Retos para transitar a una movilidad sostenible

El análisis de los retos para alcanzar una movilidad sostenible, tanto en España como a escala global, fue el objetivo del Foro BP de Energía y Sostenibilidad, celebrado en Madrid los días 25 y 26 de septiembre y en el que participaron más de 30 expertos de distintas nacionalidades.

Los participantes en el Foro BP de Energía y Sostenibilidad analizaron los principales retos existentes para mejorar la sostenibilidad del transporte, la contribución de las posibles soluciones tecnológicas o regulatorias, y realizaron propuestas para lograr una correcta transición hacia un sistema de movilidad más sostenible en términos económicos, ambientales y sociales.

Un resumen de los asuntos tratados en ambas jornadas fue presentado el 28 de septiembre en una sesión pública que corrió a cargo del director de la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad de Comillas Icai-Icade, Ignacio Pérez-Arriaga, y del director de Comunicación y Relaciones Institucionales de BP España, Enrique González.

Para poner en perspectiva en qué punto nos encontramos y en cuál deberíamos estar en lo que respecta al consumo de energía, así como al reparto modal de esa demanda -entre otros datos-, Pérez-Arriaga recurrió a los datos del World Energy Outlook 2016 de la Agencia Internacional de la Energía.

En el informe del organismo internacional se asegura que la flota mundial de vehículos terrestres existente en 2015 se duplicará en 2040, a pesar de lo cual en ese periodo el consumo de derivados del petróleo por parte de vehículos de pasajeros decaerá. Una evolución similar protagonizará la navegación a pesar de su previsto crecimiento.

Diversos factores -algunos sociales, otros tecnológicos- provocarán en el futuro esa contracción de la demanda de carburantes derivados del petróleo. Es el caso del uso compartido de vehículos; la mayor penetración de los eléctricos; la mayor utilización de modos de transporte alternativos, como la bicicleta; la generalización de aplicaciones orientadas a mejorar la movilidad de las personas; o el cambio de la relación de los consumidores con los vehículos propiciarán un descenso en el consumo de combustibles tradicionales.

Pérez-Arriaga -quien destacó los 15 años de apoyo prestados por BP a la Cátedra, “una relación estimulante y de total libertad, en la que hemos elegido los asuntos que hemos considerado de mayor interés sin ninguna cortapisa”- señaló que los principales retos a los que se enfrenta el sector del transporte son la ‘descarbonización’ y la mejora de la calidad del aire. El primero es clave para lograr los objetivos climáticos de largo plazo, mientras que la contaminación atmosférica en las ciudades ‘se ha convertido en los últimos años en un problema acuciante’, informaron fuentes de BP.

Son las grandes urbes de países en desarrollo las que en mayor medida tienen este problema, aunque también hay importantes ciudades europeas que también superan los límites tolerables para la salud de calidad del aire, fundamentalmente por el tráfico rodado, en el que el gasóleo tiene una presencia mayoritaria. En el caso de Barcelona y Madrid, se suma el envejecimiento de su parque automovilístico.

Ante estos problemas, que en algunos casos se están acentuando, los expertos participantes en el Foro 2017 de la Cátedra BP de Energía consideran que deben ser ambiciosas y no sólo deben ser tecnológicas, tanto en los vehículos como en los combustibles.

De hecho, las mejoras tecnológicas, o los nuevos avances relacionados con el transporte de personas y mercancías (como los vehículos autónomos, por ejemplo), ‘podrían incluso aumentar la movilidad, lo que contrarrestaría dichas mejoras’. Por ello, ‘es imprescindible incorporar también la gestión de la demanda de movilidad, con soluciones regulatorias o urbanísticas’.

En opinión de los expertos, alcanzar una movilidad más sostenible no debería generar una confrontación entre tecnologías, ‘sino que debe enfocarse como una cuestión que integre una multiplicidad de soluciones posibles, con aspectos técnicos, económicos, sociales y políticos’.

Por lo que respecta a la vertiente tecnológica, la electrificación del transporte ‘se identifica claramente como la solución a largo plazo, al menos para el transporte por carretera’. No obstante, se abren varias incógnitas, como qué calendario es el más adecuado para alcanzar este objetivo; el papel que pueden jugar otras tecnologías, como los motores de combustión bajos en emisiones, o el gas natural, o los biocombustibles, y cómo se deben ir renovando las flotas de vehículos antiguos y muy contaminantes, enumeran desde BP.

Otro punto sobre el que debatieron los expertos reunidos fue el del estímulo, con ayudas de diverso tipo, de las tecnologías menos contaminantes, unas ayudas que deberían ser eliminadas gradualmente ‘hasta llegar a crear un campo de juego nivelado’. Los analistas consideran que es necesario llevar a cabo una revisión de la fiscalidad para atribuir de forma adecuada los costes que genera cada modo de transporte y poder aprovechar así las ganancias de eficiencia que ‘una correcta fiscalidad debiera conseguir’.

En cuanto al transporte de mercancías, en España existen ‘desafíos adicionales’, puesto que el porcentaje de mercancías que se trasladan por ferrocarril o barco es muy bajo frente a la media europea, un reparto modal que debería corregirse, pues ambas posibilidades, el transporte ferroviario y el marítimo son ‘opciones más limpias y eficientes que el transporte por carretera’.

En el caso del transporte ferroviario de mercancías, los expertos solicitan ‘liderazgo y determinación política, para evitar que esta opción se reduzca a niveles insignificantes’. Deben ser ‘actuaciones claras y específicas, que requieren una visión de conjunto y determinación política’, puesto que sin ellas la viabilidad de este modo de transporte aplicado a las mercancías ‘no sería posible’.

Por lo que respecta al transporte marítimo -que comparativamente es más limpio en términos de emisiones de CO₂ y partículas, aunque no tanto respecto a las de NOx y particularmente frente a las de SO2- es, por sus bajos costes, el modo preferido en muchos países en desarrollo. Además, señalan los analistas, al tratarse de un sector altamente internacionalizado, requiere de políticas y regulaciones globales y, además, coordinadas.

Los expertos consideran que es necesario contar con una batería de medidas complementarias para redirigir la movilidad hacia una senda más sostenible, teniendo en cuenta las preferencias de los consumidores.

La necesidad de hacer frente a grandes inversiones para renovar flotas de vehículos o para adaptar infraestructuras de todo tipo, como la de recarga de las baterías de vehículos, entre otras, es necesario ‘contar con señales de largo plazo y estabilidad regulatoria que permitan a los agentes adaptarse y movilizar los recursos necesarios. Se debe actuar con urgencia en este sentido, pues tanto el cambio climático como la salud pública así lo exigen’, advierten los analistas que participaron en el Foro BP de Energía y Sostenibilidad.

En la reunión también se lanzaron propuestas al Gobierno de España, que ‘debe jugar un papel central en la estrategia de descarbonización del transporte’, aplicando para ello ‘un enfoque integrado en el que se combinen políticas de transporte, industriales, energéticas y ambientales’.

En el ámbito municipal, las ciudades ‘tienen una importante responsabilidad en términos de diseño urbanístico y de calidad del aire’. Por ello los expertos proponen ‘la creación de un foro en el que estén representados todos los agentes y niveles institucionales, de forma que se puedan discutir estas cuestiones y coordinar las posibles actuaciones’.