Zaragoza participa en ‘Flying Foward 2020’
La ciudad de Zaragoza participa en ‘Flying Foward 2020’, un proyecto apoyado por la Unión Europea que estudiará las posibilidades del uso de drones y medios aéreos para mejorar la gestión de sus servicios públicos. En ‘Flying Forward 2020’ se integran doce socios de seis países distintos y se desarrollará a lo largo de tres años. La capital aragonesa será una de las ciudades en las que se realizarán ensayos de uso de esta nueva tecnología.
El proyecto es uno de los aprobados por la Unión Europea en su convocatoria de fondos para investigación, desarrollo e innovación del programa H2020 ‘Hacia una movilidad urbana aérea sostenible’ (Towards Sustainable Urban Air Mobility).
Fuentes del ayuntamiento zaragozano aseguran que la participación de Zaragoza en esta iniciativa sitúa a la ciudad, “de forma destacada, en el desarrollo de la tecnología de la movilidad aérea urbana, que será protagonista en los espacios urbanos durante las próximas décadas”.
Tal y como explica Natalia Chueca, consejera de Servicios Públicos y Movilidad de la ciudad, “este Gobierno tiene la firme voluntad de lograr que Zaragoza sea una referencia europea en todos los desarrollos relacionados con la movilidad y la logística como estrategia de atracción de talento y de empresas de alto nivel tecnológico que generen empleo y riqueza en nuestra ciudad. Nuestra participación activa en este proyecto2, agregó, “es un ejemplo más de esta voluntad”.
Chueca ha resaltado su objetivo de “seguir impulsando y animando que las diferentes iniciativas institucionales y privadas quieran venir a Zaragoza a desarrollar sus pilotos y nuevos modelos de movilidad. De esta forma conseguiremos hacer realidad en el menor tiempo posible que Zaragoza sea el referente de la movilidad del siglo XXI”.
Los drones como herramienta de gestión
‘Flying Forward 2020’ está liderado por Brainport Development NV (Holanda) y ha obtenido una subvención de casi seis millones de euros (5.999.575), de los cuales 246.625 euros corresponden a Zaragoza. El consorcio cuenta con doce socios de seis países europeos y 17 entidades colaboradoras.
Entre estas últimas destacan: la Easa (Agencia europea de seguridad aérea); Enac (Autoridad italiana de aviación civil); ESA (Agencia espacial europea) y Microsoft (proveedor de servicios en la nube).
El objetivo del proyecto es analizar las condiciones que deben establecerse para el desarrollo de aplicaciones de uso de drones integradas en el entorno urbano, para lo cual se realizarán ensayos de uso en cinco ciudades de distintas características (‘Living Labs’), una de las cuales será Zaragoza.
La participación de la capital aragonesa se concentrará en analizar el uso de sistemas de drones automáticos para control y gestión de la movilidad urbana, con dos aspectos diferenciados: el control del uso del espacio público (monitorización de aparcamientos y de la ocupación de las aceras) y el control de los movimientos de personas y vehículos en la celebración de eventos multitudinarios en las vías públicas, como en las Fiestas del Pilar durante dos años consecutivos.
La información en tiempo real podría ayudar a la prevención de avalanchas humanas y a la apertura de rutas para los servicios de emergencia durante las concentraciones masivas en espacios públicos restringidos, lo que facilitaría una reducción del tiempo de acceso de los servicios de emergencia y una mejora en la planificación y la gestión de la seguridad en la ciudad.
Imagen del edificio del Ayuntamiento de Zaragoza. Foto: Francis Raher.
Distribución urbana de mercancías y mejoras en la movilidad
Asimismo, se trabajará en la mejora en el movimiento de mercancías de última milla o en desarrollar normas locales para una mejor movilidad de personas y mercancías en medios públicos y privados dentro de la ciudad. El proyecto tiene una duración de 3 años y Zaragoza participará durante los dos últimos, para analizar los resultados de las mejoras obtenidas a través del uso de los drones.
Las entidades participantes en este consorcio comparten la idea de que una ciudad moderna necesitará rediseñar las infraestructuras existentes, así como la adaptación de los marcos reguladores y la forma de proporcionar los servicios. Para hacerlo, las ciudades deben mejorar sus infraestructuras digitales que a veces llegan a estar tan interconectadas con la realidad física que separarlas ya no resulta posible.