendo según la documentación original encontrada de la casa o bien mediante los hallazgos encontrados durante la propia restauración.
Por su parte, la zona de los balcones, uno de los elementos más destacados de este proyecto, fueron modificados o manipulados durante los últimos 50 años, mediante nuevos refuerzos, soldaduras... y se empleó un acabado de pintura tipo oxirón y se incorporaron refuerzos metálicos, atendiendo a su seguridad, sin prestar atención a su conservación. Además, estos balcones de 14 metros de longitud tienen la particularidad que están en voladizo tensados hacia la fachada y compuestos por ‘volta’ catalana.
Para cumplir con estos preceptos, la intervención de maestros artesanos, la mayoría de procedencia local, ha sido clave para comprender el imaginario de Gaudí; así como reponer y reparar como si se viviera a principios del siglo XX. Un trabajo arduo y complejo por la responsabilidad de operar con piezas históricas que forman parte de un contexto y un 'storytelling arquitectónico', así que cualquier toma de decisiones debía ser muy meditada y analizada antes de actuar.
“Es innegable que la fachada ha tenido actuaciones que han eliminado su función original, a lo largo de los años. Seguramente por oxidación o porque el sistema estaba mecanizado y atornillado y tenía un cierto movimiento, como si se tratara de mecano, por aquel entonces no comprendieron estos pequeños movimientos y transformaron su funcionamiento mecanizado por uno de comportamiento solidario. Pequeñas acciones que han provocado la modificación general del comportamiento de los propios balcones lejos de como eran en origen”.
Este es, sin duda, uno de los elementos clave del proyecto de la Casa Batlló. Para ello, se decidió apuntalar el 100% de todos los balcones de la fachada que, a su vez, fueron desmontadas todas las piezas de las barandillas de hierro forjado mecanizadas. Así, cada una de las piezas que componen estas grandes rejas de forjado fueron escaneadas tridimensionalmente para documentar y catalogar su estado original pensando en futuras intervenciones y, sobre todo, para trazar cada una de las piezas en los talleres de artesanos que han participado directamente en este proyecto.
Sin embargo, la tecnología también ha jugado un papel importante para documentar estas piezas de gran valor artístico, pero también se han geolocalizado para monitorizar en cada momento la ubicación de estas preciadas piezas en los distintos talleres participantes en el proyecto y brindar información fehaciente sobre su estado. “Este importante trabajo previo se ha realizado con el firme propósito que si en un futuro se vuelve a hacer una intervención de esta magnitud se disponga de toda la información, desde el reconocimiento de las piezas originales, hasta las reposiciones e incluso su ubicación en la propia fachada. De este modo, cuando las piezas presentaban escasez de hierro no recuperable se ha hecho una sustitución parcial, mientras que cuando se ha podido reparar y recuperar su estado original también se ha incluido en la memoria del proyecto. El resumen es que el 100% de las estructuras metálicas de los balcones de forja volverán a ser tal y como se montaron en 1906 cuando se reformó el edificio”, añade Villanueva.
Un proyecto que, además de la restauración y conservación de los elementos presentes en la fachada, también ha sido un laboratorio para investigar técnicas constructivas bajo el punto de vista de Gaudí. Para ello, ha sido parte fundamental la actuación de centros de investigación y universidades para aportar el máximo de información, poniendo el focus en devolver este espacio a su origen.
La búsqueda de materiales también ha sido una tarea que ha complicado los trabajos, para acercarse al imaginario del genial arquitecto, convirtiendo la Casa Batlló en un auténtico I+D y un banco de pruebas. De este modo, durante el proceso se han empleado nuevas tecnologías, realidad aumentada y se han ensayado con nuevos elementos incorporados en los morteros de cal o en los acabados finales, para preservar su durabilidad u otorgar un coeficiente superior de elasticidad para evitar fisuras. Un auténtico laboratorio de restauración para, por ejemplo, en las terrazas conseguir las mejores cualidades técnicas de los elementos cerámicos en contacto con la intemperie. De hecho, hasta se ha empleado fibra de carbono para alcanzar estas prestaciones.
El estucado de la fachada pasará del tono amarillento que ha perpetuado en el imaginario social a un gris oscuro que es como Gaudí lo proyectó en 1906.
Proyecto de alta complejidad técnica
Precisamente, la tecnología ha jugado un papel vital en todo este proceso. No solo en la fase de clasificación y catalogación, sino que se ha reproducido una radiografía a escala de la fachada, con la ubicación de las miles de piezas que la conforman, en un entorno digital, mediante BIM y otros software, para pautar y marcar con las máximas garantías de ejecución en obra cada uno de los elementos restaurados.
El nivel de sofisticación ha sido tan exhaustivo que incluso maestros artesanos especializados en forja han empleado gafas de Realidad Aumentada, para conseguir la máxima precisión en estos trabajos, “no solo en su instalación, sino en recuperar su posición original. Además, nos ha permitido validar cualquier deformación y modificación del elemento, a imagen y semejanza de cómo se desmontó ocho meses atrás. Ha sido importante la toma de decisiones ‘in situ’ y ‘on time’, no solo para cumplir con los plazos de ejecución, sino también para dar respuesta a las necesidades de este proyecto”.
Así que la colaboración ha sido vital para el éxito de este trabajo, en el que han participado cerca de 60 personas, tanto en obra como en los talleres participantes de esta emocionante aventura por conocer el legado de Gaudí, todo ello en un entorno colaborativo, convirtiendo este proyecto de restauración en un sistema avanzado a nivel constructivo.
Además de los forjados también se ha actuado en las ventilaciones mecanizadas, las marquesinas interiores, los vidrios, el estucado de la propia fachada… “A diferencia de la fachada principal, que es de mosaico de vidrio, en la posterior está estucada y será una de las sorpresas más remarcables, ya que el color original no es el tono amarillento presente, sino que será espectacular descubrir el gris oscuro, prácticamente negro, que imperará a partir de ahora. Una fachada que lucirá como nunca los miles de detalles existentes, desde los pavimentos hidráulicos de los propios balcones, hasta la recuperación de los esmaltes cerámicos, los vidrios que han sido calcados a su origen, así como la carpintería y los motivos florales que decoran este emblemático edificio”, concluye Xavier Villanueva.
Unos trabajos en los que no solo se ha querido recuperar su estado original, sino que se han adecuado de acuerdo al Código Técnico, mediante el uso de materiales menos nocivos y sostenibles y atendiendo a los preceptos de Patrimonio. Un proyecto de alta complejidad que une técnicas avanzadas con artesanía para recuperar una de las joyas más preciadas de Gaudí.
Una restauración de un edificio rehabilitado a finales del siglo XIX
Los trabajos que se están llevando a cabo en la Casa Batlló no deja de ser un ejemplo de cómo devolver el esplendor de un edificio que ya vivió su particular rehabilitación, para adaptarse al 'modus vivendi' de la Barcelona de principios del siglo XX, mediante el uso de métodos y sistemas muy avanzados para la época que, precisamente pregonan lo que actualmente se fomenta: la arquitectura saludable. Conceptos como la ventilación cruzada, la iluminación, el estado de confort o el diseño de elementos ergonómicos, como las manetas de las ventanas o la eliminación de los cantos de los marcos de las puertas para evitar lesiones mediante el redondeo de sus contornos, no solo fueron un capricho del arquitecto, como los balcones de la fachada posterior, cuyo ensamblaje se acerca más a la ingeniería que a la arquitectura.
Se dignifica así la figura de Gaudí que implementó todo su universo imaginario en esta majestuosa finca de 1877, salvándola del derrumbe, para su rehabilitación entre 1904 y 1906, dejando buena muestra del compromiso del arquitecto catalán por la preservación patrimonial.