En el marco de celebración del AseBio Investor Day 2024, varios expertos han analizado los retos y oportunidades del sector de la bioeconomía en España
Políticas regulatorias efectivas y flexibles, mayor inversión en I+D y sensibilización social, asignaturas pendientes de España en el desarrollo de la bioeconomía
En el marco de la quinta edición del AseBio Investor Day, celebrado en San Sebastián (Donostia) el pasado 15 de mayo, AseBio ha organizado un debate sobre la situación de la bioeconomía en España con el foco puesto en la inversión y la financiación. La sesión se ha desarrollado en el contexto del proyecto europeo ShapingBio, del que la asociación es socio, y que tiene como meta apoyar y acelerar la innovación en bioeconomía en la Unión Europea.
Tradicionalmente, el sector biotecnológico ha dependido principalmente de inversores especializados en el ámbito de la salud. La transición hacia una bioeconomía circular y sistemas alimentarios sostenibles tiene un gran potencial a la hora de contribuir a desafíos globales y, en este contexto, se ha producido un aumento de los fondos de capital riesgo especializados en innovación en la industria agroalimentaria.
El ejemplo perfecto de la transición que se está experimentando en el sector de la bioeconomía en relación con su financiación, lo encontramos en el reciente paso dado por la Comisión Europea a través de la financiación parcial del Fondo Europeo de Bioeconomía Circular (ECBF, por sus siglas en ingles). Un instrumento de financiación para empresas en crecimiento en las áreas de la bioeconomía y la economía circular de base biológica en Europa. Se trata del primer fondo de impacto de capital riesgo privado dedicado exclusivamente a estos campos.
Bioeconomía en España: se necesita un mayor apoyo político
Desde el año 2010, como parte de la Estrategia Europa 2020, la bioeconomía ha sido señalada como un elemento clave para el crecimiento sostenible. A nivel regulatorio y político nuestro país cuenta con la Estrategia de Bioeconomía Integral desde el año 2015. Esta incluye a todos los sectores importantes de la actividad económica de la Unión Europea, y sus objetivos principales son promover tanto la innovación pública como privada en el campo de la bioeconomía y así, satisfacer la demanda de nuevos productos a la vez que sitúa a nuestro país en una posición competitiva. Pero la realidad es que la referida estrategia no ha evolucionado y no ha logrado tener un impacto significativo.
“En los últimos años se ha hecho un gran esfuerzo tanto del sector público como privado para desarrollar la bioeconomía en España, en particular, la economía circular”, ha expuesto Rubén Hidalgo, director of Innovation and Entrepreneurship Ecosystems, CAPSA (Peñasanta Food Corporation SA).
“Sin embargo, teniendo en cuenta la urgencia de perder la linealidad de nuestro modelo económico para conseguir un mayor aprovechamiento en el uso de los recursos, debemos aumentar su desarrollo en tres frentes: el regulatorio, acompasado a los ritmos y necesidades de los modelos productivos, plantear una evolución clara, inteligente y de certidumbre a largo plazo.Tecnológico, seguramente con mucha más inversión en la parte de escalado de tecnologías que pueden estar infrafinanciadas. Y de sensibilización, aún debemos explicar y convencer a la sociedad, por qué motivos necesitamos migrar al modelo de economía circular y las bondades de este modelo, no solo sus restricciones”, añade Hidalgo.
Por su parte Eduardo Pérez, analyst tech transfer de Agrifood Fund, Clave Capital, coincide a la hora de señalar que la bioeconomía en España se encuentra “en una fase de crecimiento y desarrollo, con un enfoque creciente en la sostenibilidad y la innovación”. A pesar de esto ha identificado algunos desafíos que todavía deben superarse como la necesidad de mayor inversión en investigación y desarrollo, la implementación de políticas más efectivas y políticas regulatorias más flexibles que “fomenten la transición hacia una economía más verde”.
En este sentido, ha comparado el escenario que observamos en España con la situación actual en otros países. “En Europa, países como Finlandia y Alemania son referentes en materia de bioeconomía. Finlandia destaca por su uso eficiente de los recursos forestales y su enfoque en la economía circular gracias a la adopción de su plan de Estrategia Nacional en Bioeconomía desde 2014, mientras que Alemania lidera en investigación y desarrollo de biotecnología. Tomar nota de las prácticas exitosas en estos países puede proporcionar valiosas lecciones paraimpulsar la bioeconomía en España”.
La situación actual de la inversión en bioeconomía en España
Según los datos de la Comisión Europea, el sector de la bioeconomía generó un volumen de negocio de 75.000 millones de euros en España en 2021. Desde AseBio hemos identificado en los últimos años un creciente interés por parte de los inversores en compañías biotecnológicas cuyas innovaciones se centran en áreas que van más allá de la salud.
En su intervención, Hidalgo ha puesto el foco en la situación del ecosistema de inversores en el sector agroalimentario en España. Un mercado que ha calificado como “incipiente” ya que se encuentra en sus primeros cinco años de recorrido. “Aún estamos en fases de entendimiento de todos los operadores: centros tecnológicos, grupos de investigación, start ups, corporaciones, fondos de inversión e instituciones”.
“Ahora entramos en una fase de madurez muy interesante, donde el venture capital, ahora sí, está entendiendo cómo aplicar las tesis de inversión a una start up en la categoría agrifoodtech. Y lo que quizás necesitemos sea una estrategia país para organizar la llegada de la tecnología a una industria, la alimentaria, que es más atomizada que otros sectores y necesita unirse para alcanzar la debida escala y actuar como gran demandante de innovación”, ha analizado Hidalgo.
“Hay políticas europeas y nacionales para el impulso de la bioeconomía en todos los sectores, totalmente alineadas con el concepto de economía circular. En el sector agroalimentario existen diversos programas de impulso al desarrollo de soluciones tecnológicas en el sector de la bioeconomía para mejorar el uso de recursos biológicos de forma sostenible y también para la valorización de subproductos agroalimentarios en nuevos ingredientes, materias primas o energía”, ha expuesto Nora Alonso, partner and chief investment officer of the Agri-Food Tech Fund, Swanlaab Venture Factory.
A pesar de esta fotografía Alonso ha incidido en que aún nos encontramos con grandes barreras, entre las que ha destacado en la etapa de desarrollo “el acceso a la financiación tanto por parte de las instituciones públicas como por las empresas que permita un desarrollo tecnológico y una transferencia de tecnología más eficiente y real al mercado, y en la fase comercial, los marcos regulatorios para la aprobación y comercialización de nuevas tecnologías y productos derivados”. Razones por las que ha matizado que “tenemos que tomar conciencia como ecosistema agroalimentario, de la necesidad urgente de desarrollar la bioeconomía en este sector, para hacer frente a los retos de la sostenibilidad, del cambio climático y el social, a los que el sector agroalimentario español está especialmente expuesto”.
“Al considerar una inversión en una empresa del sector agroalimentario, es fundamental evaluar varios elementos clave. Primero, la sostenibilidad y prácticas agrícolas responsables son cruciales para garantizar un impacto ambiental mínimo y cumplir con las normativas y segundo, la capacidad de innovación y adopción de tecnología avanzada es vital para aumentar la eficiencia y competitividad”, añadía Pérez. “Además, la solidez financiera y un equipo promotor experimentado y comprometido aseguran que la empresa esté bien posicionada para enfrentar desafíos y aprovechar oportunidades en el mercado. Es también importante contar con una propiedad intelectual robusta que proteja las innovaciones, y, si se trata de un producto de alimentación, asegurar que sea sostenible y saludable, pero sobre todo sabroso para el consumidor final”, concluye.