Las últimas lluvias auguran una buena cosecha para los viñedos de la DO Calatayud
Según el Consejo Regulador de la DO Calatayud, las recientes precipitaciones caídas en la zona han tenido un efecto beneficioso para el viñedo, al aliviar el estrés hídrico que sufría la planta tras un invierno y una primavera muy secos. Ciertamente, las lluvias se han producido en un momento óptimo para los viñedos, ya que en primavera y a principios de verano es cuando la planta mejor aprovecha el agua.
Los viñedos de la DO Calatayud —que representa a unos 800 viticultores, 15 bodegas y cuenta con un total de 3.200 hectáreas— se encuentran en un territorio muy marcado por el clima continental, con inviernos fríos y veranos calurosos, y por la diversidad de suelos y altitudes. Unas condiciones climáticas, en resumidas cuentas, que hacen que el cultivo de la vid sea un reto constante. Por este motivo, la DO Calatayud opina que estas precipitaciones hacen prever una buena cosecha, ya que favorecerán un desarrollo equilibrado de la uva.
El Consejo Regulador advierte que habrá que estar atentos a la evolución de la meteorología ya que aún puede condicionar el rendimiento de los viñedos, aunque, con el verano a la vuelta de la esquina, el tiempo seco y cálido característico de Calatayud será idóneo para que las uvas alcancen una madurez óptima.
El 2023 se presenta, por lo tanto, como un año prometedor para la calidad de los vinos de esta denominación de origen debido a unas temperaturas moderadas, que están permitiendo que el desarrollo vegetativo de la uva esté siendo el adecuado, y a su sanidad vegetal, que ha sido excelente gracias al uso de prácticas ecológicas y sostenibles por parte de las bodegas. Sin duda, la DO Calatayud seguirá ofreciendo vinos equilibrados con una gran personalidad y expresión, que reflejen el carácter extremo de la zona geográfica donde se producen, así como la historia de una comarca con una amplia oferta enoturística.