Decepción en las bodegas cooperativas por las limitaciones que impone el Real Decreto de Inversiones en el sector vitivinícola
3 de noviembre de 2011
Desde entonces, ya han tenido lugar las primeras reacciones. En este sentido, la aprobación del Real Decreto provocó decepción en el sector cooperativo. Además del retraso en la puesta en marcha, –su implantación estaba prevista en la campaña pasada–, el Real Decreto introduce limitaciones “importantes” respecto a beneficiarios, operaciones subvencionables y tiempos muy ajustados para llevar a cabo los trámites burocráticos desde la solicitud de las ayudas hasta la justificación de los gastos.
Cooperativas Agro-alimentarias ha intentado ante los responsables del MARM incluir como elegible la contratación de expertos comerciales, pero la respuesta de la Comisión ha abortado su admisión como acción subvencionable. Únicamente se admiten remuneraciones a profesionales vinculados a proyectos materiales de diseño, construcción, adaptación, etc. de inmuebles destinados a ampliar o mejorar las infraestructuras comerciales (oficinas comerciales, centros logísticos, etc.) y el equipamiento de dichos centros con efectivos mobiliarios e informáticos, e incluso medios de transporte relacionados con el proyecto.
El RD sí que establece la posibilidad de financiar plantas embotelladoras en países comunitarios de destino de los vinos. Esto puede permitir en el futuro que parte de los vinos que ahora se expiden a granel se embotellen y etiqueten en dichas plantas, manteniendo su identidad como vinos españoles, contribuyendo, de paso, a una mejora de carácter medioambiental por reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en el transporte de tales vinos.
Cooperativas Agro-alimentarias lamenta, no obstante, que no se hayan podido atender otras propuestas, que sin duda, hubieran redundado en una mejora importante de la comercialización de los vinos cooperativos, más aun si se hubieran desarrollado organizaciones de productores vitivinícolas potentes que concentren la oferta y fortalezcan las estructuras empresariales que hubieran permitido ganar competitividad y adelantar posiciones en los mercados vitivinícolas a todos los niveles.