Ayudas e incentivos fiscales incrementarían el autoconsumo fotovoltaico en España entre un 30 % y un 50% en los próximos años
Con la retirada de las barreras regulatorias, en los últimos años el autoconsumo fotovoltaico en España ha experimentado un crecimiento significativo. En 2022, se añadieron 2.507 MW de capacidad nueva, lo que representó un aumento del 108% en comparación con 2021, cuando se instalaron 1.203 MW, según la Unión Española Fotovoltaica (UNEF). Este crecimiento estuvo impulsado por el aumento de los precios de la energía y el apoyo económico de los fondos de recuperación post-COVID. En 2023, UNEF informa que se sumaron 1.706 MW adicionales de autoconsumo, lo cual refleja una leve desaceleración, aunque todavía es un año de gran expansión.
Una de las claves de este despegue ha sido la simplificación de gestiones administrativas y la incorporación de incentivos fiscales, que han hecho más accesible la inversión en instalaciones fotovoltaicas. Además, los precios de los paneles solares han caído significativamente, lo que ha contribuido a hacer del autoconsumo una opción económicamente viable. Además, el retorno de la inversión, que antes podía tardar más de una década, hoy se sitúa en muchos casos entre los 5 y 7 años, dependiendo del consumo energético y la ubicación".
El incremento del autoconsumo fotovoltaico en España a través de un aumento en las ayudas e incentivos fiscales podría ser considerable, aunque el porcentaje exacto depende de varios factores, entre ellos el nivel de incentivos, la agilidad en los trámites y la difusión de la información sobre los beneficios del autoconsumo. Basados en estudios recientes y casos de éxito en países europeos, se podría estimar que un aumento notable en los incentivos podría impulsar el crecimiento del autoconsumo en un rango de entre un 30% y un 50% en los próximos años.
El autoconsumo fotovoltaico en España avanza rápidamente, pero puede aprender de líderes como Alemania, que ha alcanzado el liderazgo mundial gracias a incentivos estables y estrategias claras, o Italia, que destaca por sus comunidades energéticas bien organizadas. Estas experiencias demuestran que un marco regulador sólido y apoyos adecuados pueden consolidar a España como referente europeo.
El futuro del autoconsumo fotovoltaico en España es aún más prometedor. Las comunidades energéticas, un concepto relativamente nuevo, pero cada vez más popular, permitirán a los ciudadanos agruparse para compartir la energía generada por sus paneles solares. Esta idea de “autoconsumo compartido” no solo beneficia a quienes no disponen de un espacio propio para instalar paneles, sino que también maximiza la eficiencia de la producción de energía a nivel local, reduciendo la sobrecarga de la red y disminuyendo aún más la huella de carbono, por lo que desde las administraciones habría que apoyarla.
Por otro lado, aunque el coste de los paneles ha disminuido, el acceso al crédito o las ayudas públicas para la instalación de estos sistemas sigue siendo limitado para ciertos sectores de la población, en especial aquellos con menos recursos. La equidad en el acceso a la energía renovable es, por tanto, un reto que las políticas públicas deberán abordar, cómo están realizando, actualmente, algunas comunidades autónomas con iniciativas específicas, que promueven el autoconsumo, con subvenciones o proyectos piloto de autoconsumo compartido, que redundará en la creación de empleos verdes en sectores como la instalación, mantenimiento y desarrollo tecnológico, así como su impacto en la economía.
Si las políticas continúan favoreciendo su desarrollo y si los avances tecnológicos siguen reduciendo costes y mejorando el almacenamiento, España tiene todas las condiciones para convertirse en un referente en energías renovables, aprovechando al máximo su inigualable recurso solar.
Este avance necesita del compromiso de administraciones, ciudadanos y empresas para asegurar un futuro energético sostenible y equitativo.