Indra, integrante de dos proyectos europeos para aumentar la ciberseguridad de los vehículos conectados
Indra está desarrollando nuevas soluciones destinadas a garantizar la ciberseguridad de los vehículos conectados y autónomos en el marco de los proyectos europeos de I+D+i Secredas y Scott. Estas soluciones de ciberseguridad son aplicables no sólo a los turismos, sino también a autobuses, tranvías o trenes conectados, informaron fuentes de la compañía en una nota de prensa.
Indra va a desplegar en el proyecto, en colaboración con varios fabricantes de vehículos, nuevos servicios para coches conectados, basados en tecnologías de intercambio de información y comunicaciones seguras, ‘cloud computing’ y procesamiento inteligente distribuido, teniendo en cuenta los mayores niveles de seguridad.
Asimismo, en el proyecto europeo Scott, la compañía española desarrolla una plataforma intermodal en la nube, que permitirá enviar de forma segura a los vehículos información en tiempo real como los límites de velocidad u otras señales, recomendaciones o alertas e, incluso, información de otros medios de transporte.
Además de hacer posible el despliegue de estos servicios de valor añadido, Indra trabaja en el proyecto Scott en el desarrollo de nuevas soluciones y productos basados en tecnologías de comunicación inalámbrica segura, confiable e interoperable. Todo ello en un entorno de ciberseguridad mediante el que se pretende aumentar la confianza en las comunicaciones inalámbricas de los vehículos conectados.
El proyecto Scott cuenta con 57 socios de doce países y está cofinanciado por el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital y la Comisión Europea.
El reto de la ciberseguridad
Con la conectividad de los coches a internet son posibles ataques externos que no existían hace diez años. La conectividad, el ‘hardware’ y el ‘software’ que capacitan a los vehículos conectados añaden nuevos requisitos de seguridad y privacidad que tienen implicaciones directas en la estructura interna de los vehículos y en la infraestructura, con más de 50 posibles puntos de ataque.
La conexión remota con un vehículo conectado implica la posibilidad de acceso a sus unidades electrónicas de control, como el sistema de acceso al vehículo, unidades de control del volante, sistema de frenado, motor, transmisión, iluminación, airbags, etcétera.
Además, el propio diseño e implementación de sistemas de conectividad en los vehículos puede tener debilidades y fallos, que los ciberdelincuentes podrían aprovechar para realizar ataques que incluyen el control de un conjunto amplio de funcionalidades y la anulación de las acciones del conductor. También podrían ser robados los datos de los vehículos y/o de los conductores.