La Economía Azul desempeña un papel crucial en el empleo, la innovación y la protección del medio marino
El 2023 se presentó como un año de transición para la economía de la Unión Europea (UE), después de los fuertes rebotes impulsados por la recuperación post-pandemia. Aunque el Producto Interior Bruto (PIB) creció a un ritmo moderado del 0,5%, se alcanzaron cifras récord de empleo y la tasa de desempleo continuó cerca de sus mínimos históricos. No obstante, los efectos de las tensiones geopolíticas y las crisis energéticas siguen marcando la pauta, lo que plantea interrogantes sobre el futuro a corto y medio plazo. En este contexto, la Economía Azul, que incluye actividades económicas basadas en los océanos, mares y costas, se enfrenta a un panorama mixto: por un lado, la recuperación paulatina de los sectores marítimos, y por otro, retos significativos derivados de la sostenibilidad, el cambio climático y las interrupciones comerciales.
Un contexto económico global desafiante
Según indica el informe ‘Blue Economy Report 2024’, 2023 fue un año de crecimiento económico moderado en la UE, con una expansión del PIB de solo un 0,5%, una cifra mucho más baja que el repunte del 5,3% registrado en 2021 y el 3,5% en 2022 tras la recesión provocada por el COVID-19. Sin embargo, el mercado laboral de la UE se mantuvo relativamente fuerte, con tasas de empleo cercanas a máximos históricos. En contraste, la escasez de mano de obra, que ha sido un desafío persistente en varios sectores, se redujo ligeramente, aunque sigue siendo un tema relevante para la economía europea.
Este crecimiento limitado se enmarca dentro de un contexto económico complicado, afectado por varios factores internacionales, como los conflictos en el Medio Oriente y la invasión rusa de Ucrania. Estos eventos geopolíticos no solo han alterado las rutas comerciales, sino que han disparado los precios de la energía, con efectos devastadores sobre los sectores más dependientes de los combustibles fósiles, como la pesca y el transporte marítimo. En particular, la guerra en Ucrania exacerbó la crisis energética iniciada en 2021, lo que incrementó los precios del diésel marino, un factor crítico para la rentabilidad del sector pesquero.
No obstante, la disminución de los precios de la energía en 2023 ha ayudado a aliviar parcialmente los impactos sobre la economía, lo que también ha favorecido la disminución de la inflación, que pasó de un 6,9% en marzo de 2023 a un 2,4% en marzo de 2024.
La economía azul: una fuente clave de crecimiento sostenible
En este contexto económico mixto, la Economía Azul sigue siendo un pilar importante de la economía de la UE. Sin embargo, definir qué constituye exactamente la Economía Azul sigue siendo un desafío. Si bien existen diversas definiciones, la más utilizada incluye actividades económicas directamente relacionadas con los océanos y mares, como la pesca, la acuicultura, el transporte marítimo, el turismo costero, y las energías renovables marinas. Además, engloba las industrias y servicios que apoyan estas actividades, como la construcción y reparación naval, la biotecnología marina, las actividades portuarias y la desalinización.
Según los datos más recientes de Eurostat, el Valor Bruto Añadido (VBA) directo de los sectores establecidos de la Economía Azul de la UE fue de 171.100 millones de euros en 2021, lo que representó un 1,3% del PIB total de la UE. Este dato refleja un aumento significativo del 35% en comparación con los 126.600 millones de euros registrados en 2020, un año marcado por los efectos devastadores de la pandemia. Sin embargo, esta recuperación aún no ha alcanzado los niveles prepandemia, cuando el VBA superó los 186.800 millones de euros en 2019.
Sectores establecidos y emergentes dentro de la economía azul
En términos de sectores establecidos, la Economía Azul de la UE está dominada por siete áreas principales: los recursos marinos vivos (como la pesca y la acuicultura), los recursos marinos no vivos (como el petróleo y gas en alta mar), la energía renovable marina, las actividades portuarias, la construcción y reparación naval, el transporte marítimo y el turismo costero. Cada uno de estos sectores se divide a su vez en subsectores más específicos.
Entre estos, el turismo costero sigue siendo el más significativo, representando aproximadamente el 54% del empleo y el 29% del Valor Bruto Añadido de la Economía Azul de la UE. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 mostró lo vulnerable que es este sector ante crisis globales, ya que en 2020 sufrió una caída del 64% en su valor agregado y una reducción del 48% en el empleo. En 2021, aunque se recuperó parcialmente, el turismo costero aún no alcanzaba los niveles previos a la crisis.
Por otro lado, los sectores de la energía renovable marina y la biotecnología marina son los que presentan las mayores tasas de crecimiento. Las energías renovables marinas, en particular, están bien posicionadas para desempeñar un papel central en los esfuerzos de la UE para alcanzar sus objetivos climáticos de cero emisiones netas para 2050. En 2021, el volumen de negocios del sector de energía eólica marina alcanzó los 3.400 millones de euros, lo que representa un incremento significativo desde los 91 millones de euros de 2009.
En cuanto a los recursos marinos no vivos, como el petróleo y gas en alta mar, este sector ha experimentado una desaceleración debido a las políticas del Pacto Verde Europeo, que favorecen una transición hacia una economía libre de carbono. Aunque la explotación de estos recursos sigue siendo relevante, la tendencia es a la disminución, a medida que la UE prioriza las energías renovables y la sostenibilidad.
Perspectivas de la economía azul en la UE
Las perspectivas para la Economía Azul de la UE son mixtas. En términos generales, y tal y como indica el informe realizado por la Comisión Europea, se espera que el sector continúe creciendo en los próximos años, impulsado por la transición hacia una economía más verde, las inversiones en energías renovables y la creciente demanda de prácticas sostenibles en sectores clave como la pesca y el transporte marítimo. Sin embargo, existen importantes desafíos, como el cambio climático, que podría afectar gravemente a la biodiversidad marina y la viabilidad de los recursos pesqueros, y las tensiones geopolíticas, que siguen siendo una fuente de incertidumbre.
La UE ha tomado medidas para mitigar estos riesgos mediante la implementación de políticas que fomentan la sostenibilidad y la innovación. A través de programas de investigación y financiamiento, se está promoviendo el desarrollo de tecnologías emergentes, como la biotecnología marina y la desalinización, que podrían ofrecer nuevas oportunidades de crecimiento económico. Además, las inversiones en infraestructura costera y protección contra las inundaciones son fundamentales para proteger a las comunidades costeras y garantizar la estabilidad económica a largo plazo.
Por otro lado, el cambio climático y la degradación ambiental siguen siendo amenazas serias para la Economía Azul. Los ecosistemas marinos están siendo cada vez más afectados por el aumento de las temperaturas del mar, la acidificación de los océanos y la contaminación, lo que podría tener repercusiones económicas, especialmente en la pesca y la acuicultura.