El ciudadano como sensor de la ciudad
Sin duda el interés de la prensa y la sociedad en general por este nuevo modelo de gestión urbana es patente en la cantidad de publicaciones que existen sobre la materia, del mismo modo que podemos observar como los congresos sobre smart cities o sobre soluciones ‘smart’ proliferan en todo el mundo. Lo que sin embargo en muchas ocasiones es más difícil de observar es el posicionamiento de la gente, de los ciudadanos en este nuevo entorno. Ellos son el fin, pero también el canal necesario para implantar iniciativas de éxito en el ámbito de las ciudades del futuro.
Alberto Bernal, responsable de Desarrollo Negocio Global Smart Cities en Indra.
En este sentido, y con este objetivo, nació la idea de realizar una encuesta de ámbito internacional sobre smart cities. La intención era, ya no solo conocer las percepciones de los ciudadanos y las valoraciones que estos hacían sobre sus ciudades con el fin de posicionarlas en un ranking, sino sobre todo indagar sobre aquellos aspectos en los que consideran que su ciudad ha de mejorar y qué soluciones propondrían para generar esta mejora.
Nuestra sorpresa fue mayúscula, ya no sólo por el éxito de participación en la encuesta, sino por la cantidad y calidad de los comentarios y aportaciones que cada uno de los encuestados hicieron sobre las acciones que deberían llevarse a cabo en su ciudad con el fin de cumplir esos estándares de exigencia que todos deseamos como ciudadanos.
En el informe preguntamos sobre un buen número de ámbitos urbanos en los que las soluciones smart están más presentes, como es el caso de la movilidad, la eficiencia energética, la sostenibilidad, la administración electrónica, la seguridad, la sanidad y la educación. Según quedó patente en el estudio, los servicios que ofrecen las ciudades en los ámbitos de sostenibilidad y e-Administración son los que obtuvieron la valoración más baja por parte de los ciudadanos.
En el extremo opuesto, la percepción de seguridad se confirmó como el servicio mejor valorado por los encuestados (6,1) en una escala del 1 al 10. Le siguieron la respuesta ante emergencias (5,8), calidad del servicio sanitario (5,6), limpieza (5,4) y, por último, sostenibilidad y e-Administración (ambos con un 5,2). Los datos obtenidos reflejan dos aspectos importantes, por un lado que los ciudadanos, en general, y sobre todo a nivel europeo, aprueban los servicios que se les ofrecen. Sin embargo, también es cierto que el aprobado es bastante justo (5,5) y que ven en estos servicios muchas mejoras a realizar.
Si profundizamos un poco más en los resultados y comentarios, vemos por ejemplo, que la administración electrónica, una de las iniciativas que paradójicamente más impulso ha experimentado, sobre todo en Europa, no termina de colmar la satisfacción de los ciudadanos, especialmente en los aspectos de comunicación. Y es que una ciudad inteligente no debe implicar sólo el desarrollo e implantación de la tecnología, sino que también debe contemplar la puesta en marcha de ambiciosos planes de comunicación, difusión e inclusión de los ciudadanos para que conozcan y empiecen a utilizar los servicios que les ofrece.
La sostenibilidad, entendiéndola en su concepto más amplio, constituye otro de los puntos que centran la atención en el informe por la baja valoración que le otorgan los ciudadanos. En la actualidad, ya existen tecnologías, algunas más desarrolladas y otras más embrionarias, para dar respuesta a estas demandas. La implantación de sistemas de sistemas LED de iluminación y sensorización, el desarrollo de plataformas inteligentes basadas en Internet of Things (IoT) para la gestión e integración en tiempo real de información sobre consumos o aplicaciones para el telecontrol de dispositivos de confort del hogar, son algunos de los ámbitos en los que Indra ha desarrollado soluciones. Además existen numerosas iniciativas piloto que poco a poco se irán trasladando y adaptando a la realidad de las ciudades.
También la gestión inteligente del tráfico urbano es un elemento clave en la sostenibilidad de las ciudades, además de uno de los factores que más inciden en la calidad de vida de los ciudadanos. Los atascos, la contaminación, un trasporte público deficiente e insuficiente centran a diario las quejas de sus habitantes. La implantación de tecnologías de parking inteligente, los sistemas de prioridad bus, los Sistemas de Ayuda a la Explotación (SAE), que facilitan al centro de control y viajeros información en tiempo real sobre los vehículos, son las soluciones más demandadas por los encuestados en sus propuestas.
La aplicación de los sistemas inteligentes de transporte (ITS) en el entorno urbano permite a las ciudades lograr una movilidad más eficiente y sostenible, contribuyendo a reducir las congestiones de tráfico y los costes directos e indirectos que suponen, minimizando las emisiones contaminantes y promoviendo los servicios de transporte urbano integrado (intermodal). Así, por ejemplo, Medellín, una de las ciudades con mayor puntuación en el ámbito de la sostenibilidad, es también, según recoge la encuesta, la única de Latinoamérica con un tiempo para llegar al trabajo inferior a la media mundial, gracias a su tecnología inteligente para la gestión del tráfico y transporte público. Indra ha implantado en la ciudad colombiana un sistema de gestión para el transporte público intermodal, que facilita la gestión y uso combinado del metro y el autobús, y un sistema integral para la gestión del tráfico. Medellín se ha convertido en un referente en este ámbito y sus ciudadanos aplauden la iniciativa.
Centro de control Medellín.
La percepción de la seguridad y la respuesta ante emergencias se confirma en la encuesta como el servicio mejor valorado por los encuestados, donde ciudades como Lisboa, Barcelona o Madrid, que cuenta con el Centro Integrado de Seguridad y Emergencias (Cisem) - puesto en marcha con la colaboración de Indra- obtienen altas calificaciones. Y es que, en el contexto social y mundial actual, es uno de lo servicios que más protagonismo está acaparando en las prioridades de las administraciones pública. El objetivo es implantar soluciones que permiten identificar amenazas antes de que se materialicen, evitar que lleguen a producirse y blindar las infraestructuras para evitar daños. Incluso en el caso de que las amenazas o incidentes sucedan, las soluciones deben responder de forma que se minimicen los posibles daños. Se trata, en definitiva, de tecnologías que facilitan la gestión integral de las situaciones de emergencia e incidentes de seguridad proporcionando soporte inteligente a la recepción de las demandas del ciudadano y a la gestión coordinada de actuaciones de las distintas fuerzas y cuerpos que intervienen en su resolución (112, Policía, Bomberos, Protección Civil, Servicios Sanitarios) bajo una visión de ‘incidente único’. Estas plataformas de gestión de seguridad deben estar también preparadas para aprovechar la información procedente de distintos sistemas desplegados por la ciudad; desde sensores de movilidad o de alertas -el botón rojo en taxis o quioscos de Policía Local, por ejemplo- hasta detectores de humo o fuego.
Gestión transversal
En Indra, hace ya muchos años que las smart cities constituyen un activo estratégico para la compañía, y es consciente de que las ciudades necesitan soluciones innovadoras para afrontar sus nuevos retos. El cambio de paradigma que ha supuesto la introducción, expansión y actual universalidad de internet, ha cambiado la manera en que nos comunicamos e interactuamos entre nosotros, también ha cambiado la forma en la que accedemos al ocio, a la cultura, a las compras, y como no podía ser de otra manera, también la manera en la que nos relacionamos con nuestra propia ciudad.
El reto es que las ciudades sean capaces de aprovechar la tecnología para dar respuesta a las necesidades de unos ciudadanos cada vez más tecnológicos, en un mundo cada vez más interconectado, pero todo ello con una finalidad: que la tecnología aporte valor añadido. Es necesario que esta transformación esté ligada a la participación ciudadana y especialmente a la doble sostenibilidad, la económica del propio proyecto y la medioambiental, tanto o más importante que la primera.
Para ello es necesario que las ciudades tengan una visión global de lo que está pasando en sus calles, y una visión estratégica de sus servicios y de la interacción de unos con otros y de éstos con los ciudadanos. Los gestores de la ciudad han de ser capaces de percibir qué es lo que está pasando y de transformar esos datos en respuestas eficientes y eficaces que mejoren los servicios que ofrecen a los ciudadanos.
En este sentido, fruto de una seria apuesta por la innovación, Indra ha desarrollado una plataforma urbana –el “cerebro” de la ciudad- capaz de gestionar de una manera holística todos los datos con el fin de permitir y fomentar la interacción entre los diferentes servicios de la ciudad. Esta plataforma está basada en Sofia2, la solución Internet of Things (IoT) de Indra con capacidades big data y cloud que permite integrar y compartir de forma sencilla información de distintos sistemas, dispositivos móviles o redes sociales. Y es que nuestra visión en las smart cities pasa por defender y reivindicar la interoperabilidad entre soluciones, el uso y explotación de la capacidades big data, la ventana de oportunidades que ofrece el despliegue en cloud, y apostar por la capacidad de procesamiento masiva para la movilidad y los entornos sociales, en los que construir e integrar sistemas.
Es necesario que las ciudades tengan una visión global de lo que está pasando en sus calles.
Así, en la práctica, habrá cámaras inteligentes para controlar el tráfico, capaces de prever situaciones que ayuden a tomar mejores decisiones para facilitar la movilidad; el riego automático de los jardines municipales funcionará según las necesidades, no por tiempos. También se podrá ofrecer información al ciudadano para que sepa, antes de salir de casa, cuál es el estado de los aparcamientos de la ciudad y pueda planificar sus rutas, o se podrá controlar y tomar medidas para evitar el incremento de niveles de ruido en espacios en los que podría ser muy negativo su impacto (cercanía de hospitales, colegios, parques…). Además, los responsables del área de seguridad tendrán capacidad para conocer el volumen real de tráfico instantáneo en una vía para recalcular las mejores opciones a la hora de atender un siniestro y evacuar una zona, o interactuar sobre la red semafórica. Así, podríamos seguir escribiendo una lista interminable de ejemplos.
Con este enfoque, la compañía es capaz de proveer soluciones de ámbito global, como su plataforma urbana basada en su solución Sofia2 a la que hacíamos referencia, o soluciones en los ámbitos específicos que recogía la encuesta: movilidad, seguridad, eficiencia energética, medio-ambiente, administración electrónica, sanidad, y un largo etcétera.
Sin embargo, no debemos olvidar que en este nuevo entorno el ciudadano debe estar situado en el centro, como receptor y participante en la gestión de la ciudad, y por tanto, de los servicios que están a su disposición. Debe disponer de una visión personalizada, de acceso a través de diferentes canales y dispositivos de la ciudad que le proporcione la información deseada según su interacción con los diferentes ámbitos: entorno físico, social, laboral, administrativo, medioambiental. Pero una ciudad inteligente no debe implicar sólo el desarrollo e implantación de la tecnología, sino que también debe contemplar la puesta en marcha de un ambicioso plan de comunicación, difusión e inclusión de los ciudadanos para que conozcan y empiecen a utilizar los servicios que les ofrece. Los gestores de la ciudad deben, no solo aprender a escucharle, también a poner a su disposición todos los medios necesarios para que los habitantes de las ciudades puedan transmitir sus percepciones y participar activamente en la gestión.