España, único país de su entorno que carece de una norma oficial para los acoples
En otras palabras, los organismos normativos regulan una actividad, económica o industrial, planteando unas bases comunes para todos los participantes, lo que se traduce en una considerable reducción de gastos y ahorro de tiempo.
En el sector industrial del trasiego de fluidos y pulverulentos, nuestros vecinos franceses, alemanes e ingleses, así como los países americanos, disponen desde hace mucho de sus propias normativas internas para la descarga de camiones cisterna. Así, en Francia se rigen por la NF E29-572 para líquidos y pulverulentos, que establece, entre otras disposiciones, que el acople que ha de usarse para la descarga de materiales es el guillemin. En Alemania la antigua normativa era la DIN, internacionalmente conocida incluso ahora que ha cambiado de nombre, y en todos los países anglosajones y de su influencia, se sigue ahora la MIL-C-27-487.
Gracias a estos estándares, las empresas que operan en los citados países saben claramente a qué atenerse a la hora de realizar encargos, envíos o solicitar una descarga de materiales, evitando desagradables sorpresas altamente costosas como tener parada una flota de camiones que no puede descargar por llevar un acople distinto al que tienen los depósitos en el destino.
En España la situación es diametralmente opuesta. Al carecer nuestro país de una normalización en sus acoples para descarga de fluidos y pulverulentos, la variedad usada es muy amplia, incurriendo de esta manera en incompatibilidades a la hora de hacer una descarga de productos y obligando a los dueños de camiones y flotas a la adquisición de diversos modelos y conversores de acoples, para estar preparados en cualquier situación.
Hace más de 25 años que Naler Estudios y Proyectos participó, junto con la ingeniería Aplesa, en el proceso de normalización de los acoples de descarga utilizados por Campsa, ahora C.L.H. Para aquella ocasión, Naler presentó un estudio sobre los tres acoples más utilizados por entonces según la normativa francesa, la americana y la alemana, siendo esta última la elegida por la compañía petrolera para todos sus equipos de descarga en estaciones de servicio. Desde entonces, ese acople se conoce en España como bocas Campsa y se utilizan prácticamente en todos los camiones de transporte de gasolinas y gasóleos, tanto de Campsa, como de las demás grandes y pequeñas compañías.
Gracias a este proceso de normalización no sólo Campsa, sino todo el sector de hidrocarburos obtuvo contrastables beneficios porque el aumento en la fabricación de estos acoples supuso una bajada en los costes, disminuyeron las incompatibilidades entre equipamientos y aumentó la productividad general.
Por todo ello, creemos imprescindible la normalización total de nuestro sector. Esta responsabilidad recae directamente en el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, que ostenta las competencias de Industria; pero es a nosotros, los fabricantes, productores y clientes de este mercado, a quienes nos toca reclamarlo. Hagamos que nos oigan.