Entrevista a Juan Manuel Buenaño, presidente de la Fundación Andaltec
El empresario Juan Manuel Buenaño Sánchez ha sido nombrado recientemente nuevo presidente de la Fundación Andaltec, entidad que gestiona el Centro Tecnológico del Plástico, Andaltec, con sede en Martos (Jaén). Gerente de la firma Plásticos Alcaudete (Plasal), es licenciado en Economía por la Universidad de Sevilla y Máster en Dirección Financiera por ESIC Business & Marketing School. Además, cuenta con experiencia profesional en firmas como BBVA, la consultora internacional KPMG o Mr Boho. Desde febrero de 2017, ocupa puestos de responsabilidad en Plasal, que ha pasado de ser una pequeña firma familiar a una empresa de referencia internacional en soluciones de termoconformado.
¿Cuál es su visión del papel que deben asumir hoy los centros tecnológicos?
¿Qué le llevó a presentar su candidatura a la presidencia de la Fundación Andaltec?
¿Qué ha supuesto para su empresa el trabajo conjunto realizado con Andaltec en los últimos años?
¿Quiere decir que los centros tecnológicos son de interés para las pymes?
¿Qué mensaje tiene para las administraciones como nuevo presidente de la Fundación Andaltec?
Sin esto, Andaltec se acabaría convirtiendo en una ingeniería al uso. Porque el proceso de generación de riqueza a través de los centros tecnológicos consiste en convertir la inversión (pública o privada) en innovación y desarrollo tecnológico para que, una vez transferido a las empresas, éstas lo transformen y multipliquen en dinero y empleo. Esta es la razón por la que las grandes empresas con capacidad de reservar presupuestos importantes para I+D prosperan continuamente.
Sede de Andaltec en Martos.
¿Cuáles son sus principales objetivos como nuevo responsable de la Fundación Andaltec?
Andaltec es un centro tecnológico que va camino de cumplir veinte años de existencia, por lo que ya somos muy conocidos en el sector y nos hemos consolidado como un referente en la innovación del sector del plástico en España. Por ello, ahora queremos seguir profundizando en aquellos ámbitos en los que éramos expertos, como la iluminación para automoción, equiparnos y potenciarnos aún más en las capacidades tecnológicas ligadas al packaging alimentario o el desarrollo de materiales plásticos innovadores y sostenibles, sector que en la Provincia de Jaén tiene muchas competencias y mucho recorrido..
¿Está satisfecho con el proceso de internacionalización del centro emprendido en los últimos años?
¿Qué acciones ha llevado a cabo Andaltec para luchar contra la pandemia del coronavirus?
El coronavirus ha sido un terremoto que ha puesto patas arribas nuestras vidas y también ha afectado a la actividad del centro. Con el primer Estado de Alarma, decidimos volcarnos en contribuir a la lucha contra la COVID-19, especialmente con la plataforma “Somos Martos”. Esta iniciativa solidaria creada al principio de la crisis sanitaria hizo posible fabricar más de 120.000 pantallas protectoras, que se distribuyeron por toda España. Además, el centro utilizó sus propios equipos de fabricación aditiva para producir mediante impresión 3D las viseras que dan forma a las pantallas y salvaorejas. El centro también trabajó en un proyecto nacional centrado en la identificación y definición de materiales para fabricar válvulas que incorporan los respiradores para las UCI de los hospitales.
¿Cuál cree que será la evolución del sector del plástico tras la enorme sacudida que ha supuesto la crisis del coronavirus?
En primer lugar, quiero destacar la enorme importancia que están teniendo los plásticos, un material injustamente denostado, para salvar miles de vidas en la crisis del coronavirus. Producir de forma rápida millones de mascarillas, pantallas protectoras, batas o material médico habría sido imposible sin un material como el plástico. A partir de ahora, está claro que se va a acelerar aún más el viraje hacia la economía circular, para buscar productos reutilizables, más fácilmente reciclables y fabricados a partir de materia prima reciclada. Va a ser muy importante trabajar en diseños y materiales que permitan tanto la reutilización como lograr que el proceso de reciclado sea más rápido, sencillo y económico. No es sólo que hay unas normativas europeas y nacionales que nos empujan en este sentido, sino que es lo que reclama el consumidor. Hay que saber trabajar y saber comunicar que el plástico es un material sostenible para que el consumidor no se decante por otros materiales. Una bolsa de plástico de supermercado presenta una huella de carbono inferior a las alternativas de papel o algodón, pero es un dato que no se conoce en la calle. Respecto a la industria, se va a acentuar aún más la tendencia por la digitalización y la automatización en los procesos de producción, lo que va a permitir reducir aún más los costes y aumentar la calidad del producto final. La circularidad es el objetivo final, y el plástico está ante una gran oportunidad para reinventarse.