Entrevista a Joan X. García Batlle, gerente de GAB Sistemática Analítica
22 de junio de 2010
¿Cómo han ido cambiando las necesidades de una bodega a lo largo de estos últimos años?
Las necesidades básicas de una bodega han ido unidas a las necesidades y tendencias de los consumidores. Esto ha provocado que las bodegas hayan creado vinos atrevidos, sofisticados y modernos, en definitiva diferentes, para poder satisfacer a un público cada vez más exigente. También el glamour que se ha dado a este mundo ha ayudado mucho, por lo que para poder realizar estos vinos más exigentes se han tenido que modernizar las técnicas de análisis. Un buen vino no solo se obtiene de un buen clima, un buen terreno, una buena uva y unos buenos profesionales, sino que también ayuda unos buenos y rigurosos controles en laboratorio de todos los parámetros básicos del vino.
En general ha habido una proliferación de bodegas, hemos pasado de tener pocas y grandes a tener muchas pequeñas y medianas. Se han creado nuevos laboratorios y se ha actualizado todo el material de estos. Aunque muchas técnicas siguen siendo las mismas, se han modernizado. También es significativo el cambio en el personal de laboratorio, pasando de aquella persona mayor que no se apartaba de lo tradicional a enólogos con ganas de innovar y experimentar. Últimamente han proliferado técnicas más modernas debido al avance tecnológico, así que básicamente podríamos concluir que del análisis de ‘cocina’ hemos pasado al análisis electrónico.
Centrándonos en la analítica básica, ¿qué equipamiento básico fabrica GAB que necesite una bodega para poder elaborar un vino que quiera comercializar?
También distribuimos todo tipo de material, reactivos e instrumentos de importantes marcas imprescindibles en laboratorio para todo tipo de controles a la uva y el vino. Pero, centrándonos en nuestros fabricados, podemos utilizar un ebulliómetro, nuestro buque insignia. Es un aparato para medir el grado alcohólico de los vinos, cavas, sidras,etc., basado en una técnica más que centenaria. En este caso hemos pasado del antiguo ebulliómetro, a uno fabricado en vidrio y acero inoxidable con calentamiento eléctrico, aportando seguridad e higiene en el laboratorio. Como complemento hemos creado el calcoholímetro digital, es decir, el disco de cálculo convertido en fórmula matemática presentada en un atractivo lápiz USB el cual aporta una mayor facilidad de uso, precisión y rapidez del cálculo, además de ofrecer la posibilidad de guardar e imprimir los resultados.
El siguiente sería el volatímetro para el análisis de la acidez volátil. Nuestro volatímetro está basado en una técnica de destilación a mechero y lo que le hemos hecho es sustituir el mechero por una resistencia eléctrica obteniendo nuevamente seguridad e higiene. Además va unido a un chasis de acero inoxidable que le transfiere robustez y ocupa poco espacio con una buena relación calidad-precio. Lo seguiría finalmente nuestra nueva incorporación, el nuevo Toning, una actualización en toda regla del antiguo modelo del cuál estamos muy orgullosos. Este surgió por la necesidad de medir el sulfuroso (SO2), un antiséptico para vinos, basándose en el método Ripper. Este método tiene la particularidad que cuando se analiza el SO2 en un vino tinto, debido a un cambio de color que se provoca en el final de la valoración no es perceptible por el ojo humano por lo que necesitábamos un ojo artificial capaz de ver el punto final.
Estamos muy contentos haber conseguido un instrumento sencillo, rápido, económico, fiable y con diseño, ecuación sumamente difícil de conseguir. Actualmente estamos trabajando en el desarrollo de nuevos instrumentos y complementos que verán la luz en los próximos meses. Como primicia tan solo decir que el próximo será inminente, un automatismo para el volatímetro que sin duda proporcionara más productividad al operario y más economía para la empresa. Todas estas innovaciones nos han permitido expandirnos e incluso exportar a una veintena de países en los últimos años.
También fabricaron aparatos con un método diferente para analizar los azúcares en el vino...
¿Qué nivel de competencia hay en vuestro mercado?
Competencia siempre ha habido, pero ha ido creciendo de la misma forma que han proliferado las bodegas en estos últimos años.
¿Cómo han vivido en estos últimos años la entrada de tantas nuevas bodegas?
También hemos vivido la transformación de muchas bodegas que eran pequeñas y que ahora cuando las visitas ni las reconoces. El cambio ha sido enorme. El hecho de habérsele dado valor al vino lo han aprovechado muchas bodegas para trabajar sus vinos y su propia imagen. Nos sentimos muy halagados de haber contribuido con nuestro granito de arena a crear nuevos laboratorios.
¿Cuáles son los retos de futuro de GAB Sistemática Analítica?
GAB se fundó en 1975 de la mano de mi padre, Juan Garcia Barceló. Es químico y se dedicó a la enología durante más de 40 años y él fue quien creó los packs y los instrumentos básicos de análisis. A día de hoy 4 miembros de la familia trabajamos en la empresa desarrollando nuevos productos. Hemos lanzado dos y tenemos en cartera otros cuatro. Así que como ves nuestro reto es centrarnos en potenciar nuestra marca, con la ayuda de nuestros nuevos fabricados, seguir la línea que marcó mi padre y consolidarnos así como fabricante de instrumentación básica de laboratorio enológico.