En clave de opinión: Instinto colectivo de supervivencia. Tierra, S. A.
15 de noviembre de 2008
El sistema productivo y de consumo no es viable a largo plazo: si extraemos recursos del planeta, los transformamos y los devolvemos de forma degradada a un ritmo superior al que los ciclos naturales son capaces de absorber se pueden generar efectos como el cambio climático, la contaminación del medio natural o la pérdida de biodiversidad.
La humanidad -o mejor dicho, una parte de ella-, sin duda, ha progresado, logrando alcanzar mayores cotas de bienestar y libertad, pero lo ha hecho sobre un modelo que ahora se manifiesta imperfecto y algo indica que tal vez haya llegado el momento de reinterpretar el concepto de progreso, cambiar el paradigma y apostar por el oro verde: el desarrollo sostenible.
La insostenibilidad medioambiental unida a la crisis financiera y económica, además de la insatisfacción, la impotencia y la indignación de que a estas alturas de la -supuesta- civilización nuestros congéneres sigan muriendo de hambre y de enfermedades que aquí hemos erradicado, hace pensar que el sistema se está desplomando. O esa es por lo menos, la percepción mayoritaria de la población a la vista de la ola de entusiasmo suscitada en todo el mundo en torno a los resultados de las elecciones presidenciales norteamericanas, en particular en torno al candidato Barak Obama, que parece ser el único político que se ha enterado de que hay que “parar máquinas” y revisar los mecanismos del sistema. Por eso su elección ha provocado una reacción de euforia colectiva que parece emanar del mismísimo instinto de supervivencia de nuestra especie, y su figura es percibida como la del líder que ha de guiar a la humanidad en el tránsito hacia ese nuevo mundo, aún por construir.
En los últimos meses los ciudadanos de medio mundo hemos observado atónitos la parálisis de los gobernantes; los políticos no toman la iniciativa de la acción, se muestran desorientados y parchean, todo lo más, colocando cataplasma aquí, compostura allá. En EEUU, la industria de la automoción ya tiene permiso para que sus financieras se acojan a la “operación rescate” porque han dejado de venderse coches, aunque no he oído que haya prioridad para “ecoautos”; se trata de que el sistema no se pare… Ya les dije: parche. En España todos quieren apuntarse a la “operación liquidez”, la automoción ya lo ha pedido. Pero ¿qué sectores está previsto que disfruten de esos fondos? No está previsto; se concederán sobre la marcha… ¿Lo ven?: parche.
No se pueden afrontar los retos que se nos vienen encima en clave política ni, mucho menos, ideológica, hay que poner a la ciencia y a la tecnología en el “centro de diseño”, para que tracen el plan de viabilidad de esta empresa que, verdaderamente, sí somos todos.
Eficiencia energética, optimización en el consumo de agua, reducción y valorización de residuos, movilidad sostenible, etc., se perfilan como nuevos valores refugio, pero para que coticen al alza debemos apostar por la ciencia, una ciencia “de código abierto” y de transferencia tecnológica y de conocimiento. La historia nos brinda la oportunidad de poner en marcha el nuevo paradigma. El reto: desarrollar una política de medio ambiente que inicie la transición hacia un nuevo sistema productivo combinando innovación, conservación y apertura de nuevos mercados para tecnologías verdes. En cualquier caso, es necesario un mundo unido, y digo un mundo, no un occidente unido para “protegernos” de chinos, rusos, indios…
Es posible hallar soluciones eficaces y rentables como las actuales, pero más sostenibles y respetuosas con el hombre y su entorno.
Ante la gravedad de los desajustes ambientales y sociales queda claro que urge crear economías sostenibles, no sólo para asegurar el futuro estable y pacífico del planeta sino para asegurar su propia supervivencia. Un planeta sostenible es posible, pero el tiempo corre en nuestra contra. ¿Hallaremos el modo de satisfacer nuestras necesidades sin disminuir el potencial de las generaciones futuras de satisfacer las suyas? ¿Sabremos construir un nuevo mundo?, ¿un mundo sin fin? Porque, de lo contrario, ¿cuál habría sido el sentido de lo que hemos construido a lo largo de toda nuestra historia? Debemos crear un planeta sostenible para dar sentido a eso que ha movido a la humanidad: el progreso. Porque sin sostenibilidad no hay futuro y sin futuro, el progreso carece de todo sentido. ¿Podremos?