¿Cómo puede contribuir el substrato de cultivo a reducir su presencia?
La mosquilla negra en los cultivos biológicos
Identificación
La mosquilla negra pertenece a la familia Sciaridae y debe su nombre a la apariencia del adulto que tiene un cuerpo muy oscuro. Sólo cuenta con un par de alas y por tanto se incluye sistemáticamente en el orden de los dípteros Diptera, que a su vez se subdivide en moscas (Brachycera) y mosquitos (Nematocera).
Debido a su ciclo de desarrollo extremadamente corto, puede crear poblaciones en las plantaciones en lapsos de tiempo muy breves y llegar a ocasionar daños masivos en las explotaciones bio, sobre todo en las dedicadas a la producción de plantas jóvenes o al cultivo de aromáticas. Sin embargo, los principales responsables de estos daños no son los ejemplares adultos sino las larvas de 4-6 mm de longitud y aspecto vítreo que son claramente identificables por la cápsula de la cabeza de color negro. Entre 4 y 6 días después de la puesta de los huevos las larvas salen y van en busca de alimento. En los 12 o 14 días posteriores hasta que comienza la transformación en crisálida pueden ocasionar serios daños al roer los cuellos de las raíces. Eso puede significar la pérdida total de las plantas que aún son tiernas y están en los primeros estadios de desarrollo. Pero las plantas más crecidas también pueden sufrir daños en los tejidos que son la puerta de entrada de un gran número de graves enfermedades que se transmiten a través del suelo entre las que destacan, por ejemplo, las ocasionadas por Pythium, Thielaviopsis y Fusarium. Aún en el caso de que la mosquilla negra no llegue a causar daños directos a las plantas, es un insecto indeseado tanto para los comerciantes como para los consumidores finales. ¿A quién le gusta llevarse estos insectos junto con la albahaca hasta el alféizar de la ventana de la cocina? Aunque según la bibliografía sobre el tema las larvas no consideran el tejido vegetal sano como una fuente de alimento, la praxis suele ofrecer una imagen bien distinta. El tejido vegetal tierno y joven sirve frecuentemente de fuente de alimentación, sobre todo cuando la presión de la infestación es elevada y no existen alternativas nutricionales atractivas.
Punto de partida para solucionar el problema
La denominación presente en la literatura inglesa 'Fungus gnat' (= mosquito de los hongos) proporciona más información que el nombre en castellano acerca de cómo le gusta alimentarse realmente a este animal y sugiere de algún modo un enfoque a partir del cual se puede desarrollar un substrato de cultivo lo menos atractivo posible para la mosquilla negra. Estos insectos prefieren los ambientes cálidos y húmedos. Los substratos que, debido a su composición, fomentan el surgimiento de hifas de hongos y además tienen una superficie más bien oscura que no se seca con facilidad y por ello son proclives a la formación de algas, son los preferidos por la mosquilla negra a la hora de poner sus huevos. Y este cuadro coincide de forma natural con los substratos destinados a la producción de plantas conforme a criterios ecológicos. Estos substratos suelen contener fundamentalmente materias primas orgánicas alternativas más activas desde un punto de vista microbiológico como, por ejemplo, compost vegetal de calidad garantizada y además cuentan con abono orgánico. Para que los nutrientes de los abonos orgánicos estén disponibles para las plantas primero hay que mineralizarlos, es decir, hay que transformar su combinación orgánica haciendo que pasen a un estado disponible para las plantas. Los responsables de esta tarea son los microorganismos presentes en el substrato, como las bacterias y sobre todo los más diversos hongos.
Los aspectos que acabamos de mencionar constituyen la base para el desarrollo de substratos de cultivo poco atractivos para la mosquilla negra y hay que tenerlos en cuenta sin falta. El substrato debe contener la menor vida posible, su superficie debe secarse rápidamente pero al mismo tiempo tiene que garantizar la germinación. Sin duda la estructura y la elección de las materias primas son un elemento regulador importante, pero también resulta decisiva la selección del abono adecuado.
Proceso de ensayo
El departamento especializado en jardinería y horticultura de Floragard Vertriebs-GmbH ha realizado muchos ensayos internos que han demostrado la existencia de diferencias muy grandes por lo que respecta al atractivo que tienen los substratos para la mosquilla negra.
Se han realizado tests exhaustivos en los que se ha analizado un gran número de abonos aptos para cultivos bio tanto nuevos como disponibles tradicionalmente en el mercado. Para ello se añaden los abonos a un substrato base con el fin de conseguir un contenido de nitrógeno idéntico. Hoy en día las explotaciones bio tienden a emplear cantidades de abono menores al comienzo del cultivo y eso también contribuye a hacer que el substrato resulte menos atractivo a la mosquilla negra. A continuación se llenan las macetas con esas variantes objeto del ensayo y se colocan aleatoriamente bajo un túnel de cultivo junto a mosquillas negras atraídas con bandejas de substrato. Una hembra puede poner hasta 300 huevos. De acuerdo con su ciclo de desarrollo habitual, al cabo de poco tiempo empiezan a revolotear muchas mosquillas negras dentro del túnel donde pueden elegir en qué substrato prefieren poner sus huevos. Al cabo de 1,5 semanas las macetas se aíslan del entorno de tal manera que ninguna mosquilla negra adulta pueda escapar volando. Para ello se cubren con una bolsa sostenida con una rejilla para evitar que se quede pegada a las pequeñas placas encoladas amarillas empleadas para evaluar los resultados.
Para evaluar el ensayo se cuentan los ejemplares adultos que han quedado adheridos a las placas encoladas. Esa cantidad revela el atractivo que tiene el substrato o el abono analizado para la mosquilla negra. El resultado se compara siempre con los controles. Un buen control es siempre un substrato con la misma composición pero sin abono y una variante con un complejo nutritivo mineral como, por ejemplo, el abono de substrato convencional PG-Mix que no despierta el interés de la mosquilla negra.
En estos ensayos también se han testado diversos abonos líquidos. El resultado final ha puesto de manifiesto que estos abonos aplicados a los substratos son menos atractivos para la mosquilla negra que todos los abonos sólidos, aparte del abono mineral del substrato PG-Mix. En estos casos los hongos que intervienen en los procesos de transformación no encuentran ninguna superficie de ataque. Llama la atención las bajas cantidades de mosquilla negra, similares a las del PG-Mix de control, registradas en las placas encoladas del abono Flora Bio-Mix empleado por Floragard en substratos y tierras bio. Son sólo un poco más elevadas pero similares a las de las variantes líquidas. Puede ser que esto se deba al proceso de producción especial de este abono.
No obstante hay que señalar que no hay ningún substrato a base de materias primas orgánicas que quede libre de huevos de mosquilla negra.
Otras posibilidades de control
Cuando el cultivador ha tenido en cuenta todos estos factores y, en contra de lo esperado, detecta en las placas amarillas de control colgadas en su invernadero que un substrato poco atractivo para la mosquilla negra alberga estos animales, todavía puede recurrir a muchos mecanismos biológicos de control para atajar a tiempo la infestación. Diversos proveedores comercializan nematodos como el Steinernema feltiae bajo distintos nombres de producto. Se pueden añadir al agua de riego para parasitar las larvas de la mosquilla negra. También se puede recurrir preventivamente al ácaro depredador Hypoaspis ssp. en una proporción de 125 individuos/m2. Ahora bien, para tener éxito es imprescindible contar con el clima adecuado. Si las temperaturas son demasiado bajas los ácaros depredadores mueren enseguida. También se puede adquirir el Bacillus thuringiensis israelensis (B.t.i.), un insecticida por ingestión muy apreciado como solución biológica que se vende con distintos nombres comerciales. Las larvas de la mosquilla negra absorben esta bacteria que destruye la pared intestinal del parásito. De momento la legislación no permite aplicar directamente este rival biológico al substrato como medida profiláctica.
Por tanto existen diversas posibilidades para producir plantas con escasa presencia de mosquilla negra. El propio substrato ya puede contribuir a ello, pero únicamente puede minimizar una gran presión de infestación de los cultivos en combinación con otros factores a tener en cuenta.