Entrevista a Rosa Beaus, directora de B&B Asesores
23 de febrero de 2010

Desde la UE se están implantando nuevos reglamentos como el REACH, que va dirigido a ‘proteger la salud humana y el medio ambiente’. ¿Qué significa para las empresas?
Para las empresas significa principalmente mucho trabajo, una reestructuración en muchos de sus departamentos, porque se han de implantar procedimientos, instrucciones y se ha de cambiar en algunas ocasiones la metodología de control de compras y ventas de todas las sustancias que manejan, y además supone un coste importante. Otros de los pilares principales es el fuerte vínculo comunicativo que se establece entre proveedores y clientes de las diferentes sustancias químicas a lo largo de toda la cadena de suministro.
¿En qué sentido el reglamento va dirigido a proteger la salud y el medio ambiente?
El REACH es, en un principio, un reglamento de seguridad y prevención. En primer lugar, porque se analizan y demuestran todos los riesgos de todas las sustancias, y en segundo lugar, porque ofrece todos los medios para que se puedan manipular las diferentes sustancias de la forma más adecuada de manera que los riesgos para las personas y el medio ambiente sean mínimos. El nuevo enfoque es que toda sustancia es peligrosa hasta que se demuestre lo contrario. Ello difiere a cómo se actuaba hasta ahora, en que las sustancias no eran peligrosas hasta que las autoridades competentes no demostraban que existía algún peligro, como pasó por ejemplo con el amianto.
Dentro de la política medioambiental que está llevando a cabo la UE, ¿eran necesarias normativas de control como el REACH?
Lo que hacen reglamentos como el REACH es recoger muchas de las normas medioambientales que ya estaban llegando y que se tenían que aplicar en muchas ocasiones para conseguir la licencia de actividades. Lo que quizás no se tenía tan claro era cómo actuar en todas las operaciones que se realizan a lo largo de la cadena de suministro y en que se manipula una sustancia determinada, desde su nacimiento (fabricación o importación) hasta que muere como residuo.
¿Desde las instituciones se está apoyando económicamente para que se pueda cumplir esta estricta normativa, que para algunas pymes puede significar un importante desembolso?
De momento se están ciñendo a lo que la propia reglamentación les dice, es decir, ofrecer las herramientas para que las empresas se vayan preparando, cursos de actualización y orientación, jornadas formativas, centros de consultas –aunque sus respuestas no sean vinculantes–, etc. Pero las empresas también necesitan dinero, y por ejemplo desde la Generalitat de Catalunya se han dado dos pequeñas subvenciones en los últimos dos años para diagnóstico de situación o para registro directo, que como máximo significaban 5.000 euros, y con unas condiciones muy restrictivas.
¿Cuáles son los próximos pasos que se habrían de dar?
Ahora ya estamos en el momento del registro de todas las sustancias, tras haber pasado por los diferentes plazos de prerregistro y estudio. Y este nuevo paso es muy complicado y muy costoso. El gran problema es que no se puede hacer solo, sino que se ha de hacer en común con todas las empresas europeas que tienen la misma sustancia. Ello significa una gestión muy complicada y que muchas empresas van a tener que pagar sumas importantes a consorcios o grupos de trabajo ya organizados en Europa para poder obtener el registro. Dependiendo de la cantidad o el tipo de sustancia las circunstancias cambian, pero el registro de las más importantes por peligrosidad o cantidad (los que se han de registrar a finales de 2010) puede conllevar costes de más de 80.000 euros.
¿Tienen las empresas razón en su queja de que se encuentran con un agravio comparativo respecto a empresas de otras partes del mundo que no han de cumplir este tipo de normativas?
En algún caso sí, porque el REACH actúa también en sustancias intermedias. En la química fina, en que se trabaja por fases y se generan este tipo de sustancias, se deben registrar cada una de esas sustancias, y aunque su coste sea más barato que el de un registro completo, al final muchas empresas si generan una gran cantidad de sustancias intermedias para llegar a la sustancia final, todas éstas las mandarán a hacer a países como China o India, dejando para aquí sólo la última fase de producción. O como en el caso de la industria farmacéutica o alimentaria, en que las empresas se lo pueden hacer fabricar todo fuera, y de esta forma no se ha de registrar ningún producto intermedio ni materia prima, importando el producto final, cuyo registro queda además exento por el tipo de uso. En cambio en la industria metalúrgica se importan cantidades grandes (más de 1.000 toneladas/año), teniendo que ir a registro completo, lo que significa costes de estudio y registro muy importantes.
Y con este panorama, ¿qué pueden encontrar las empresas en una asesoría como la que usted dirige?
Conocemos la normativa, y eso significa que podemos aprovechar el reglamento como una oportunidad. Cuanto más conocimiento e información se tenga, más herramientas se podrán utilizar, y por lo tanto, los costes podrán ser más bajos. En B&B Asesores las empresas puede encontrar experiencia en la aplicación, ya que llevamos muchos años aplicando el reglamento, haciendo diagnósticos y tomando decisiones para que el impacto del mismo para las empresas sea el menor posible. Y además ofrecemos horas de trabajo, de las que muchas empresas no disponen. Llevamos muchos años trabajando en la industria química y conocemos su problemática, aplicando la reglamentación que va llegando. Ello significa que disponemos de una visión general que nos ofrece muchos medios para poder movernos.