Entrevista a Sílvia Culell, periodista y sumiller
Empezó su andadura profesional como periodista, pero más tarde decidió estudiar sumillería. ¿Qué le llevó a tomar esa decisión?
(sonríe) Hace ya unos cuantos años que el periodismo empezaba a tomar una dirección en la que no me sentía cómoda: menos recursos, más inmediatez, menos profundidad… No quería abandonarlo del todo y me pareció una buena solución especializarme en un tema que me apasionaba, el mundo del vino.
Sílvia Culell, periodista y sumiller.
Comunicar el vino de forma que el consumidor lo entienda es esencial. ¿Cuáles considera que son las claves para conseguirlo?
Esta es para mí, ¡la pregunta del millón! Seguramente la más evidente sería adaptar el lenguaje para que el receptor lo entienda y lo disfrute. Normalmente esto implica evitar tecnicismos, e ir de lo global a lo concreto. Afortunadamente, cada vez más tanto sumilleres como profesionales del vino intentan aproximar más que alejar, nos hemos olvidado de la parte más elitista del vino –o esto quiero creer–.
¿Y en qué estamos fallando? Parece que la distancia entre el productor y el consumidor sigue siendo muy grande, como si no habláramos el mismo idioma… ¿Sigue siendo demasiado snob el mundo del vino?
Como decía, creo que estamos cambiando. Las nuevas tecnologías también ayudan gracias a el establecimiento de proximidad entre emisor y receptor. Cada vez es más fácil conocer de dónde procede cada vino, los procesos de elaboración y las personas que hay detrás de todo ello. Y si, además, todo esto lo puedes hacer en directo y con copa de vino en mano, mucho mejor.
En este sentido, las nuevas tecnologías, las redes y, ¿por qué no decirlo?, también el incremento en experiencias enoturísticas puede ayudar o contribuir a solucionarlo. La gente joven ya no percibe el esnobismo que percibíamos nosotros. Aunque es evidente que tomarte un buen vino, de momento, sigue siendo más caro que tomarte una cerveza (y no me refiero a las artesanas).
Entonces, ¿cómo acercamos el vino a los jóvenes?
No creo que estemos en el mal camino… Hay buenas experiencias al respeto. Festivales que apuestan por este acercamiento, vincularlo a buenos momentos, estar al lado de la música, de la cultura, de todo aquello que les pueda seducir. Siempre muy conscientes de que estamos hablando de un producto alcohólico y que, por lo tanto, al lado de esta promoción tiene que haber también el hincapié necesario en el consumo responsable.
Cambiemos de tercio. Ha sido jurado en los Premis Vinari y miembro del Panel de Cata de la DO Pla de Bages. ¿Qué debe tener un vino para ser considerado de calidad?
Supongo que ahora tendríamos que remitirnos a las fichas de cata donde todo lo que valoramos en un panel de cata está contemplado, pero estaríamos otra vez hablando de tecnicismos y más cerca de este esnobismo que debemos evitar.
Como explicamos en la Bullipedia, la percepción de calidad es única e intransferible. Hay distintas visiones: la de un sumiller, un crítico de vinos, un consumidor, un laboratorio analítico… Porque una cosa es la calidad que exige un panel de cata y la otra la calidad que buscamos cuando compartimos una botella de vino. Y esta es la que me interesa a mi: aromas limpios y con buena presencia, que no haya turbidez, buen nivel de acidez y frescor y el alcohol bien integrado. En definitiva, equilibrio. Y yo añadiría capacidad de seducción. Cuando un vino tiene calidad, gusta. Y si gusta uno repite, y esto es señal inequívoca de calidad.
Sílvia Culell recogiendo el Premio a la Mejor Catadora de los Premis Vinari 2021.
A nivel individual, ¿tiene zonas o variedades favoritas en España?
Mentiría si dijera que no, aunque debo decir que disfruto de todas y cada una de las regiones y vinos con las características que los hacen únicos y que logran transportarte a un lugar, un viñedo y que saben transmitir cómo trabajan sus gentes. Pero, si me haces escoger una, por historia, proximidad y vinculación emocional te diré el Priorat. Y más concretamente, una variedad que cada vez me tiene más ‘enganchada’, que es la Carinyena (también llamada Samsó) y ¡no solo en su versión tinta! También la blanca.
¿Cree que nos valoramos lo suficiente como elaboradores? En ocasiones, parece que tengamos más prestigio fuera de nuestras fronteras que dentro…
Los vinos españoles están cada vez más presentes cuando se habla de vinos de calidad. Hay mucho trabajo por hacer, pero tanto prescriptores como consumidores creo que cada vez somos más conscientes de cómo ha aumentado el nivel de calidad de nuestros vinos.
Y en el mundo, ¿cuáles considera que son los países más interesantes?
La verdad es que cualquier país que cultive viñedo ya tiene para mi todo el interés (ríe), pero sí que es cierto que me siguen atrayendo los países vitícolas más desconocidos del viejo mundo o aquellos que, quizás por su situación económica o localización, no han tenido tanta repercusión. Estoy pensando en concreto con algunos de la Europa del Este: Hungría, Eslovaquia, Georgia...
¿Hay alguna zona o variedad en auge, debido al cambio climático, a la que le vea mucho potencial?
No tengo claro hacía donde nos va a llevar a nivel de vino el cambio climático. Hace unos años parecía que “mirar hacia el norte” solucionaría el problema, pero ha habido intentos e iniciativas en este sentido que tampoco han tenido los resultados esperados. No tengo el conocimiento para poder decirlo pero sí que he comprobado en mi propio viñedo que las variedades llamadas mediterráneas tienen un gran poder de adaptación y resistencia.
El agua y el acceso a ella será determinante, seguro, pero debemos tener fe en todas aquellas plantas que mejor se adaptan a nuestros terrenos y clima. Ya hay muchos viticultores que trabajan en ello y han demostrado buenos resultados. Hará falta confiar en ellos y esperar, sin dejar de dar pasos agigantados para combatir este anunciado y, por desgracia, ya presente, cambio climático.
Si hablamos de tendencias, ¿hacia dónde se está enfocando el consumo de vino?
Vinos más ligeros, más fluidos, con menos grado alcohólico… Sigue habiendo un público para cada estilo, pero sí que es verdad que la gente joven busca vinos más fáciles –sin que esto signifique de menos calidad–. Ya no se premia tanto la barrica, al contrario, lo que buscan es más fruta, más pureza, notar más el origen del vino con elaboraciones que permitan disfrutarlo con sencillez y calidad al mismo tiempo.
No podemos olvidarnos tampoco de la tendencia de los vinos naturales. Hay un público para ello, aunque creo que queda trabajo por hacer para asegurar que la calidad de dicha mención sea garantizada en todos los casos. Hay grandes vinos naturales, y me encantan, pero también otros de dudosa calidad.
En esta línea, ¿en qué cree que se fija el consumidor a la hora de elegir un vino?
El precio es aún, desde mi punto de vista, el factor determinante. Somos pocos los que priorizamos lo que hay detrás de la botella. Proyectos que te convencen por cómo las manos que cuidan el viñedo y elaboran el vino siguen una filosofía concreta. También es verdad que se ha hecho buen trabajo en reconocer las diferencias en función del territorio y cada vez hay más clientes que te piden por una zona en concreto. Identificar las diferencias, reconocer los estilos y valorar el trabajo de cada uno de los elaboradores por conseguir la mejor calidad con el fruto que tienen es difícil viendo solo una etiqueta. El consumidor no lo tiene fácil. Es nuestro trabajo, el de los comunicadores y prescriptores del mundo del vino, ponérselo más fácil.
¿Piensa que hay un vino para cada ocasión?
Indiscutiblemente. De ahí la gracia de tener variadas opciones. Cada una para un momento concreto.
Para terminar, ¿podría recomendarnos un vino blanco, uno tinto, uno rosado y uno espumoso?
Ligando con la pregunta del cambio climático, invitaría a probar tres vinos con variedades que han demostrado ser resistentes a lo que nos viene…
- Blanco: Escanyavella, el vino blanco de Marc Ripoll (Cal Batllet) en la DOQ Priorat
- Rosado: Viña Tondonia Rosado Gran Reserva, por ser un mito y el único rosado con categoría de Gran Reserva. Algo que posiciona el buen rosado donde se merece.
- Tinto: El Veneno, 100% Monastrell que hace Pepe Mendoza en Alicante o también su Giró de Abargues.
- Espumoso: soy amante de los cavas de larga crianza y del cupaje tradicional del cava que lo hace único. Mestres es una de las bodegas que aúna estas condiciones en todos sus cavas. Aconsejo, por su relación calidad-precio, el Mestres Visol Gran Reserva Brut Nature.
Vinos recomendados por la sumiller Sílvia Culell.