Formación, ¿era una necesidad en el sector de PCI?
Iván Rodríguez Calzada, director general de la Asociación Española de Empresas Instaladoras y Mantenedoras de Equipos y Sistemas de Protección Contra Incendios (Aerme)
14/03/2019Siempre que un@ habla en lo que a formación se refiere, entiende como positiva cualquier acción encaminada para ello. El hecho de que una persona se forme en algo, debiera de suponer a la postre, que es conocedor de la materia en cuestión, al menos en un grado mínimo, como para saber lo que tiene entre manos. Y esto supone sin ningún género de dudas, profesionalización. Hasta este punto, incluido para el sector de PCI, entiendo que tod@s estaremos de común acuerdo.
Ahora bien, una vez que coincidimos tod@s en el qué, toca discutir el cómo. Y es aquí donde una cuestión a todas luces positiva, se puede convertir en algo controvertido, e incluso me atrevería a decir, que temporalmente contraindicado para determinados agentes del sector, como pueda ser para las empresas instaladoras - mantenedoras de PCI.
Antes de continuar en la argumentación, sí que me gustaría indicar lo que la formación no supone para el sector de PCI, bajo mi punto de vista. La lucha contra el intrusismo, no tiene como aliada a la formación en el sector de PCI. Entiendo que son términos que si bien el uno en el otro se pueden apoyar, no tienen una relación directa como causa ni consecuencia entre ellas. El intrusismo se combate de otras maneras que poco o nada tienen que ver con la formación. Me lo reservo para próximas publicaciones, ya que a priori puede parecer chocante para el lector.
Creo que también coincidiremos tod@s en la diferencia existente entre la realidad de la empresa y la formación adquirida por las personas allá donde quiera que la obtuvieran. A mejor formación, perdón, a formación más ajustada a la realidad del mercado que van a ocupar, menor será el tiempo de adaptación de la persona y menor el coste de adquisición del operario por parte de la empresa, obteniendo más rápidamente resultados por la contratación. Al menos, a priori, es lo que se pretende, por ambas partes, empresa y trabajador.
Centrándonos en el sector de PCI y en la repercusión que el RD 513/2017, RIPCI, ha supuesto en materia de formación, y teniendo en cuenta que el punto de vista de quien realiza el artículo es desde la óptica de una empresa instaladora - mantenedora, podemos estar casi de acuerdo en el qué, pero no en el cómo.
Digo que casi de acuerdo en el qué, en tanto en cuanto supone, y va a suponer, una traba en lo que a posibilidades de contratación se refiere. El sector de PCI no tiene un atractivo ni dispone de reconocimiento suficiente dentro del mercado laboral como para encontrar personal formado por doquier, de manera que fuera de los que ya están introducidos en el sector, la contratación será a base de un gran coste para la empresa. Apretados en ocasiones por la inmediatez, la falta de planificación o los márgenes comerciales de las operaciones de instalación - mantenimiento. Algo similar a lo que sucede en Prevención de Riesgos Laborales.
Obviamente, supondrá una profesionalización, ya que el personal que toque las instalaciones, en cualquiera de sus fases, se entiende que van a ser mini 'expertos' de la materia, significando esto una mejora de las instalaciones para lo que están diseñadas. Aunque al igual que en el ejemplo que hemos puesto sobre la PRL, la profesionalización no será total, al primar más otros factores, entre los que se encuentra el económico. Por desgracia.
En el cómo, creo que todos al unísono estamos en contra, o al menos no compartimos la manera que se ha planteado en el RIPCI. Simplemente porque se ha aprobado por decreto algo que no existe. Parece obvio que el Ministerio de Industria no ha tenido ningún tipo de comunicación con su homólogo de Educación, ni ha consultado con las Comunidades Autónomas, a quienes les toca lidiar con la problemática. Desconozco si las asociaciones empresariales hemos tenido poder de influencia en este sentido, en cualquier caso, hay que tener cuidado con lo que se pide, no sea que se nos conceda.
La vía fácil ha sido la de acreditar a quien llevaba más de un año en el sector directamente. Como si alguien que está más de un año curando heridas pueda ser ATS por decreto. Este tipo de acreditación rápida tiene muchas reflexiones, a las cuales no voy a entrar, pero para las empresas lo cierto es que es una manera de salir del paso, solucionando parte de los problemas. Siempre y cuando la empresa no tenga necesidad de crecer en número de trabajadores y no se den de baja, jubilen o se vayan a otras empresas.
De las otras vías abiertas por el 513, decir que a la fecha de la publicación no existían y que, a día de hoy, casi dos años después de la misma, pese a estar varias entidades trabajando para intentar solucionar el problema a las empresas, todavía no hay una entidad acreditada que haga que la formación sirva para lo que todos esperamos de ella, la profesionalización.
Esto nos llevará, especialmente a las empresas, a sufrir una travesía por el desierto, siendo complicado respetar al 100% las exigencias del 513. Al menos, de manera temporal, ya que esperemos que de aquí a no mucho tardar, las vías que el RIPCI abre para la acreditación de los operarios estén disponibles, y no sólo eso, sino que además estén vertiendo al sector personal cualificado de manera que ese gap entre formación y empresa, sea el menor posible.
Pese a todo, bajo mi humilde opinión, y atendiendo a la pregunta del titular, la formación en PCI es necesaria, no como está ahora, pero lo es. En el plazo de unos años, esperemos que pocos, estará consolidada, incluso reglada. Entonces sí, cumplirá con mayor eficacia su objetivo, aunque no podemos negar que para ello, el coste que tenemos que sufrir actualmente las empresas, nos pueda parecer muy poco positiva.