Entrevista a Aniceto Zaragoza, director general de Oficemen
4 de febrero de 2010
Malos tiempos para el cemento...
Sí, el sector ha vivido momentos de máximo consumo, de récords históricos, hasta que, a mediados de 2007, comienza a decaer. Ya entonces empezábamos a registrar la crisis. Desde diciembre de ese año a diciembre de 2009, hemos perdido un 50% de consumo en nuestro país: de 56 millones de toneladas hemos pasado a 28, una cifra similar a lo que se producía en 1997 ó 1998.
Y esta caída guarda una relación directa con la crisis de la construcción...
Yo hablaría más de crisis de la vivienda. De todos los sectores consumidores de cemento (la vivienda, la edificación no residencial, la obra pública y las labores de mantenimiento), es el proceso de edificación residencial el que ha mostrado un comportamiento manifiestamente peor, el que sin duda ha afectado más a nuestro sector.
Esto coloca a las empresas en una situación de gran preocupación, de un esfuerzo titánico por optimizar los recursos en todos los campos e intentar adaptarse a esta situación, que, por otra parte, no parece que vaya a ser muy breve.
Quizás, la exportación podría ser una de las vías de escape para el sector.
Podría. De hecho, las compañías están intentando equilibrar la situación a través de la exportación, pero en 2009 sólo se han vendido al extranjero unas 3 millones de toneladas. Hay que recordar que a mediados de la década de 1980, España era el mayor exportador del mundo. De esa posición pasamos a ser en la mitad de los años 2000 el segundo importador del mundo, sólo por detrás de Estados Unidos.
¿Y esto a qué se debe? ¿No somos competitivos?
La situación es complicada. Además de las restricciones medioambientales europeas, se ha dado en 2009 un decaimiento muy generalizado en nuestros puntos de venta tradicionales, entre los que se incluye Europa, Estados Unidos y, en menos cuantía, África.
Háblenos de nuestra oferta
Teniendo en cuenta ese descenso del que hablaba del 50% en la producción en los dos últimos años, las empresas están haciendo un gran esfuerzo por mantener las plantas abiertas y no despedir a ningún trabajador. No disponemos todavía los datos oficiales de 2009, pero podría adelantar que el sector da empleo a unas 7.000 personas. Tenemos hasta 36 plantas integrales en nuestro país y 18 centros de producción no integrales. Con estos datos, podemos afirmar que España es uno de los países de la UE con mayor número de productores de cemento y con más productos en el mercado. Hay que recordar que tenemos hasta 70 tipos de cemento. Nuestra oferta es muy rica y variada. El cemento español tiene un buen nombre, está reconocido en el exterior por su calidad.
Y dada la situación, ¿cuál cree que será el consumo de este año que empieza?
Hombre, pues no nos alegra la reducción de inversión que ha anunciado el Ministerio de Fomento y que probablemente se va a extender a otras administraciones públicas. Es difícil hacer previsiones a estas alturas, pero esperamos una reducción del consumo del 7 u 8%.
Uno de los retos del sector es reducir su dependencia energética. ¿Qué pueden hacer las empresas en este sentido?
Un 33% de los costes en la producción de cemento están vinculados a la factura energética. Más de la mitad de ese porcentaje corresponde a la electricidad, mientras que la otra está destinada a los combustibles que necesitan los hornos. Aunque somos uno de los países más eficientes desde el punto de vista energético, todavía tenemos estos dos grandes retos: mejorar nuestra forma de comprar y gestionar la energía y buscar combustibles alternativos más baratos y eficientes.
¿Y de qué forma contribuye la asociación en este proceso?
Tanto el sector como los sindicatos decidimos crear dos fundaciones, una para Andalucía y otra para el resto de España, que se dedican a la promoción de medidas ambientales, de seguridad, de salud y que concentra gran parte de su actividad en la valorización energética. Para ello, además de investigaciones científicas, documentos de difusión y jornadas por todo el territorio, las fundaciones dedica su esfuerzo a labores de concienciación ciudadana.
¿Cómo sitúa a España en materia de I+D?
España es un país con iniciativa y muy inquieto en investigación. No somos líderes mundiales, pero nos encontramos en una posición razonablemente buena.
¿En qué medida se ha beneficiado el sector con el Plan E?
No lo sabemos con exactitud. Intentamos saber cuál había sido su impacto, para lo que hicimos algunos modelos, pero los datos finales no nos han confirmado nada todavía. Hasta que no tengamos los estudios de consumo que realizaremos a mitad de este año, no podremos valorar con precisión la repercusión del plan. Creíamos que el impacto iba a ser mayor de lo que realmente ha sido, pero, como decía, hasta que no tengamos un análisis terminado no me atrevo a hacer afirmaciones.
¿Cuál es la relación entre el cemento y el medio ambiente?
El sector del cemento es uno de los más grandes desde el punto de vista del reciclaje. Además, muchas de las canteras son centros de biodiversidad. Sin duda, el cemento se constituye como una pieza clave en la lucha por la sostenibilidad.
¿Entonces cree que el sector en España es respetuoso con el medio ambiente?
Creo que se ha mejorado muchísimo y que todavía hay cosas por mejorar. Un sector que piense que no tiene todavía camino por recorrer seguramente está muy próximo a su final. Lo que no hemos conseguido es que la sociedad conozca muchas cosas de las que hemos hecho.
¿A qué se refiere?
Pues a acciones como los centros de biodiversidad con experiencias maravillosas de reimplantación, de recuperación de la flora original, que se están haciendo en explotaciones cementeras y que son una fantástica contribución al medio ambiente. En los últimos años, nuestro sector ha invertido más de 1.000 millones de euros en medidas medioambientales. Sin duda, esta es una muestra de compromiso. En el sector hay una auténtica conciencia medioambiental.
¿Qué medidas puede tomar el sector para reflotar?
Hasta que la construcción no vuelva a la normalidad, el sector debe centrarse en la mejora de la eficiencia. La reducción de costes para sobrevivir es una máxima, que en este sector afecta a los temas energéticos eléctricos, a los combustibles, a la propia gestión de planta, a la forma de concebir el trabajo... Si queremos salvar el sector, tenemos que adaptarnos a la situación y ser más eficientes.