Soluciones urbanísticas inteligentes: la resiliencia empieza en las ciudades
Ante esta realidad, es necesario repensar el diseño y la planificación de las ciudades, buscando soluciones que mejoren la sostenibilidad y la resiliencia de los espacios urbanos. Una de las tendencias más innovadoras en este sentido es la de las soluciones urbanísticas inteligentes, que recurren a la tecnología y a la innovación para optimizar el funcionamiento de los servicios urbanos, reducir el impacto ambiental y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Entre las soluciones urbanísticas inteligentes destacan aquellas que tienen que ver con el espacio público, especialmente con los parques y los jardines. Estos elementos son fundamentales para crear ambientes urbanos más saludables, ya que aportan diversos beneficios. Alguno de ellos son los que se enumeran a continuación.
1.- La regulación del clima urbano. Los espacios verdes contribuyen a mitigar el efecto isla de calor, que se produce cuando las superficies pavimentadas y los edificios absorben y emiten más calor que las zonas naturales. Los espacios verdes también ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a captar el dióxido de carbono, así como partículas en suspensión.
2.- La gestión del agua. Los espacios verdes facilitan la infiltración del agua de lluvia en el suelo, evitando la escorrentía superficial y la sobrecarga de los sistemas de drenaje. Además, los espacios verdes pueden servir para recolectar y almacenar el agua de lluvia para su posterior uso o reutilización.
3.- La mejora de la calidad del aire. Las zonas verdes contribuyen a filtrar las partículas contaminantes y a producir oxígeno, lo que genera obvios efectos positivos sobre la salud respiratoria y cardiovascular de las personas.
4.-. La promoción de la biodiversidad. Las zonas verdes son el hábitat para diversas especies de flora y fauna, lo que enriquece el patrimonio natural de las ciudades.
5.- La creación de espacios de recreo y socialización. Las zonas ajardinadas y parques urbanos pueden utilizarse para disfrutar del ocio, el deporte, propiciar el contacto con la naturaleza y favorecer la interacción social. Todo ello tiene un impacto positivo sobre el bienestar físico y mental de las personas.
Una visión integral
Para implementar soluciones urbanísticas inteligentes relacionadas con el espacio público es necesario contar con una visión integral y participativa que involucre a todos los actores relevantes: autoridades locales, empresas, organizaciones sociales y, por supuesto, a los ciudadanos. En esta transformación municipal las más modernas herramientas tecnológicas juegan un papel central, ya que gracias a ellas es posible mejorar el diseño, la gestión y la monitorización de los espacios verdes.
El uso de tecnologías que permiten monitorizar recursos naturales y gestionar de forma eficiente bienes escasos, como el agua, es habitual desde hace años, aunque las limitaciones a la movilidad sufridas durante el confinamiento al que obligó la pandemia de coronavirus parecen haber acelerado el interés ciudadano y de las administraciones locales por mejorar la calidad de los espacios verdes públicos.
Fuera de nuestras fronteras el abanico de ejemplos es inabarcable, pero aportamos tres pinceladas sobre algunos casos. En Portland, Oregón, Estados Unidos, los canales de recolección de agua de lluvia del drenaje pluvial se desvían para dirigir el agua de lluvia y utilizarla en el riego de parques y jardines, en una práctica similar a la que se viene llevando a cabo desde hace siglos para llenar los aljibes de agua. En este caso, además de regar plantas y arbolado, dirigir el agua al riego aligera la carga de trabajo del sistema de drenaje. En la ciudad de Portalnd, separada por el río Columbia de su vecina canadiense Vancouver, esta práctica se llevó a cabo en 56.000 viviendas de la ciudad desde 1993 a 2011.
Otra ciudad estadounidense, Filadelfia, en Pensilvania, cuenta con jardines de lluvia. Se trata de pequeños jardines, generalmente instalados en zonas residenciales, que tienen cierto desnivel y en los que se acumula no sólo la escorrentía de la vivienda y de su jardín adyacente, sino también de las calles. Estos jardines recurren a especies botánicas autóctonas que absorben y filtran el agua de lluvia, reduciendo la contaminación y la erosión.
Los techos verdes, como bien saben nuestros lectores, están cubiertos por vegetación, lo que aporta varios beneficios, entre ellos la reducción del efecto isla de calor, el aislamiento térmico y acústico, la captación de agua de lluvia y la mejora de la estética urbana. En la capital danesa, Copenhague, se aprobó en 2010 una ley que obliga a instalar techos verdes en todos los edificios nuevos con techos planos o inclinados hasta 30 grados.
Estas son solo algunas de las soluciones urbanísticas inteligentes que se pueden aplicar para mejorar el espacio público y crear ciudades más sostenibles y resilientes. Sin embargo, existen muchas otras posibilidades que dependen del contexto y las necesidades específicas de cada ciudad. Lo importante es tener una visión estratégica y colaborativa que permita aprovechar al máximo los recursos disponibles y generar valor para todos los habitantes.
El abanico de soluciones inteligentes aplicables en la mejora de la gestión de espacios verdes se amplía. Pero además de la tecnología, la forma en la que se enfoca este cambio debe ‘pensarse’. Tal y como reza el lema de una conocida marca de neumáticos, la potencia sin control no sirve de nada; aquí, las herramientas inteligentes utilizadas sin criterio, sin unas coordenadas que fijen un objetivo, no aportan ninguna mejoría, por mucho que puedan lucir en anuncios de proyectos que, en algunos casos, no han dejado atrás malas costumbres analógicas.
En España
En nuestro país existen varios ejemplos de soluciones urbanísticas inteligentes aplicadas a parques, jardines y zonas verdes. Uno de ellos es el proyecto Life+Respira en Pamplona, que recurre a una red de sensores instalados en bicicletas eléctricas que miden la calidad del aire en diferentes puntos de la ciudad. Los datos se envían a una plataforma web donde se pueden consultar y analizar. El objetivo es promover el uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible y saludable, y también, mantener informada a la población sobre las zonas con mayor contaminación atmosférica de la capital navarra.
En Barcelona se ha desarrollado el proyecto Smart Green Areas, una plataforma digital que integra información georreferenciada sobre el inventario, el estado y el mantenimiento de las zonas verdes de la ciudad. La plataforma permite optimizar los recursos humanos y materiales dedicados al cuidado de los espacios verdes, así como mejorar la comunicación con los ciudadanos.
El proyecto Madrid Río en Madrid consiste en una gran intervención urbana que ha transformado parte de la M-30, la vía de circunvalación interna de la capital, en un corredor verde de unos diez kilómetros de longitud. El proyecto ha recuperado el río Manzanares como elemento natural y paisajístico y ha facilitado la creación de numerosas áreas de ocio y deporte para los vecinos.
Valencia es otra de las urbes españolas en las que el paisaje ha cambiado en las últimas décadas, en este caso debido, en gran parte, a la renaturalización del cauce del Turia, denominado ahora Jardín del Turia. La capital valenciana, que atesora 600 hectáreas de parques y jardines, dispone de un árbol por cada 4,6 habitantes tras la incorporación de 1.687 unidades realizadas en 2022. Otra iniciativa de interés es la que protagonizan las veintidós fuentes PUSDAR, que ofrecen agua filtrada y refrigerada a visitantes y residentes. Fuentes que a lo largo del pasado año evitaron la emisión a la atmósfera de 579,5 toneladas de dióxido de carbono, según datos del ayuntamiento valenciano.
Navajas suizas
Las soluciones diseñadas para analizar, monitorizar, controlar y optimizar diversos parámetros relacionados con zonas verdes y jardines amplían sus prestaciones. Algunas de las más conocidas son las que siguen.
- Telegestión del riego. Consiste en el uso de dispositivos electrónicos que permiten controlar de forma remota el riego de las zonas verdes, ajustándolo a las necesidades hídricas de las plantas y al clima. De esta forma se logra un ahorro de agua y energía, así como una mejora de la eficiencia y la calidad del riego. Uno de los ejemplos lo encontramos en Madrid, ciudad en la que se ha implantado un sistema de telegestión del riego en más de 200 parques y jardines que permite ahorrar más de 2 millones de metros cúbicos de agua al año.
- Sensorización y monitorización. Recurre a la utilización de sensores inalámbricos que miden diferentes parámetros del suelo, la planta y el entorno, como la humedad, la temperatura, la radiación solar o la concentración de gases. Estos sensores envían los datos a una plataforma digital que los procesa y analiza para tomar decisiones adecuadas para optimizar la vegetación, mejorar la gestión, los recursos empleados, el confort y la biodiversidad. Por ejemplo, en Barcelona se ha desarrollado un proyecto de sensorización del arbolado urbano que permite conocer el estado hídrico y sanitario de los árboles, así como su contribución a la mitigación del cambio climático.
- Identificación unitaria. Es el uso de etiquetas electrónicas (RFID), códigos QR o NFC que permiten identificar cada elemento inventariado (plantas, mobiliario, luminarias…) y acceder a su información actualizada mediante un software de gestión. Así se facilita el mantenimiento, la trazabilidad y la valorización de las zonas verdes. En la ciudad de Valencia, por ejemplo, se ha implantado un sistema de identificación unitaria de las palmeras que permite conocer su ubicación exacta, su estado fitosanitario y su valor patrimonial.
Estas soluciones urbanísticas inteligentes tienen múltiples beneficios para las ciudades y sus habitantes.
Muchas son las ciudades españolas en las que se están implantando soluciones inteligentes aplicados a jardines y parques. En este breve resumen no queremos dejar de citar a Murcia, que cuenta con la inicitiva ‘MiMurcia: Tu ayuntamiento inteligente, cercano, abierto e innovador’. El tercero de los cuatro ejes de la misma, denominado 'Disfrutar Murcia’, incluye actuaciones centradas en los parques y jardines de la ciudad: sistemas de automatización de riego, alumbrado eficiente, vigilancia y seguridad, mejora de la red inalámbrica municipal y monitorización de las condiciones ambientales.