La DO Terra Alta cierra su vendimia con una producción de más de 39 millones de kg de uva
La Denominación de Origen Terra Alta ha cerrado su vendimia con una producción de más de 39 millones de kilos de uva, ligeramente por debajo de las previsiones iniciales, pero en la media de la DO.
La DO Terra Alta califica de gran calidad esta vendimia 2022, fruto del excepcional estado fitosanitario de las viñas, que se han visto favorecidas por las condiciones climáticas. Las lluvias de la primavera ayudaron al desarrollo vegetativo de las plantas y a una brotación regular, además de garantizar unas buenas reservas hídricas para afrontar las altas temperaturas de este verano.
Un incremento de las temperaturas que se vivió en el territorio ya desde los meses de mayo y junio, y que aceleró las fases de desarrollo del cultivo, motivo por el cual la vendimia se ha visto avanzada unos 10 días aproximadamente respecto a la campaña anterior.
Por lo que respecta a las variedades, cabe destacar la excelente producción de Garnacha blanca, emblema de la DO Terra Alta. Con 12 millones de kilos, representa casi el 30% de la producción total y un 56% de las variedades blancas.
Entre las variedades tintas destacan también las Garnachas: tinta, peluda y tintorera suman más de 11 millones de kilos y representan un 59% de la producción total de variedades tintas. Mención especial merece el Morenillo que, pese a que continúa siendo una variedad minoritaria, con poco más de 50.000 kilos cosechados, en esta campaña experimenta un incremento del 20% respecto al año pasado. Un claro indicador de que, año tras año, crece el número de hectáreas dedicadas al cultivo de esta variedad autóctona.
Un año más, desde la DO Terra Alta se han llevado a cabo controles de producción en la viña, tanto cualitativos como cuantitativos, para asegurar el cumplimiento de los potenciales máximos admitidos por la DO Terra Alta. El objetivo de estos controles es certificar que todo el vino que se califica como DO Terra Alta proviene de las viñas de la DO, velando así por la trazabilidad y el valor añadido de los vinos, al mismo tiempo que se garantiza el desarrollo sostenible de la zona de producción y la supervivencia de los viticultores, viticultoras y bodegas.