Alumnos del Colegio San Patricio convierten un Seat 600 en un vehículo eléctrico
Cuatro alumnos de Bachillerato del Colegio San Patricio de Madrid, junto con su profesor de tecnología industrial, convirtieron un viejo Seat 600 en un vehículo eléctrico, mucho más ecológico, demostrando que no hay retos imposibles si se trabaja de forma colaborativa. Las redes sociales y medios de comunicación fueron sus aliados para darse a conocer y conseguir los materiales necesarios.
Los alumnos junto al Seat 600 ya terminado y listo para dar una vuelta en el Circuito del Jarama.
Nunca se dieron por vencidos. Por eso, la loca idea de convertir un destartalado Seat 600 del año 1969 en un flamante vehículo eléctrico se vio hecha realidad gracias al empeño del profesor de tecnología industrial y coordinador TIC del Colegio San Patricio de Madrid, Manuel Amor y de sus cuatro alumnos de 17 años Antonio Capilla, Alfonso Barbosa, Diego Medina y Jaime Rodríguez.
Se trata de un proyecto innovador desarrollado por un apasionado profesor del colegio junto a cuatro inquietos y persistentes alumnos de 2º de bachillerato, inicialmente a través de un software de gestión en 3D, que permitió plasmar digitalmente lo que posteriormente se llevó a la práctica.
Para la fabricación de las piezas necesarias para el reciclaje del coche, los alumnos crearon una fresadora que, a través de este software en 3D, les permitió crear plantillas exactas en madera, y enviar a un tornero aquellas otras que necesitaban reproducir en otro material.
Un ambicioso y motivador proyecto llevado a término tras largas jornadas de trabajo de este profesor y sus cuatro alumnos que, trabajando fuera del horario escolar, fines de semana incluidos, consiguieron que un Seat 600, aún conservando su esencia y estructura, funcione solamente con electricidad, con una autonomía inicial de 20 kilómetros.
Piezas principales que conforman el sistema electrico del coche: motor, un controlador de velocidad, un medidor del estado de la batería, un convertidor de corriente, un acelerador electrónico, un cargador, además de las seis baterías de plomo.
Imagen de la fresadora construida por los propios alumnos para realizar las piezas en madera que emplearían en el vehículo.
Como nos comenta Manuel Amor, para que el proyecto llegara a buen puerto se sucedieron una serie de circunstancias que lo convirtieron en un gran éxito. “La asignatura de tecnología industrial comenzó justo ese año como alternativa, y me encontré con cuatro alumnos que la eligieron porque no querían dar alemán, así que pensé que tenía que proponerles un proyecto que les enganchara”, explica. La idea inicial era realizar un kart eléctrico de madera, para lo que era necesario construir una máquina de cortar madera de forma precisa, una fresadora de control numérico, que realizaron ellos mismos.
“Durante el primer año de la asignatura conseguimos acabar de hacer la fresadora. El segundo año, los alumnos tenían en la cabeza que yo les había dicho que íbamos a hacer un kart, pero me di cuenta que no íbamos a tener tiempo para fabricar todo el chasis. En ese momento empecé a darle vueltas al tema, y pensé en el tema de la movilidad eléctrica, y cómo este tipo de vehículos van a ser más respetuosos con el medioambiente”.
Con ese pensamiento de hacer algo sostenible, llegó la idea de montar un coche eléctrico. “Estaba el problema de la homologación, que es muy caro para poder tener la ITV y circular con él, pero los chavales se entusiasmaron con la idea, que les dije que tendríamos que buscar patrocinios porque hacerlo de la nada era imposible”.
El grupo consiguió un vehículo abandonado: un Seat 600 del año 1969 absolutamente desvencijado. “Fue curioso porque el Colegio cumplía 60 años. Y el Seat 600 también. “Les comenté a los chicos que teníamos que salir a las redes sociales para que se conocieran y consiguieras patrocinadores, no ya de dinero, sino de materiales y piezas que nos pudieran dar”.
Cuadro de mandos creado en madera para el Seat 600 reciclado.
Empezaron a hacer bocetos en 3D de las piezas que necesitaban y a evaluar cómo las integrarían en el coche. Jaime, que su familia tiene concesionarios de coches, habló con mecánicos para solucionar los problemillas de encaje. Un taller les cedió la pintura, los monos y protecciones para pintarlo.
“Nos fueron conociendo a través de Twitter. Pronto conseguimos que el proyecto saliera en la contraportada de un periódico nacional, y eso ya poco a poco nos pidieron más entrevistas, y eso hizo que pudiéramos ir de otra manera a buscar patrocinadores que nos ayudaran el proceso. Ya no éramos unos locos solos haciendo un coche eléctrico”, recuerda Manuel Amor.
Momento en el que los alumnos pintan el Seat 600 con el material cedido para ello.
Así, consiguieron las piezas fundamentales para montar todo el sistema eléctrico del Seat 600: motor, un controlador de velocidad, un medidor del estado de la batería, un convertidor de corriente, un acelerador electrónico, un cargador y seis baterías de plomo. “Ese era el objetivo: demostrar que los coches eléctricos pueden hacerse. Es algo sencillo. Falta algo quizá de voluntad política”.
La presentación oficial del vehículo no pudo tener un mejor escenario. El Seat 600 eléctrico construido por los alumnos del Colegio San Patricio y su profesor consiguió dar una vuelta en el Circuito del Jarama en un Festival de coches antiguos organizado por Seat, la mejor recompensa para el esforzado grupo.
“Lo importante era el reto, ver cómo conseguir hacer algo que parecía imposible. A los alumnos les sirvió de gran aprendizaje no sólo técnico, sino para buscarse la vida, manejarse con los proveedores, algo que hoy les está siendo muy útil”, concluye el profesor.