En lo que va de año se han incenciado 70.000 hectáreas boscosas en España
Por su parte, el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) ha publicado sus datos eventuales, en los que señala alrededor de 58.000 hectáreas calcinadas y 15 grandes incendios (más de 500 hectáreas).
Ante esta inmensa destrucción provocada por los incendios forestales, Tecnifuego recuerda tres aspectos esenciales a tener en cuenta: la destrucción de masa forestal, la emisión a la atmósfera de CO2 y gases contaminantes que provocan los incendios y el grave riesgo para las personas que viven en la interfaz urbano-forestal.
Por ello, esta problemática debe tratarse como una emergencia de protección civil, en la que toda la sociedad debe implicarse de manera consciente, y con un compromiso de responsabilidad individual ante esta emergencia. Así, la autoprotección en viviendas, municipios y urbanizaciones cercanas a bosques debe ser un aspecto esencial dentro de las prioridades de cualquier gobierno (central, autonómico y municipal) y ciudadano.
En este sentido, las administraciones públicas tienen un reto inminente, que debe ocupar las agendas y compromisos de sus mandatos: el hacer frente a los incendios de la manera más eficaz posible. Y algunas de las cuestiones a acometer sin más dilación son: aumento de la inversión en medio de prevención y en tecnologías y personal de extinción, y una gran campaña informativa a los ciudadanos, para concienciar sobre los métodos y medidas para la autoprotección (dotando de recursos adecuados para llevarla a cabo) en cada municipio, urbanización y vivienda situados en el interfaz urbano forestal (IUF).
Desde Tecnifuego, se recomienda instalar una protección integral en las viviendas en la IUF, que incluya la protección pasiva en la edificación e integre reacción y resistencia al fuego; jardinería preventiva; limpieza perimetral y tipos de cortafuegos, tanto en cada parcela como en la urbanización; instalación de hidrantes exteriores. Además, dentro de las viviendas se deben instalar equipos y sistemas de prevención y extinción, como detector y alarma, extintores, mantas ignífugas, BIES, rociadores, etcétera.
En definitiva, para hacer frente a una emergencia civil de este calibre, que cada año destruye miles de hectáreas de bosque y cientos de casas, provoca miles de evacuados y emite toneladas de CO2 al ambiente, el plan debe ser muy ambicioso y ágil en la ejecución. Debe cubrir todos los aspectos de la vida: desde la gestión forestal y del paisaje, hasta la inversión en la economía local y rural, pasando por el aumento del material y de los equipos humanos para la defensa y lucha contra los incendios y campañas de concienciación en aras de la prevención y autoprotección.