Opinión: Vacaciones y ordenador
Por Fernando de la Cuadra, director de Educación de Ontinet.com, distribuidor en exclusiva de las soluciones de seguridad de ESET en España.
Hoy en día nos encontramos en un mundo repleto de posibilidades de comunicación entre las personas. Los periódicos, las radios y las televisiones no son más que un juguete de niños. Internet a través de móviles, Twitter, Gmail, TDT… es maravilloso.
Pero no todo el mundo puede acceder a ellos, y nosotros mismos, estando de vacaciones, nos encontramos en una especie de isla desierta digital. No todas las familias ni acompañantes en viajes aceptan que el portátil haga el Camino de Santiago con nosotros, que nos lo llevemos a la playa o tenerlo en la casa rural. Vale, la Black Berry o el SmartPhone pueden ayudar, pero la urgencia de consultar una información importante del trabajo o simplemente el “mono” de un rato de ratón puede que sea complicado de resolver en un aparato pequeño.
Ahí es cuando decidimos acudir al “Business Centre” del hotel o al cibercafé del pueblo. Maravilloso, un ordenador a nuestra disposición conectado a Internet. El paraíso… ¿o no?
En esos ordenadores puede haber “de todo”. Son ordenadores públicos, que muchas personas usan todos los días y no suelen ser un dechado de “higiene informática”. Con el contenido de uno de esos discos podría hacerse un catálogo completo de la basura de Internet. Si el responsable de ese ordenador es realmente responsable, podremos ver que tiene un antivirus, con su cortafuegos correspondiente. Y que los ficheros temporales, una vez finalizada la sesión, son borrados. Pero eso es una excepción.
Además de todos los códigos maliciosos posibles, un ordenador público puede tener datos de usuarios anteriores: contraseñas, cuentas de correo electrónico, ficheros temporales de la navegación… los mismos que podremos dejar nosotros.
En caso de que necesitemos (o simplemente nos apetezca) usar un ordenador público, debemos seguir los siguientes consejos:
- Buscar un sistema en el que haya instalado un antivirus y tenga cortafuegos. Si no lo tiene, deberíamos replantearnos la decisión que hemos tomado de conectarnos.
- Si es completamente necesario conectarnos, antes de introducir ningún dato, acudir a una página Web desde donde podamos analizar el sistema en busca de códigos maliciosos. Cuidado, hay muchas, pero no todas eliminan los virus. En http://eos.eset.es/ podemos hacerlo. Si el sistema no permite que se ejecute, y no nos fiamos de la salubridad del sistema, más vale que busquemos otro.
- Cuando entremos en el programa lector de correo electrónico, comprobaremos si otros han dejado sus datos: eso significa que nuestros datos también podrán quedar en ese ordenador. Existen programas lectores de correo electrónico que funcionan en una memoria USB, con lo que no necesitaremos depender del lector instalado en el ordenador público. Un ejemplo es “The Bat Voyager”, y está disponible en http://www.ritlabs.com/en/products/voyager/.
- Si podemos leer nuestro correo a través de un servicio webmail, vigilaremos que el nombre de usuario y contraseña no queda almacenado en el sistema. Suele ser la casilla “Recordar cuenta” o similar. También es posible que el navegador almacene las contraseñas, deberemos desactivarlo.
- Si lo que vamos a hacer es utilizar un programa de mensajería instantánea, mucho cuidado con los datos de la cuenta, no vayan a quedar almacenados, y sobre todo, hay que desactivar la posibilidad de que las conversaciones se almacenen en el ordenador. Estaríamos revelando mucha información privada.
- Una vez terminada la conexión, toca hacer limpieza. Hay que borrar todos los ficheros temporales, las cuentas de correo que hayamos tenido que crear y otros datos que pueden dar pistas sobre nosotros.
Y por último, un consejo vital: nunca, por muy necesario que sea, emplee un ordenador público para hacer operaciones con su banco. Hoy en día prácticamente todos los bancos tienen un sistema de oficina telefónica, que nos ofrecen los mismos servicios que una sucursal física o una conexión Web.
El riesgo que podemos correr es muy, muy grande. Debemos recordar que la inmensa mayoría de los códigos maliciosos que existen en la actualidad se dedican fundamentalmente a robar contraseñas de todo tipo, y un ordenador público es la panacea para ellos. Puede compensar el gasto de teléfono de una llamada, aunque sea internacional, al tener un serio problema porque nos hayan entrado en la cuenta corriente.
Y después de todo esto, una seria reflexión: si estamos de vacaciones, ¿de verdad necesitamos ponernos delante de un ordenador? Seguro que podemos esperar a volver a la oficina.