Ayuda en Acción propone un decálogo para garantizar una escuela inclusiva en España
La escasa educación infantil de calidad, las altas tasas de repetición - un 8,7% de los estudiantes de la primera etapa de la ESO frente a la media europea del 2,2%-, el abandono educativo temprano - un 13,3% en 2021- y la segregación escolar son los grandes problemas del sistema educativo en España.
Estos datos dejan en una situación especialmente vulnerable a la infancia, que es el colectivo con mayor riesgo de pobreza en España. Uno de cada tres niños o niñas está en riesgo de pobreza. La educación debería ser para ellos y para ellas un salvoconducto para continuar en la educación y poder tener un futuro, pero los problemas mencionados afectan gravemente a la igualdad de oportunidades y a la inclusión educativa.
Además, la brecha digital en la educación y el gasto educativo desigual en los hogares genera un impacto en la pobreza infantil que nuevamente impide que los que menos tienen cuenten con iguales o buenas oportunidades de vida.
Ayuda en Acción cree en las capacidades de estos niños, niñas y adolescentes. Por eso, fortalece sus capacidades para garantizar el acceso, la permanencia y el egreso efectivo de una educación inclusiva y de calidad desde la primera infancia y, especialmente, en el caso de las niñas, para superar las desigualdades.
Ejemplo de ello es el proyecto 'Una escuela que rompe barreras' con el que la organización promueve un sistema educativo inclusivo que tenga en cuenta la diversidad de necesidades y capacidades del alumnado y elimine toda forma de discriminación, así como los obstáculos a la participación.
Para lograrlo, Ayuda en Acción propone su decálogo para garantizar una educación inclusiva en España:
- Una escuela que respeta los derechos de la infancia y la adolescencia reconoce sus capacidades y fomenta que expresen sus opiniones y que estas se tengan en cuenta.
- Una escuela liderada por un equipo que involucra a toda la comunidad educativa en la toma de decisiones.
- Una escuela que se comunica de forma positiva con las familias y fomenta su participación.
- Una escuela cuyo profesorado continúa formándose.
- Una escuela donde la enseñanza y aprendizaje parten de las motivaciones del alumnado y de evidencias científicas.
- Una escuela que evalúa el progreso del alumnado de forma global, teniendo en cuenta sus diferentes capacidades.
- Una escuela que revisa los contenidos y currículo desde un enfoque de diversidad e igualdad de oportunidades de niñas y niños.
- Una escuela digitalizada.
- Una escuela que no trabaja de forma aislada y se integra en una comunidad de práctica docente.
- Una escuela que fomenta una comunidad de aprendizaje en el barrio.
Alcanzar todo esto es fundamental. Como indica Fernando Mudarra, director general de Ayuda en Acción, “la educación es la mejor herramienta para acabar con las desigualdades”. “Si queremos que las nuevas generaciones rompan el círculo de la pobreza y mejoren sus oportunidades tenemos que aumentar la inversión real en la atención a la infancia y asegurar que todo el alumnado tiene acceso a una educación de calidad”, reclama.