“Las arquitectas y los arquitectos tenemos una gran responsabilidad para que la construcción sea sostenible en un entorno descarbonizado“

En junio de 2026, Barcelona será el epicentro de la arquitectura mundial, ya que se organiza el Congreso UIA, uno de los eventos más importantes del sector, desde el que se pretende trazar una hoja de ruta sobre cómo deben ser las ciudades y los hogares del futuro, en clave sostenible, eficiente y de salud; pero también para dignificar la profesión de arquitecto en un escenario cada vez más digital. Entrevistamos a Guim Costa, decano del Colegio de Arquitectos de Catalunya (COAC) y director del Congreso UIA en Barcelona, quien nos adelanta algunos de los temas clave que se debatirán el próximo año.

Los congresos de la UIA se celebran desde 1948 y son cada tres años. Para ser ciudad anfitriona de un congreso se tiene que solicitar a la Unión Internacional de Arquitectos, en el caso de España, a través del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España. En 2020 debíamos defender nuestra candidatura en Río de Janeiro, pero coincidió con la pandemia. Pese a ello, pusimos todo nuestro empeño en la elaboración de un vídeo (sustitutivo de la defensa presencial de la candidatura) que convenció a la UIA, porque eligieron Barcelona frente a Pekín para su organización. Además, desde tiempo reciente, la UIA dispone de un convenio con la UNESCO, para que la ciudad que acoge el Congreso sea Capital Mundial de la Arquitectura. Y es una magnífica oportunidad porque, de una manera simbólica, las arquitectas y arquitectos hacemos un regalo a nuestra ciudad.

¿Qué importancia tiene su organización? Pues tiene una importancia enorme porque se convoca a las arquitectas y los arquitectos de todo el mundo a debatir en tu ciudad sobre cuál es el futuro de la arquitectura y el urbanismo, sobre los retos que tenemos por delante y buscar aportar soluciones que nos permitan vivir y convivir juntos mejor. Y también debatir sobre cómo adaptar la profesión a los tiempos actuales y avanzar opciones de futuro. Es una magnífica oportunidad para posicionar la ciudad para el debate sobre arquitectura y urbanismo. ¿Cómo deben evolucionar las ciudades en el futuro? ¿cómo combinar rehabilitación con renovación energética? ¿cómo mantener los centros urbanos consolidados con vida, con su estilo, su belleza y su patrimonio?

El Congreso se celebrará a finales del mes de junio de 2026, mientras que la capitalidad mundial de la arquitectura arrancará en febrero y durará todo el año. Nuestro ámbito de responsabilidad directa es el Congreso, es decir CSCAE y COAC. Sí que puedo adelantar que hay un comité científico y unos comisarios que están trabajando en la conceptualización del Congreso. Por primera vez en la historia de los Congresos de la UIA, cosa de la que estamos muy orgullosos, convocamos un concurso internacional para escoger al comisariado. Se presentaron 24 equipos siendo ganadora la propuesta ‘Becoming, Architectures for a Planet in Transition’. Se trata de un equipo de seis arquitectas y arquitectos, tres y tres, catalanes y un mallorquín, entre los 35 y los 50 años, con despacho profesional propio y vinculados también al mundo académico a través de la universidad. La suerte, y quizás fuera la razón de que el proyecto resultara ganador, es que conocen bien el contexto urbanístico y arquitectónico de la ciudad. Su propuesta gira en torno al concepto 'tiempo' que se desarrolla a través de seis diferentes ejes que dimanan de él que son los seis 'Becoming', donde se engloban los grandes temas de debate en relación con la arquitectura y el urbanismo, como son la ecología, la materialidad, el respeto a la naturaleza, la armonía y la belleza, el ciclo de vida del edificio y la eficiencia energética, la convivencia social... Son desafíos que están detrás del cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible globales que hay que integrar en la arquitectura. La arquitectura es Arquitectura, no hay que ponerle adjetivos, la buena arquitectura ya los lleva implícitos.

Sí, por supuesto, ya existen muchas sinergias pese a que se organizan desde el Ayuntamiento de Barcelona y desde el CSCAE-COAC. Desde el Ayuntamiento trabajan en la Capitalidad Mundial de la Arquitectura de la ciudad y, en nuestro caso, nos centramos en el Congreso UIA. Una está más abierta a la ciudadanía; el otro, a los profesionales. De hecho, el Congreso lo organiza la UIA, mientras que la capitalidad la nombra la UNESCO por el convenio con la UIA que he mencionado antes. Así que tenemos un doble reto de ciudad. Por un lado, organizar el Congreso profesional, con una duración de tres días, a finales de junio, con una previsión de asistencia de alrededor de 10.000 arquitectas y arquitectos de todo el mundo. Será un foro para compartir los avances globales de forma profesional y técnica. En cambio, la capitalidad estará más abierta al público, en contacto con la ciudadanía, habrá multitud de acciones, exposiciones y conferencias para acercar la arquitectura a la ciudadanía. El Congreso es más científico y especializado, aunque se complementará con exposiciones y mesas de debate también abiertas al público en general. Es decir, la capitalidad se presenta como un complemento perfecto al Congreso, ya que ofrece visiones distintas y más cercanas a la ciudadanía para que se comprenda mejor el valor de la arquitectura, del patrimonio y el espacio urbano.

La Capital Mundial de la Arquitectura abarca el periodo de febrero a noviembre de 2026 y está organizada por el Ayuntamiento de Barcelona desde la Fundación Mies van der Rohe. La dirección de la capitalidad la ejerce Maria Buhigas, arquitecta en jefe del Ayuntamiento que, por cierto, es la primera mujer en su puesto. Compartimos la temática de la arquitectura y el urbanismo, para unas ciudades más saludables, sostenibles y socialmente equilibradas, así que buscamos puntos de conexión e interacción. Y, como decía, buscamos sinergias y complementarnos para que las dos iniciativas sean un éxito. 

Las arquitectas y los arquitectos formamos parte del primer eslabón de un proceso que, normalmente, acaba en una realidad construida. Y este primer paso es muy importante, ya que somos los primeros que debemos hacer bien nuestro trabajo, ya que toda la cadena posterior depende de él. La tecnología y la digitalización juegan un papel clave en el presente de nuestro ejercicio profesional y se van incorporando las innovaciones para unos mejores proyectos y una mejor arquitectura. En el proyecto se define la eficiencia energética, la accesibilidad, la materialidad, la seguridad contra el fuego ... el proyecto debe contemplarlo todo y definirlo bien. Además, se hace al principio, cuando los gastos económicos son pocos, los del proyecto y se puede prever el coste total de la obra antes de empezar. A veces me da la sensación de que no sabemos explicarnos bien, ya que cualquier espacio que habitamos en el entorno urbano ha precisada de un proyecto elaborado por una arquitecta o arquitecto: el espacio público, el hospital, la guardería, la residencia geriátrica, la vivienda de promoción pública, etc... Y Barcelona es una ciudad que siempre ha sido referencia mundial en arquitectura y en urbanismo. ¿Sabes que en el 2026, coincidiendo con la Capitalidad Mundial y el Congreso, es el 100º aniversario de la muerte de Gaudí y el 150º aniversario de la muerte de Ildefons Cerdà? ¡Es una coincidencia increíble! Los arquitectos y las arquitectas somos conscientes de que tenemos una gran responsabilidad.

Estoy totalmente de acuerdo contigo, Barcelona tiene un patrimonio muy rico (risas). Y también en el sentido de que hay sistemas tradicionales de eficiencia energética que deberíamos tener más presentes y saber combinarlos con avances tecnológicos más recientes. Las galerías en fachada y las cubiertas ventiladas son muy buenas soluciones para el control de la temperatura ¡No siempre es mejor lo más nuevo! Además, tenemos que ser muy cuidadosos porque estamos en el entorno europeo y muchas premisas nos llegan desde el norte de Europa, donde el clima es totalmente distinto al nuestro. Hay que reivindicar que el arco mediterráneo esté más presente en las mesas de debate y decisión, para que las soluciones sostenibles se ajusten a nuestro entorno. Y reitero la importancia de que los arquitectos hagan bien sus proyectos, porque una casa pasiva en Frankfurt es de una manera; una casa pasiva en Palma de Mallorca es de otra. Si llevas una casa excelentemente pasiva de Palma a Frankfurt no funciona y si llevas una casa excelentemente pasiva en Frankfurt a Palma tampoco funciona. Y eso es importantísimo porque demasiado a menudo nos reflejamos en cómo se construye en el norte, pero la clave de la sostenibilidad es entender bien el entorno y saber adaptarse a él. Con los fondos Next Generation hemos tenido un poco este problema.

La industrialización juega un papel muy importante en los tiempos actuales. Y una de las razones donde tenemos que reflexionar es en el hecho de que no hay mano de obra que trabaje la carpintería, la tabiquería, la fontanería... Tenemos que colaborar con la industria porque las soluciones tienen que venir a partir de la demanda. Hay que trabajar con los industriales para que hagan, por ejemplo, soluciones de fachada, portantes y no portantes, con todos sus componentes, o tabiquería, con las instalaciones incorporadas (para evitar y eliminar para siempre las regatas en las obras) y poder traerlas a la obra con todas las garantías y el cumplimiento de las normativas. Las arquitectas y los arquitectos debemos trabajar con los industriales para optimizar las soluciones en obra para simplificar los procesos, hacerlos más ajustados de coste y garantizar la calidad. Al mismo tiempo, también es importante que, como sociedad, nos mentalicemos de que no solo necesitamos universitarios, sino que precisamos buenos carpinteros, lampistas, fontaneros… y no lanzarnos tanto a los brazos de la prefabricación porque nos lleva a una cierta estandarización y homogeneización de los edificios, que puede acabar empobreciendo el paisaje urbano.

Sí estoy a favor de una industrialización que tiene que ir detrás de una demanda del proyecto y de la colaboración con el proyectista y no tanto de una oferta de la industria. Hay que volver un poco la vista al pasado, pero sin un ánimo revisionista o conservador, sino sencillamente porque a veces cuando avanzamos, los vectores en los que nos fijamos no son los adecuados. Volver a recuperar el material tradicional, como puede ser el ladrillo, porque fabricar un ladrillo también es industrializar. Cuando se habla de madera también hay que tener en cuenta que se ha utilizado toda la vida en forjados, con lo cual hay que buscar la manera en que los materiales se utilicen de manera ajustada a las necesidades y se usen con respeto al entorno. Reitero que no es una actitud conservadora, sino que hay que replantearse como ciertas imágenes de lo que es 'buena arquitectura', por ejemplo, una estructura con las cuatro fachadas de vidrio puede ser muy poco eficiente y sostenible (se necesita mucha energía para aclimatar su interior) y recuperar materiales de proximidad, teniendo en cuenta que la sostenibilidad empieza con el diseño del edificio (tener en cuenta la orientación y la materialidad). Hay que recuperar conceptos y soluciones ya contrastadas y pasadas por el tamiz de las nuevas tecnologías y técnicas del siglo XXI.

Nos encantaría que del Congreso UIA 2026 de Barcelona saliera un buen pronunciamiento que marque el devenir de la arquitectura del S.XXI, que se pueda impulsar con toda la fuerza lo que se pronuncie aquí hacia el mundo, basado en el debate profesional y científico, que permita avanzar desde un punto de vista local, nacional e internacional. En definitiva, que sea un catalizador para la reflexión y acción conjunta en torno a la arquitectura y el urbanismo, promoviendo soluciones innovadoras y sostenibles que trasciendan fronteras y generaciones, y del que salga con más fuerza que nunca, la arquitecta y/o arquitecto del S.XXI.