Las empresas exigen soluciones verdes que las ayuden a cumplir sus objetivos ESG
El potencial de la tecnología para combatir la crisis climática sigue siendo un proceso vigente y, para el sector, hacer productos y servicios sostenibles ha de ser una prioridad.
El hecho de no proporcionar un programa ESG potente y tangible, respaldado por los datos, puede afectar muy negativamente a las compañías. Según un estudio Pure Storage sobre el impacto tecnológico, la mayoría de las empresas (78%) dan prioridad a las iniciativas sostenibles, pero que solo la mitad (51%) están en caminadas a cumplir sus objetivos.
La industria tecnológica genera el 2-3% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, por lo que el conjunto del sector tiene la responsabilidad de garantizar que la tecnología sea lo más eficiente posible. La implantación de una tecnología adecuada puede tener un impacto real e inmediato sobre la reducción de las emisiones de carbono.
El almacenamiento de datos empresariales es un excelente ejemplo de ello. El diseño de un centro de datos respetuoso con el medio ambiente es algo de lo que se lleva hablando desde hace años y, últimamente, se ha dado un nuevo impulso a la obligatoriedad de ser más eficiente a nivel general.
En un esfuerzo por hacer frente a este problema, el sector tecnológico ha adoptado algunos enfoques creativos con el fin de transformar realmente los centros de datos para que dejen de ser un pozo sin fondo de consumo energético y, al mismo tiempo, reduzcan la huella de carbono de las organizaciones. Algunos de los avances con un mayor impacto son las soluciones de almacenamiento flash modernas, las cuales son más ecológicas ya que el almacenamiento basado en la tecnología flash consume menos energía, ocupa menos espacio y necesita menos refrigeración que el almacenamiento equivalente basado en el disco tradicional.
Por todo ello, las empresas tienen que exigir a sus proveedores unos cambios reales y tangibles en la fabricación y el funcionamiento de sus productos, por ejemplo, reduciendo los residuos electrónicos al poner fin al ciclo de eliminación y sustitución del hardware cada tres o cinco años. Se trata tener en cuenta a los datos en los criterios ESG y examinar de manera crítica no solo el modo en que las iniciativas de un proveedor impactan en su huella de carbono, sino también el efecto medioambiental que sus productos y servicios producen en sus clientes. De este modo es como la tecnología puede cambiar realmente las cosas en la situación de emergencia climática que vivimos.
En este sentido, el sector tecnológico ha de asumir la responsabilidad de apoyar a las empresas en este proceso, proporcionando soluciones verdes que tengan una incidencia positiva real sobre el planeta. El impacto medioambiental tiene la capacidad de hacer que las compañías triunfen o fracasen, así que cuanto antes actuemos en consecuencia, mejor.