Castilla-La Mancha analiza las variedades Tinta Sanguina, Terriza y Tortozona tinta y su adaptación al cambio climático
A finales de junio se celebraron en Ourense las V Jornadas del Grupo de Viticultura de la Sociedad Española de Ciencias Hortícolas, organizadas en colaboración con la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia y la Universidad de Santiago de Compostela. El programa científico de dichas jornadas, bajo el título de ‘La viticultura ante el reto de la sostenibilidad’, abarcó las novedades, innovaciones e informaciones relacionadas con las tendencias actuales en materia de la producción vitícola y especialmente aquellas que se asocian a los retos actuales a los que ésta se enfrenta, tanto en lo que respecta a la producción sostenible como a la calidad.
Mitigar los efectos del cambio climático supone uno de esos retos en muchas comarcas vitícolas de Castilla-La Mancha (CLM), donde la escasez de agua y el aumento de las temperaturas amenazan el cultivo de ciertas variedades de vid hegemónicas. Extensos trabajos realizados en la región permitieron la recuperación de genotipos de vid olvidados, algunos de los cuales podrían cumplir un rol relevante en el futuro en la adaptación de la viticultura al calentamiento del clima. En este sentido, en el trabajo presentado se detallan aspectos sobre fenología, componentes del rendimiento, estado hídrico y parámetros enológicos de los vinos de los genotipos de uva tinta Sanguina, Terriza y Tortozona Tinta. El estudio, efectuado durante el trienio 2019-2021, incluyó también a Tempranillo como referencia.
El estado fenológico varió entre genotipos, destacando el ciclo de Tempranillo, cerca de un mes más corto que los de Terriza y Sanguina. En nuestra región, una maduración y vendimia tardías, desarrolladas en condiciones más frescas, pueden ser beneficiosas para la calidad del vino al permitir mayor complejidad de aromas y sabores y suavidad de los taninos. En cuanto a otros parámetros de producción, Tempranillo y Tortozona Tinta tuvieron mayor número de racimos lo que se tradujo en rendimientos más altos. Se constató también que Tortozona Tinta y Sanguina presentaron bayas más pequeñas, lo que puede resultar ventajoso en términos de concentración de compuestos fenólicos y equilibrio en la madurez. Y respecto de la composición química de los vinos obtenidos con estas variedades, destacó el moderado grado alcohólico, la considerable acidez y adecuado pH de los vinos de Tortozona Tinta y de Sanguina, aspectos que deberían ser aprovechados para contribuir a la sostenibilidad futura de nuestra vitivinicultura.
Además, las medidas de estado hídrico medio mantenido cada año denotaron que la Tortozona Tinta presenta cierta plasticidad para adaptar su eficiencia en el uso del agua (EUA) a las condiciones de sequía, hecho positivo en el marco climático actual.
Este trabajo ha podido realizarse gracias a la financiación de fondos FEDER del programa operativo 2021-2027, a través del proyecto ‘Desarrollo de estrategias para la valoración de la capacidad de resiliencia de cultivos leñosos y variedades frente al cambio climático’.