La industria azulejera española, comprometida con la edificación sostenible
11 de febrero de 2011
La industria cerámica española, representada por Ascer, trabaja orientando sus esfuerzos en I+D tanto en el desarrollo de productos y soluciones en materia de edificación sostenible, como en la búsqueda de procesos de fabricación de menor impacto medioambiental.
Según la Comisión Europea, actualmente los edificios son responsables del 36% de las emisiones totales de carbono a la atmósfera, la construcción urbana representa en torno al 60% de las extracciones de materia prima en el mundo y su consumo de agua representa el 12% del total en áreas desarrolladas.
“Hoy son numerosas las aportaciones de los materiales cerámicos a los sistemas de acondicionamiento pasivo y activo en los edificios, para conseguir el aprovechamiento óptimo de las condiciones bioambientales de la edificación. Algunas de ellas se vienen utilizando tradicionalmente con la función de celosía o lama que permiten regular la insolación de los espacios interiores facilitando su ventilación, así como otros más innovadores como su uso en sistemas de fachadas ventiladas para incrementar el rendimiento energético, el desarrollo de cerámica fotovoltaica para fachadas y cubiertas, los sistemas con cerámica radiante que aprovechan la conductividad del calor de este material, o los suelos sobreelevados para cubiertas, entre otros muchos”, enumeran desde Ascer.
Las características intrínsecas la hacen idónea para contribuir al desarrollo de soluciones sostenibles y eficientes energéticamente en el acondicionamiento arquitectónico y urbano. Por un lado, su durabilidad, resistencia y bajo mantenimiento contribuyen a reducir el impacto medioambiental de las construcciones donde se utilizan. Además, la versatilidad de sus acabados hace posible que se puedan crear baldosas prácticamente a medida de las necesidades técnicas del edificio para la mejora de su eficiencia energética.
En el proceso productivo, uno de los resultados más patentes del sector cerámico español es la optimización del proceso productivo hasta reducir las emisiones de CO2 por metro cuadrado de baldosa en un 50% respecto a los índices de 1990, consiguiendo el mejor ratio de eficiencia energética por unidad de producto de toda la industria de baldosas cerámicas a nivel mundial. Otro factor clave introducido por la industria es la progresiva valorización de los materiales residuales generados en la fabricación de la cerámica, que hoy ya se sitúa en el 17% del total.