El vidrio, elemento fundamental para mejorar la eficiencia energética del cerramiento
Agustí Bulbena- Para empezar el debate, valdría la pena que entre todos pudiéramos abordar una definición de eficiencia energética, consensuada, porque partiendo del mismo concepto podemos tener visiones diferentes.
Coque Claret- La preocupación por el ahorro energético tiene un largo recorrido. Desde principios de siglo XX ya se encuentran precedentes en Estados Unidos, con experiencia de casas solares en los años 30. Para nosotros la eficiencia energética tiene que ver con la integración de todos los aspectos que hacen referencia a la reducción de demanda en una edificación. No sólo aspectos vinculados al cerramiento, a la cubierta, a los sistemas activos, a la eficiencia energética o a los usuarios, sino cuando todos ellos están integrados. Es entonces cuando podemos hablar de políticas o acciones de eficiencia energética. En todo ello, el papel de la fachada y del vidrio es crucial.
También empezamos a tener en cuenta la eficiencia energética cuando empezamos a recibir normativas o regulaciones que reflejan ese concepto. Las normas de los 80 o 90 hablaban del aislamiento en la edificación, todavía no lo hacían de eficiencia energética, no era un concepto integrado. Esa integración de aspectos es lo que para nosotros, como arquitectos, otorga la característica principal de la eficiencia energética.
Eduardo Ramos- Coincido con lo que dices, pero hace 60 años ya se hablaba de eficiencia energética, no con esas palabras, pero sí existía ya esa idea. La eficiencia energética nace de la necesidad de confort y de, al mismo tiempo, poder reducir la demanda energética. Es un concepto que debe ser integrado en el conjunto del edificio. Aunque hablemos de soluciones energéticamente eficientes hay que valorarlas. Hemos colaborado con Asefave en diversas iniciativas en este ámbito. Una de ellas es la etiqueta de eficiencia energética. ¿Es la ventana por sí sola eficiente energéticamente? Depende de cómo la uses. La eficiencia energética está en la concepción del propio edificio, en su ejecución y en el uso.
Yo creo que la definición pasa por conseguir el diseño que necesitamos de la forma energéticamente menos costosa. Ahí debemos incluir el uso y el origen. Al final, se trata de ver cómo se comporta el edificio y aquí podríamos hablar del análisis de ciclo de vida. Cada una de las partes implicadas debe contribuir a que el todo obtenga esos resultados de eficiencia.
CC- Yo voy incluso más allá, no sólo el edificio, sino el edificio con su usuario, porque un edificio que no se usa no consume nada. Una vez se empieza a utilizar, la relación consumo-usuario construye finalmente el consumo final. Uno puede actuar mucho sobre el edificio en su concepción -y a los arquitectos nos preocupa mucho el objeto-, pero no somos capaces de entender cómo el sujeto se relaciona con él y ahí es donde fracasamos. En la arquitectura la obsesión por el objeto es total y el descuido por el sujeto es absoluto. El sujeto necesita una formación para saber usar y sacar el máximo rendimiento de un edificio eficiente. ¿Quién sabe cuánto rato hemos de ventilar al día? ¿Quién sabe cómo hay que calefactar, cómo tenemos que protegernos del sol? Eso no lo sabe casi nadie, incluso en mi profesión. Existe una enorme desventaja en pretender que el consumo de energía baje, que es el objetivo final, si una de las partes no la estamos trabajando bien. Si el usuario no sabe interpretar las prestaciones de una buena ventana, con un buen vidrio, para sacarle partido, no se consigue ganancia.
Coque Claret, Arquitecto
Profesor en la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura del Vallès ETSAV-UPC de Sant Cugat del Vallès, Barcelona. Miembro fundador de la agrupación AUS del COAC. Es un gran entusiasta y experto en soluciones constructivas y prácticas profesionales “alternativas” en la arquitectura. Amante de la realización práctica y del debate teórico/crítico sobre temas relacionados con arquitectura y sostenibilidad; arquitectura, salud y pobreza energética, etc. Impulsor del laboratorio de investigación PAUS en la ETSAV. Ha participado como Faculty Advisor en las ediciones 2010-2012-2014 del Solar Decathlon Europe en el equipo ETSAV-UPC. Investigador del proyecto europeo RELS de rehabilitación energética de viviendas sociales en el área mediterránea 2011-2015. Trabaja habitualmente en colaboración con Dani Calatayud en el Centre de Recerca i Transferència de Tecnologia CRiTT de la ETSAV-UPC.
Pablo Martín- Sin duda, hay que distinguir el uso del edificio. Por lo general, cuando el uso es residencial vamos con más cuidado, el despilfarro energético no es tan alto. En cambio, en edificios de uso terciario el margen de mejora en ahorro es mucho mayor, aunque en estos casos ya se estén empleando grandes soluciones técnicas. Aquí, el concepto de propiedad es muy difuso y quien trabaja en estas oficinas no se considera propietario de la energía que consume porque no la paga directamente. En grandes sedes corporativas es habitual ver plantas enteras donde se han dejado las luces encendidas por la noche. A pesar de tener unas instalaciones optimizadas, el uso es el factor que va en detrimento de tener una buena eficiencia energética.
Javier Paredes- Desde nuestra actividad de fabricantes de cerramientos acristalados para la envolvente exterior del edificio, entendemos como eficiencia energética la cantidad de energía que no se pierde de la empleada en la búsqueda del confort, es decir el rendimiento de la energía que necesitamos para estar confortables. En los últimos años, esta búsqueda de la eficiencia energética ha ido a más, de manera que no solo se busca el rendimiento a la ganancia, sino minimizar el consumo de energía, buscando fuentes naturales que contribuyan a reducir ese consumo energético. Para conseguir todo esto, el diseño es fundamental, es la parte más difícil, en la cual hay que tener en cuenta el conjunto, cómo utilizas los diferentes materiales, el uso estratégico que éstos tienen en la vivienda y los resultados que van a proporcionar en cuanto a sostenibilidad y confortabilidad
AB- Es un buen punto de partida. Lo que está claro es que desde hace años, en vivienda residencial, es imposible ver un bloque donde no haya aparatos de aire acondicionado. Todos sabemos que el coste de crear frigorías es mucho mayor que el de crear calorías, por lo tanto, en contra de lo que estábamos hablando ahora, el coste energético de ese edificio ha aumentado muchísimo. La eficiencia energética que conseguimos o intentamos buscar en el edificio de nueva construcción o rehabilitado, es más difícil de conseguir porque en el edificio existente se ha encarecido la búsqueda del confort.
ER- Hemos elevado nuestro nivel de confort y de necesidad de este confort.
CC- Sí, pero, ¿lo podemos pagar? Nos acostumbramos a definir unos estándares de confort mucho más elevados y restrictivos en un momento en el que el coste de la energía era muy barato. Eso ha generado una adicción y en el momento en que el usuario ya ha sido capaz de construirse su propio confort, el precio de la energía ha subido de manera brutal y hemos quedado atrapados. Las pautas de confort de hace 40 o 50 años han quedado obsoletas. Ahora queremos estar en el mes de enero, en nuestra casa, en camiseta. Tiene sentido hacer edificios muy eficientes, en los que la demanda energética sea muy baja, porque no quiero bajar mis parámetros de confort. Por eso están apareciendo problemas tan grandes como la pobreza energética. La gente es eficiente a costa del confort y eso repercute en la salud, que a su vez tiene un coste sanitario. Así, lo que no se ha invertido en eficiencia, al final lo gastamos en sanidad pública. Es muy importante entender que ese confort tiene un coste y ese coste hay que asumirlo. Ahora, ese coste, si no soy eficiente, puede llegar a ser inaceptable socialmente.
Ahora, haciendo un símil con la Fórmula 1, podríamos a llegar a fabricar ‘Ferraris’, en términos de vivienda. Pero, ¿hay ‘Fernandos Alonso’ para conducir esos ‘Ferraris’?
ER- Vamos al concepto, a la construcción y al uso. En otros elementos se encuentran ejemplos reales muy claros. En una finca de 30 vecinos se hace una intervención con la instalación de repartidores de coste de calefacción con válvulas termostatizables. Solo tres de los vecinos instalan los cabezales termostáticos, el resto no. Los que instalan reducen la factura energética un 50% adecuando el uso al perfil de usuario. Los que no los instalan, no solo no ahorran sino que impiden que los demás se beneficien del ahorro logrado. Lo mismo pasa con la envolvente y las ventanas.
A nivel de diseño y técnico existen soluciones para el hueco. Posiblemente sea el elemento de la envolvente térmicamente más débil, donde podemos encontrar, probablemente más del doble de pérdidas por metro cuadrado. En edificios antiguos, con ventanas con vidrios monolíticos, quizás estas perdidas se quintupliquen. Pero ahora existen formas de abordar estos problemas aunque en una ventana estos cambios no son apreciables a simple vista. La evolución tecnológica que el sector de la ventana ha puesto en el cerramiento no se percibe instantáneamente por el usuario. Si pudiéramos ver la energía que ya no se pierde por la ventana o el coste que ello supone seríamos conscientes como usuarios de lo que supone un cerramiento energéticamente eficiente.
JP- Aquí hay dos factores importantes, uno es los indicadores o los valores, y otro la concienciación a través de la comunicación o la formación. Volviendo al ejemplo de la automoción, casi todo el mundo cuando quiere comprar un coche ya busca estos indicadores de consumos o emisiones, pero porque previamente ya ha habido una concienciación muy importante. Sin embargo, realmente, los vehículos tampoco han mejorado tanto en este sentido en los últimos años. En cambio, en vidrio para construcción durante la última década se ha mejorado muchísimo, incluso consiguiendo consumos cinco veces menores y esta mejora no ha llegado al conocimiento del usuario final. Hay que vincular la información a algún indicador que comunique cuál es el consumo que tenemos en la vivienda.
PM- Ya existe, lo que pasa es que no es real. La Certificación Energética de los Edificios tiene unos programas de simulación. El mejor indicador de consumo eficiente en un coche lo tenemos en la pantalla del indicador que nos va diciendo los litros de combustible que nos quedan, según la velocidad a la que vayamos u otros parámetros. Aunque esos valores no sean del todo reales, podemos tomar decisiones en función de ello. Pero además, cada semana o cada quince días vamos a la gasolinera a rellenar el depósito y vemos el coste del combustible por litro. Cuando recibimos la factura del consumo de nuestra vivienda es difícil llegar a entender cuál es el consumo real que hemos tenido.
Pablo Martín Hernanz, director Asefave
Ingeniero superior industrial por la Universidad Politécnica de Catalunya.
Experiencia laboral en despachos de arquitectura e ingenierías desarrollada en España, Portugal y Andorra, así como en Project management y oficina de control técnico de edificación.
Desde 2008, director de Asefave (Asociación Española de Fabricantes de Fachadas Ligeras y Ventanas).
ER- El elemento de medida existe, que es la factura. También tenemos disponibles otros elementos de medida, pero no les damos la suficiente importancia. ¿Por dónde perdemos el calor de la vivienda? Por la ventana. Nos encontramos con casos de usuarios que cuando tienen más frío suben la calefacción. Si cambiaran las ventanas habrían solucionado el problema.
Estamos muy concienciados cuando se trata de cambiar de coche, pero no tanto respecto a nuestra vivienda.
Cambiar las ventanas puede tener un coste de unos 5.000 euros, con una vida de 30 o 50 años. Desde los años 80 se habrán puesto en España millones de ventanas con doble acristalamiento. En los años 90 ya había en España buenas carpintería de PVC, de aluminio con rotura de puente térmico y de madera, todas con vidrio de cámara sencillo de por lo menos 12 mm. Son ventanas de buena calidad y están en buen estado porque apenas tienen 20 años. ¿Cuál es la inversión para cambiar el acristalamiento de esas ventanas por otro de aislamiento reforzado con el que se rebajarían a la mitad las pérdidas? 500 euros. ¿Cuánto cuesta un móvil? Además al cambiar las ventanas por otras más eficientes empezamos a ahorrar desde el mismo momento en que se produce el cambio.
CC- En Europa se calcula el coste global y se demuestra que lo más caro es no hacer nada.
AB- Tiene que haber concienciación. En el sector de la construcción, no hay una constante presión con el tema de la eficiencia energética. Los planes renove de ventanas han tenido un cierto éxito. Ya que como profesionales y usuarios somos incapaces de hacer esta reflexión, ¿qué papel tienen las administraciones para que todo esto sea de obligado cumplimiento en el diseño de los edificios y para que se extienda luego al resto de intervenciones?
PM- La conclusión de los planes renove es que se está subvencionando a gente que podría cambiar sus ventanas sin necesidad de pedir subvenciones y no estamos llegando a las situaciones que serían idóneas para que se beneficiaran de ellos.
ER- Lo positivo es que se está consiguiendo que la gente empiece estar atenta de cuándo surgen estos planes renove, ya sean de coches, electrodomésticos o ventanas. En todas las comunidades autónomas donde ha habido planes renove de ventanas, se ha generado una actividad global en diez años de cerca de 1.000 millones de euros, con un total de unos 200 millones de ayudas. Esa es una de las grandes aportaciones de los planes renove y de la eficiencia energética, que la gente empiece a tomar conciencia de las posibilidades de las ventanas y de actuar sobre ellas para obtener un mayor ahorro. Ha tenido más importancia eso que el impacto de toda la actividad económica que se ha derivado de las muchas ventanas que se han cambiado.
AB- El usuario y también los fabricantes e instaladores de esos elementos han incrementado también su nivel de conocimiento. Y finalmente ellos tienen el contacto directo con el usuario.
JP- Los planes renove han supuesto un gran paso en la contribución a que el instalador y el usuario se sensibilicen de los beneficios en ahorro energético que supone cambiar las ventanas por otras más eficientes. Es cierto que quizás no se han beneficiado realmente los que más lo necesitaban y que algunos instaladores no han sabido comunicar correctamente la campaña. Es importante que de todas estas contribuciones económicas, parte de ellas se destinen a formación de los industriales y a publicidad dirigida al usuario final, para que el que apueste por el cambio de ventanas lo haga porque cree en el proyecto. Lo que más costará será conseguir que la gran mayoría de usuarios finales e instaladores se conciencien de la bonanza de la tecnología.
AB- El plan renove ha estado bien. Pero en Francia, por ejemplo, el vidrio bajo emisivo es más barato que aquí, porque allí es el producto estándar. Hay unos beneficios fiscales por emplear estas soluciones. Si haces reformas en tu casa o renovaciones puedes desgravar parte de tu factura final.
PM- Desde el 1 de enero de 2015, se ha dado una vuelta de tuerca muy interesante. Si en Francia quieres cambiar las ventanas y quieres optar a la desgravación fiscal, la instalación la tiene que hacer una empresa que tenga el sello del RGE (Reconnue Garant de l’Environnement).
En España, los planes renove han funcionado básicamente bien. Hay comunidades que han apostado mucho por la comunicación del plan. En algunos casos, planes con 1.000.000 de euros de dotación se han agotado en apenas dos horas y, en cambio, otros con la misma dotación, en seis meses todavía no se agotan. Las administraciones, cuando lanzan estos planes, lo hacen teniendo en cuenta dos cuestiones. Una es la puramente técnica y la otra es la del retorno del beneficio político. Desde el sector profesional nos choca ver cómo, a veces, hay una segunda derivada que obedece más a obtener réditos políticos, como las fechas y las circunstancias en las que se lanzan según qué planes renove.
Básicamente, han funcionado bien. En algunos casos no se han conseguido los objetivos buscados y en otros los resultados obtenidos para el sector han sido muy buenos, incluso pese al propio sector.
De cara al futuro, tenemos que tratar de incorporar esta línea francesa, implicar al instalador. En el sistema francés, para que su cliente pueda tener ese porcentaje de descuento fiscal, el instalador debe tener ese sello, que exige varias cosas. Una primera es formación, hay que pasar una formación, renovable cada cuatro años. Además, se visitan dos veces al año ejecuciones de obras. Y lo más importante, ese instalador está obligado a tramitarle al cliente todo el papeleo.
AB- Un aspecto bueno de este sistema es que el usuario, al declarar su inversión en la renovación, él mismo ve el ahorro que consigue.
CC- Hay una región de Austria, Voralberg, con 300.000 habitantes. Aquí tienen planificadas, a todos los niveles, todas sus operaciones de renovaciones y los integrantes de las asociaciones de vecinos deciden dónde ponen el listón, qué nivel de inversión requieren. Las administraciones locales les otorgan subvenciones al 100% con dos condiciones: para renovar su póliza deben demostrar anualmente que están en confort y que han asumido los estándares a los que se habían comprometido. Hay una corresponsabilidad por parte del usuario. En España hacemos certificaciones y nadie comprueba. Aquí las compañías energéticas no están interesadas en que seamos eficientes, sino todo lo contrario. Lo que quieren es vendernos mucho gas y electricidad. No puede ser que en los consejos directivos de estas compañías haya antiguos presidentes del gobierno o ministros.
PM- De todas maneras, hay bastantes plataformas enfocadas al usuario, a través de la OCU, etc. El usuario cada vez está más preocupado por su hogar. Y tampoco pretendamos rehabilitar todas nuestras viviendas de golpe, porque no es posible. Hay una construcción muy mala concentrada en unas ciertas épocas y zonas. Es normal que la mayoría de las certificaciones energéticas salgan letras E, F y G, porque la mayoría de las escalas están hechas para que sea así. La certificación energética se podría haber hecho para que cualquiera de los edificios de España fuese A.
ER- El objetivo del diseño de la certificación energética fue que el grueso quedase entre E y F y la certificación del Código Técnico daba entre D y E. Lo mejor siempre es un ejemplo. En un edificio de viviendas del año 1954 recientemente se han cambiado las ventanas de uno de los pisos intermedios por otras ventanas eficientes, con vidrio bajo emisivo y de control solar. Sin más cambio en el aislamiento se ha aumentado de forma sensible la temperatura interior, no bajando de 19 grados en todo el invierno, se ha reducido el consumo en calefacción respecto a otros pisos similares. A la vista de los consumos de calefacción, el resto de vecinos deberían plantearse la intervención.
Eduardo Mª De Ramos y Vilariño. Director de Citav. Saint-Gobain Cristalería
Ingeniero superior por la Universidad Politécnica de Madrid, su desarrollo profesional está vinculado desde sus inicios a Saint-Gobain Cristalería donde comenzó como ingeniero de producción en la fábrica de Renedo de Piélagos, participando en el temple y arranque de diferentes fábricas en España y Europa.
En 1997 abandona la producción para asumir la responsabilidad de la gestión de las marcas Climalit y Securit en el territorio nacional, con una red de más de 65 licenciatarios. Participa desde este momento en diversos comités nacionales como el Sello INCE de materiales aislantes o el CEN 129 en el ámbito de la normalización europea y en comités nacionales de normalización y certificación como CTN 085, CTN 92, CTC 47 y CTC 071, actividad que no abandonará en su desarrollo posterior.
A partir de 2003 asume la Dirección de Citav – Centro de Información Técnica de Aplicaciones del Vidrio –desarrollando su actividad con perímetro ibérico en el estudio de soluciones vidrieras aplicadas a la edificación. Como técnico especialista en el sector ha participado a título de vocal en diversos comités de normalización y certificación de AENOR relacionados con el acristalamiento. Participa en diversas asociaciones sectoriales y desempeña desde 2003 el cargo de Vocal del grupo Vidrio en la Asociación Nacional de Fabricantes de Ventanas (Asefave). Dentro de su actividad profesional ha colaborado como Profesor en diferentes Masters, y Cursos de Especialización de distintas Universidades realizando una importante labor de divulgación y formación con múltiples charlas y ponencias en Colegios de Arquitectura, congresos y encuentros sectoriales.
Ha colaborado en diversas publicaciones como el Manual de Fachadas, el Manual de la Ventana, Guía de Materiales Aislantes o diversos títulos relacionados con la eficiencia energética editados por la Comunidad de Madrid e Idae.
CC- Yo me hice mi casa con otros dos vecinos y pago la cuarta parte que ellos y estoy en más confort. Hay que saber ‘conducir’, hay que ventilar por la noche y durante el día; en invierno hay que tener las contraventanas abiertas para que entre el sol. No entienden el metabolismo de una vivienda.
Estoy haciendo un trabajo con el Ayuntamiento de Sant Cugat sobre viviendas dotacionales para la tercera edad. Te dicen que ventilan cinco o seis horas al día, porque su generación está habituada a hacerlo así. Ahora no les puedes hacer cambiar esa mentalidad. Pero ese no es un ejemplo al azar, es casi norma general. La realidad es brutal.
AB- Habéis llevado el problema al hueco. La normativa ha sido la que ha sido, pero los materiales y sus prestaciones han ido evolucionando. ¿Quién va por delante, la normativa o el producto?
CC- En este país, hasta que la normativa no nos ha obligado a hacer determinadas cosas, por lo menos en mi sector con el Código Técnico y las prestaciones, se han hecho barbaridades.
ER- Yo creo que los productos van por delante. Hemos tenido en el sector de la ventana y vidrio auténticos ‘Ferraris’. En los años 90 ya existían los vidrios bajo emisivos. Ahora mismo en España, en Avilés, Saint-Gobain fabrica vidrios de alta capacidad aislante. La industria va por delante del producto y es el uso del producto el que hace la norma.
Saint-Gobain, cada año desarrolla entre dos y tres productos nuevos de vidrio. En un plazo de siete u ocho años puedes tener 20 - 25 productos innovadores desde su concepción hasta sus prestaciones. Ahí están. Ahora hay que usarlos.
CC- Todavía valoramos las obras de edificación según el presupuesto de ejecución de material (PEM). Si lo hacemos según lo que dice la directiva europea de principios de 2015, que habla del coste global, aquí se integra el coste, la amortización, la reposición, la vida útil a 50 años… En España todavía miramos lo que cuesta un edificio por la certificación final. Eso es un error gravísimo de procedimiento.
PM- El que es responsable del PEM es el constructor y el promotor, pero a éste no le puedes exigir que tenga en cuenta los costes más allá del momento en el que se desentiende de la obra.
CC- El problema es que no comprábamos casas por su valor de uso, sino por otros valores, como el patrimonial, con lo cual no necesitábamos prestaciones. Entonces, si no precisamos prestaciones, ¿para qué vamos a analizar el coste de vida? Cuando necesitamos el uso, entonces encontramos las carencias y necesitamos unas prestaciones de consumo. En mercados más maduros que el nuestro, como en Francia, los API ya ponen la clasificación energética de las viviendas y no es lo mismo un piso A que un piso B.
JP- Miremos el ciclo de vida completo, el coste global. El promotor se queda en la fase final y lo que le interesa es extraer el máximo rendimiento, vender al máximo precio y tener los mínimos costes que respeten el proyecto. Para ello alguien debe valorar más lo que está haciendo y eso tiene que hacerlo el usuario final, que debe exigirle unas ventanas y cerramientos de mejores prestaciones. Si éste está dispuesto a pagar productos de mayores prestaciones, estos productos no serán reemplazados por otros de menos coste en la fase de construcción.
CC- Y los vidrios todavía se ven, pero la estanqueidad, ¿quién la ve? No la ve nadie, pero en una vivienda es casi más importante la estanqueidad al aire que el vidrio, porque tienes unas infiltraciones grandes y nadie las ve. No basta con tener un buen vidrio, si la carpintería no es estanca. Es el conjunto lo que importa y debe funcionar bien.
PM- En la norma se está englobando todo. Norma se considera una norma UNE o una directiva europea que luego se traslada a un Real Decreto o a una orden ministerial. ¿Qué va por delante? Dependerá del tipo de norma o reglamento que estemos trabajando. Si hablamos de producto, éste va por delante de la norma, porque parte de un desarrollo y una investigación y cuando ese resultado empieza a llegar al mercado es cuando se manifiesta la necesidad de una norma, para que se pueda comparar un producto con otro.
Cuando partimos de una reglamentación o una directiva, el proceso es diferente. Se pueden sacar directivas que están basadas una vez más en un interés político o económico y que no haya producto, o que solo haya un tipo de producto para satisfacer. En ese momento, sí que el sector industrial trabajará para encontrar la solución en cumplimiento a esa norma.
Por ello, en algunos casos el producto irá por delante de la norma y en otros no. Hay muchísimas normas armonizadas de producto en la construcción, y aún así hay muchas soluciones constructivas que no están incluidas en normativas armonizadas y tienen que sacarse sus propios documentos de idoneidad técnica, por ejemplo para poder saber cómo fabricar y aplicar ese producto. Y hay otras soluciones derivadas de les exigencias surgidas por reglamentaciones. Si, por ejemplo, un requisito obliga a conseguir un 50% de ahorro de energía en el hogar, ahora con la mera aplicación de un vidrio no se podrá conseguir, pero la industria se encargará de investigar para desarrollar una solución apropiada.
Es cierto que no hay control de las certificaciones. El Institut Català de la Energía, Icaen, hace unos meses publicó la noticia de que había sancionado a diversas agencias inmobiliarias en Cataluña por un cumplir el Real Decreto que obliga a exponer la calificación energética de aquella vivienda o local que se pone a la venta o en alquiler. Eso está en el Real Decreto de 2013 y no lo cumple nadie, todas las viviendas tienen el certificado en proceso. No debe costar tanto una certificación energética cuando se están haciendo por teléfono y con Google Maps. Ese es otro gravísimo problema que tenemos, el cumplimiento de la muchísima normativa que tenemos.
AB- Si nos referimos al vidrio, podemos decir que hemos tenido normativa muchísimo antes que la carpintería y el cerramiento. Hace 30 o 35 años ya había un sello de calidad que exigía unos requisitos al vidrio.
ER- Como gran industria que es, resulta mucho más fácil de regular que una industria más atomizada como la del cerramiento. De todos modos, y desde el punto de vista de la arquitectura, cuando existe mucha normativa, también se coartan las libertades. Teniendo en cuenta el proceso conceptual y de diseño del edificio, si su metabolismo cumple con esas exigencias, ¿por qué no tener la libertad de hacerlo como uno considere?
CC- En mi opinión, mientras la comprobación sea prestacional debe haber total libertad de acción. Pero se debe conseguir confort y bajo consumo.
ER- Sin embargo, desde el punto de vista de la mejora del parque de viviendas y de ese control, hubiera sido mucho más fácil mantener un sistema como el del Código del 2006, con el que se podía actuar de la manera más conveniente, respetando la condición del código del 2013, es decir, limitando tu demanda, pero limitar también las prestaciones de los elementos que vas a colocar.
Esa parte normativa no debería coartar la libertad, sino marcar lo que no se debe hacer. Suple en parte a la falta de formación. Seguro que a los fabricantes de ventanas os ha pasado que os piden ventanas que cumplan el Código Técnico. Cuando te especifican que en esa ubicación tu ventana no puede tener más de U = 3.2 W/m²K, el cliente debe saber que ese es el límite exigido. De ese valor hacia abajo hay muchas más opciones y, seguramente, más óptimas. Eso es ir al filo de la ley, que pide un valor menor a 3.2 W/m²K
CC- Hay un futuro muy cercano que es el de la directiva Nearly Zero Energy Buildings (Nzeb), edificios de consumo energético casi nulo, en el 2018 para edificios públicos y en el 2020 para edificios de nueva planta. Y se está hablando que para el 2023 o 2024 llegará también a la rehabilitación. El hecho que hoy en día un edificio de prestaciones magníficas prácticamente no necesita estar conectado es algo que debe conocerse. Eso va a cambiar la formación. De los catedráticos de mi escuela de arquitectura, prácticamente nadie sabe que es un NZEB. Estamos formando alumnos en una escuela de arquitectura con unas perspectivas puestas en lo que se construía hace 20 0 25 años. Esta oportunidad me parece imprescindible y el sector se debería posicionar claramente. Es la única manera de diferenciarse, porque eso genera un tipo de edificio diferente y, por lo tanto, un modelo de barrio diferente y de ciudad diferente. Y aquí el mundo del cerramiento tiene mucho que decir, porque la gestión de la permeabilidad, de la captación, del aislamiento o de la condición cambiante de respuesta al entorno es absolutamente imprescindible.
JP- Nosotros trabajamos directamente con el cliente final cuando hacemos viviendas individuales, y trabajamos con constructoras en obras. Las experiencias son muy diferentes. Con las constructoras, en la gran mayoría de proyectos, las empresas de nuestro sector actúan rozando el larguero en el cumplimiento de las normativas, interpretando la normativa con el objetivo de cumplirla con los mínimos costes.
Con el particular nos encontramos con mucha variedad. Hay quien no valora las prestaciones y cuesta mucho convencerlo de aplicar productos que se adapten a la normativa, con lo cual en muchos casos tienes que apartarte del proyecto. Otros, en cambio, aunque todavía muy pocos, empiezan a estar concienciados. A la gran mayoría cuesta mucho convencerlos, tienes que ponerles ejemplos y explicarles los beneficios de las nuevas soluciones existentes en el mercado. Aún falta cultura ciudadana en esta materia y eso sólo se soluciona con divulgación, campañas informativas y tiempo. La meta a corto plazo debería ser que cuando el usuario quiera cambiarse el cerramiento por lo menos lo haga ya con una curiosidad sobre cómo obtener un mayor ahorro energético gracias a ese cambio de ventanas.
En cuanto a la construcción de obra nueva es muy importante la evolución de la normativa. Aunque las fechas de aplicación son ya cercanas, la construcción de edificios de consumo energético casi nulo en el sector se ve muy lejana. Y si en proyectos de rehabilitación se espera que sea el 2024, considero que será más difícil de conseguir.
Javier Paredes, adjunto a gerencia de Garcia Faura
Ingeniero industrial.
Director de producción de Garcia Faura:
- Compañía líder en la ejecución de fachadas y cerramientos combinando aluminio, acero y vidrio.
- Trayectoria de 125 años de dedicación al sector del metal.
- Oficina técnica especializada con más de 25 titulados superiores al servicio de las necesidades del cliente.
- Flexibilidad operativa y productiva para la ejecución de proyectos de diferente tipología, magnitud y complejidad.
- Con sede en Barcelona y presencia internacional en Europa y América.
CC- Se trabaja en la idea de que sea una normativa dura, pero con un periodo de implementación gradual, de manera que se permita una adecuación y dejar que el sector se reconvierta. Y esa es una oportunidad para todos.
AB- Entremos en la evolución del vidrio. Tenemos, el edificio, el hueco, el cerramiento, el vidrio… Cuál es la evolución y el peso del vidrio. ¿Cómo lo habéis vivido?
ER- Desde el punto de vista del fabricante, la evolución del vidrio ha sido extraordinaria. Yo llevo trabajando en Saint-Gobain 20 años y en este periodo ha habido un cambio espectacular. Y hay productos que todavía tienen que madurar más para hacerse más ‘banales’. Hay vidrios tecnológicos con unas prestaciones espectaculares y tendrán que ir evolucionando. Estoy seguro de que la industria del vidrio va a seguir aportando nuevos productos cada año que aportarán, aparte de seguridad o acústica, mayores prestaciones en el aspecto energético, porque esa es la principal preocupación ahora mismo, la energía, en todas sus versiones: aislamiento, control solar, luz…
Por el hueco se pierde mucha energía, pero cada vez nos gustan las ventanas más grandes.
CC- Precisamente por eso también se gana mucha energía, es una cuestión de balance. A medida que vamos haciendo vidrios con una U cada vez más baja, su capacidad de captura va disminuyendo.
ER- No siempre. A veces el conocimiento que se transmite lleva a errores. Hoy la industria pone a nuestro servicio diferentes tipologías de productos que se adecuan a nuestras necesidades. Existe una amplia gama de productos. Podemos optar entre una docena de vidrios incoloros, no reflectantes, que podemos aplicar en usos terciarios o residenciales, con unas prestaciones de hasta 70% de transmisión luminosa, una transmitancia térmica que puede alcanzar valores de 1.0 W/m²K, y aquí podemos elegir entre distintos factores solares de 0.33, 0.38, 0.42, 0.56 o 0.65. Una amplia gama de posibilidades para adaptarse a lo que cada caso particular requiere.
CC- En un edificio terciario las cargas internas son tales que posiblemente no interesa captar. Pero en una vivienda sí que interesa.
AB- Por lo tanto, antes de escoger el vidrio para cada estancia, tenemos que hacer un estudio para saber cuál es el que más nos conviene, teniendo en cuenta factores como la orientación.
PM- Yo creo que el gran problema para lograr los objetivos de la directiva de edificios de consumo casi nulo no está en el producto. De hecho, hoy día ya se están construyendo este tipo de edificios. El problema está en la resistencia que tenemos a cambiar nuestra forma habitual de trabajar. Es decir, por qué esos productos que todavía no son ‘banales’ no se utilizan, porque sus costes tampoco son tan elevados.
La evolución del vidrio igual ya existe. Posiblemente, en el futuro va a ser ‘inteligente’. ¿Por qué no conseguir que los vidrios de nuestras ventanas, mediante una aplicación en nuestros teléfonos o tabletas, nos proporcionen información del consumo que estamos teniendo por esa ventana? Eso nos permitirá actuar subiendo o bajando las persianas o la temperatura de la calefacción. O en el mismo vidrio un mensaje nos indicará los valores de temperatura, consumo, etc. Eso lo tendremos en nuestras viviendas de aquí a un tiempo.
AB- El camino evolutivo del vidrio es muy largo todavía. Y esa evolución vendrá por las capas, seguramente con aplicaciones que todavía no conocemos, con materiales metálicos u de otros tipos, con óxidos o nanomateriales, etc.
CC- En este sentido, como en todas las pieles, de nuestro cuerpo o de los cerramientos, la evolución pasa de ser algo estático o algo dinámico. Ese dinamismo hace que la piel sea porosa, que reaccione a las condiciones y sea adaptable. Ahí el vidrio tiene un papel central. Ese es el futuro.
PM- ¿Y en lo que respecta a procesos de fabricación? ¿Veremos impresión en 3D en el mundo del vidrio?
CC- Para mí, ahí tendrá mucho que ver la reducción de la demanda energética en su producción. En niveles de reciclabilidad y de baja demanda energética en la fabricación del vidrio hay todo un territorio por explorar.
AB- Si hay un producto de construcción que se recicla casi al cien por cien en su transformación, es el vidrio.
ER- El vidrio es cien por cien reciclable, incluso el de capas. Eso no quiere decir que vuelva a convertirse en el mismo producto, sino que se destina a otros, porque para hacer lanas de roca o lanas de vidrio, vidrio celular o incluso asfalto se emplea vidrio. En los procesos productivos del vidrio, hasta que llega al edificio, sí se recupera todo el vidrio. El problema viene en la demolición del edificio, ahí hay una asignatura pendiente.
JP- El vidrio tiene ya unas prestaciones muy buenas, mejorarlas es siempre posible, pero estamos ya en un nivel muy alto. Lo importante será mejorar la durabilidad de estas prestaciones, habrá que potenciar la investigación para que el vidrio conserve esas prestaciones el mayor tiempo posible y que se trabaje también en la adaptabilidad del vidrio dentro de sistemas. Muchas de las prestaciones se han conseguido a base de espesores y peso y eso supone un problema para los sistemas. El trabajo de investigación debería dirigirse a mantener prestaciones, pero conseguir una mayor durabilidad y que estas prestaciones se puedan conseguir con menos peso, es decir, con menores espesores.
CC- La tipología edificatoria define en gran parte dónde está el margen. En un edificio terciario, por ejemplo, el peso del metro cuadrado del suelo es fundamental, y por eso se busca el muro cortina lo más delgado posible. La repercusión del grosor de la fachada en un edificio en el valor del suelo es muy importante. Si extraemos del precio del suelo, el grosor de la fachada y podemos empezar a trabajar con fachadas dobles y hacer gestiones mucho más complejas, desde la arquitectura tenemos un territorio alucinante, en el que las prestaciones de cada una de las capas y saber cómo gestionamos la interface entre el interior y el exterior nos permitirá una cantidad ingente de posibilidades. Pero si estamos sujetos a una reglamentación urbanística específica y a un valor del suelo, claramente esos tres centímetros de grosor de la fachada salen ganando frente a una fachada de 50 cm de grosor.
Uno de los edificios en los que he estado involucrado recientemente funciona sin máquinas. Cuando hace un poco más de frío de lo habitual, se encienden las luces del interior, pero solo un rato. Para conseguir esto, la fachada es esencial. En este caso tiene un grosor de 90 cm, con unos vidrios y carpinterías con unas prestaciones excepcionales, más o menos compuestas al 50%. La repercusión que tiene el perímetro de la fachada respecto a la planta es importante, pero al estar desligado del valor del suelo, no hay problema. Nuestros regímenes urbanísticos hacen que la tipología de la fachada de nuestros edificios de oficinas sea lo más delgada posible.
Si pensamos en los elementos como protección solar, elementos vegetales, etc., toda esa relación de elementos que está entre el exterior y el interior… ese ‘entre’ para mí, en términos de arquitectura, tiene un futuro muy importante. Y en ese ‘entre’ las capas tienen papeles muy diferenciados.
Coque Claret, arquitecto, profesor en la ETSAV-UPC.
AB- El hueco ha crecido y crecerá todavía más por un concepto de la conexión entre interior y exterior. Además, ahora tenemos perfiles minimalistas. Pero nos encontramos con sistemas correderos que no aguantan según qué dimensiones de espesores de vidrio. Y esto es una batalla diaria.
PM- ¿Llegará a independizarse el vidrio alguna vez de los sistemas? ¿El propio vidrio podrá cerrar completamente el hueco?
CC- La estanqueidad al aire es por ahora el gran impedimento. Si no, ya se haría.
ER- El vidrio aportará en todo, sobre todo en las capas. Dentro del vidrio hay muchas composiciones distintas. Cuando pueda aligerarse será un salto cualitativo espectacular, como cuando pueda ofrecer más resistencia en cuanto a condiciones de seguridad. Hemos conocido el proceso de templado y de laminado, pero ¿habría alguna evolución que nos proporcione un vidrio más seguro, con menores espesores que nos permita aligerar la masa específica del vidrio?
CC- Están empezando a salir productos que cumplen parte de las prestaciones del vidrio, con grandes cualidades, como el efte. El gran problema que tiene el vidrio es el peso. Pero no hay ningún otro material que a 40 metros de altura aguante las presiones del viento, proporcione transparencia, luminosidad, durabilidad y facilidad de limpieza.
ER- Donde está evolucionado el vidrio es hacia procesos de producción que permiten la realización de piezas de gran tamaño. Y eso va a ser cada vez más habitual. Cada vez más fabricantes vamos a ofrecer esos tamaños colosales que nos van a permitir realizar proyectos excepcionales, que también nos van a exigir pesos, soportes, etc, adecuados a ellos. Esas extradimensiones van a ser cada vez más habituales y no para el producto ‘banal’, sino para productos especiales. Esas capacidades industriales van a estar a la orden del día.
CC- Pero existen muchas otras posibilidades de desarrollo. No hace falta hacer vidrios de doce metros, porque comporta grandes gastos y dificultades en transporte, colocación, mantenimiento…
Es fundamental aplicar el sentido común y hacer un análisis de las aplicaciones y posibilidades. Si tenemos en cuenta los costes energéticos generados en la producción, transporte, colocación, etc, te das cuenta de que algunas de estas intervenciones excepcionales no tienen ningún sentido.
AB- Para poner punto final, ¿qué conclusiones podríamos extraer de todo lo que hemos expuesto hoy?
JP- La eficiencia energética de los productos está en unos niveles muy buenos. Aparte, se está trabajando desde hace tiempo en el diseño para conseguir que no solo el producto, sino todo el conjunto consiga un rendimiento óptimo. La normativa es la que ha empujado y la que deberá empujar para que esto siga siendo así, pero debe existir la concienciación final del usuario, para que se lo crea. Eso provocará que los implicados inviertan en tiempo, investigación, dedicación y desarrollo. Confío en que, de la misma manera que se ha conseguido en otros sectores, en el nuestro también se pongan los medios necesarios para concienciar a todo el mundo y que nos ayude a que estos proyectos se empiecen a desarrollar desde la fase inicial y que se respeten las directrices para poderlos construir de esta manera. Creo que nos queda muchísimo por delante y el problema no radica en el producto, sino en su aplicación y en su uso.
PM- Yo soy un poco descreído respecto a estas ‘etiquetas comerciales’ de eficiencia energética. Cuando unas palabras se repiten tanto en tantos sitios y desde tantos puntos de vista distintos, algo falla. Ha pasado estos años con la ‘sostenibilidad’: de repente el concepto se está difuminando, cuando hace cuatro años todo era sostenible. Ahora todo es eficiente energéticamente. En todo esto hay dos corrientes: una, muy interesada, muy puntual, muy de moda; la otra es la de fondo, que ha estado y estará siempre. La eficiencia energética es ‘simplemente’ un apartado del confort, junto a la acústica, la seguridad, privacidad… y muchas otras cosas. Habrá que ver dentro de equis años, si estos puntos que hemos tratado hoy se han mantenido, han variado o no. El concepto de ‘eficiencia energética’ está presente desde que el ser humano busca refugio para sobrevivir.
Hace unos días, en una mesa redonda en el Colegio de Arquitectos de Madrid, el arquitecto Patxi Mangado manifestaba que, a pesar de haber recibido premios al respecto, jamás se había planteado hacer edificios sostenibles o eficientes energéticamente, sino hacer edificios adaptados al contexto de la ubicación física donde se están construyendo. La eficiencia energética no pasará de moda. Lo hará este ‘marketing de eficiencia energética’.
Los participantes en la mesa redonda, exponen sus conclusiones.
ER- Estamos todos de acuerdo en que la eficiencia energética es una necesidad, pero en un grado coherente con la vida, que no es solo el diseño, sino también el uso. Por lo tanto, hay que concienciar desde abajo, al usuario, al promotor, al arquitecto, al técnico, al constructor, al proveedor de las soluciones y a la industria, a toda la cadena. En esa cadena ha de haber una transmisión de valores lógicos para dar respuesta a un confort y unos consumos responsables, que repercuten también en nuestro entorno. Desde el punto de vista del vidrio y de su industria, estamos ante un material antiguo pero que se renueva cada día, con nuevas aportaciones que esperamos que no se queden en lo que ya conocemos. Cada cierto tiempo habrá una revolución de algún tipo que nos hará dar un salto cualitativo. Y el mundo del vidrio, con toda la industria e investigación que tiene detrás, nos dará alguna sorpresa. Mientras tanto, el vidrio es fundamental tenerlo en consideración para esa eficiencia energética por su transparencia y su doble vertiente de aportes y pérdidas. Conocerlo a fondo es fundamental y conocer las posibilidades que hoy dispone el usuario y el técnico para hacer ese hueco eficiente es fundamental, tanto como el uso.
CC- Estamos en un entorno europeo y la edificación, nos guste o no, tiene una dependencia energética formidable. Pero técnicamente, hoy ya es posible no tener esa dependencia. Esa es la apuesta europea y cuanto más tardemos como sector en ponernos en línea con el resto de países de nuestro entorno que entienden la necesidad de reducir al máximo en consumo de energía más lo haremos en aprovechar esa revolución formidable. En ese papel, el cerramiento, la membrana que separa interior y exterior es fundamental y dentro del cerramiento el rey es el vidrio, el que más ha evolucionado en los últimos cien años. En ese sentido, le pediría al sector que sea consciente de la problemática real que tiene una parte muy importante del entorno del sur europeo y que la gente tiene derecho a vivir en confort con un bajo coste energético.
Eso es una tarea que nos va a dar trabajo en los próximos 20 o 25 años para condicionar nuestros edificios y nuestras ciudades a las condiciones energéticas de que disponemos, porque la energía va a seguir subiendo de coste, y la gente no está dispuesta a desprenderse de las prestaciones de confort que les proporcionan los edificios. Por lo tanto, la única manera es hacerlo mejor y aprender a usarlo bien. Yo soy muy optimista, tenemos una gran oportunidad. Porque en la escasez, el ser humano siempre se ha mostrado mucho más capaz de gestionar muy bien.
AB- Después de este debate, me quedo con cinco términos, y entre ellos no están ni eficiencia energética ni sostenibilidad: formación, información, normativa, uso/usuario y producto. Todo esto, combinado de la manera que creamos más oportuna, resume lo que hoy hemos expuesto y nos proporciona todas las claves de futuro por las que ha de discurrir el sector.