La industria pide situar al ferrocarril como eje troncal de las políticas de movilidad sostenible
En la actualidad, el sector del transporte es uno de los mayores consumidores de energía y uno de los principales causantes de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), con un aumento continuado. En España, es el mayor generador de CO2, con más del 40% de las emisiones. Por ello, sólo promocionando el ferrocarril como eje central de las políticas nacionales de movilidad sostenible, se podrán alcanzar los objetivos marcados por Europa y los establecidos por la comunidad internacional.
Cabe recordar que el ferrocarril representa sólo 0,7% de las emisiones totales de CO2 mientras que alcanza el 9% de la demanda mundial de movilidad. La transferencia o cambio modal en favor del transporte ferroviario desde otros modos permitiría una gran reducción en las emisiones a la atmósfera, que en otros medios alcanza el 22%. Además, contribuiría aun más en reducción de otra serie de gases contaminantes (NOx y partículas) y otras alteraciones medioambientales como el ruido, la luminiscencia, etc.
Este medio tiene también una enorme capacidad de transportar personas o mercancías con bajo impacto para el entorno. Por ejemplo, un tren de ocho vagones equivale al aforo de 15 autobuses y de 250 a 1.000 coches. Adicionalmente, el material móvil moderno es fácilmente configurable y flexible para adaptarse a la demanda prevista en cada caso. Además presenta una baja tasa de siniestralidad y una alta eficacia en los traslados, ya que, gestionado de manera eficiente, no se ve afectado por retrasos o condiciones climatológicas adversas en igual medida que otros modos de transporte.
Otro aspecto clave en esta materia es el gasto energético. La industria ferroviaria europea en general y la española en particular, es una de las que más invierte en I+D para contribuir a una mayor eficiencia en múltiples vertientes. Por ejemplo, en sistemas de gestión del trafico, señalización, tecnologías de recuperación y regeneración de energía y de almacenamiento, subestaciones reversibles, vida útil de los materiales utilizados, sistemas de medición, mantenimiento, etc. Asimismo, es especialmente eficaz en la optimización energética en la fabricación del material rodante y equipamientos.
Por todo ello, desde el sector se considera muy necesario que las administraciones publicas apoyen el transporte ferroviario como medio eficiente y como eje de sus políticas y estrategias de sostenibilidad a medio y largo plazo. Una apuesta de futuro donde la intermodalidad debe desempeñar un destacado papel para favorecer así un cambio modal en los desplazamientos de pasajeros y mercancías. Este firme compromiso debe traducirse en programas de I+D+i, que incluyan planes de financiación a largo plazo, para fomentar su desarrollo en toda la cadena de valor, así como en la promover los últimos avances tecnológicos que permitan la reducción de emisiones y una mayor, aun si cabe, eficiencia en el gasto energético en todo el proceso de fabricación, operación y mantenimiento. La industria cree también imprescindible que los organismos financieros nacionales e internacionales dispongan de mecanismos apropiados para asegurar la implementación de políticas de movilidad verde coherentes que apoyen el uso del ferrocarril, atendiendo a las ventajas que un mayor uso del transporte público supone para la ciudadanía.
Asimismo, es necesario que se considere, de manera prioritaria, la red de transporte publico integrado, con el ferroviario urbano e interurbano cómodo, rápido, seguro y fiable, como solución de movilidad inteligente y sostenible de las Smart Sities, teniendo en cuenta que para el ano 2050 se espera que el 85% de la población mundial sea urbana, especialmente en regiones como Europa y América. Además, las administraciones deberían apostar por una modernización de la infraestructura y del parque de material rodante que permita aumentar la competitividad del transporte ferroviario tanto de mercancías como de pasajeros.