El bebé conectado: cómo los carritos dan forma a la mente
La doctora Suzanne Zeedyk ha llevado a cabo investigaciones y estudios sobre la capacidad natural del bebé para comunicarse con los padres desde el nacimiento. Los desarrolladores de productos para bebés deberían conocer las conclusiones de estos estudios antes de desarrollar sus productos, en opinión de Zeedyk.
Zeedyk estudió en la Universidad Estatal de San Diego y trabaja en la Universidad de Dundee, Escocia, como psicóloga del desarrollo. Zeedyk está fascinada por el desarrollo emocional en los primeros años de un niño y cómo afecta al desarrollo del pequeño a largo plazo, ya que puede afectar a la seguridad emocional, la autoestima y la confianza en los demás y las relaciones.
Cómo los carritos dan forma a la mente
Podemos aplicar esto a los cochecitos y sillas de paseo y hablar de "la neurociencia de los carros y sillas de paseo, cómo dan forma a la mente y cómo esto lleva a una ciencia del diseño para bebés ", como explica Zeedyk.
Según Zeedyk, los bebés son criaturas sociales y naturales, por lo tanto, son capaces de comunicarse desde una etapa temprana. Un bebé de 10 minutos de edad, ya es capaz sacar o esconder la lengua si su padre o su madre hacen lo mismo. Los bebés pueden imitar los gestos poco después de su nacimiento. Los niños más pequeños se sienten cómodos cuando reciben comunicación, ya que favorece la segregación de la oxitocina, que es una hormona que potencia la confianza. Existe una comunicación por contacto visual, por tacto y por el sonido de las voces. La falta de comunicación provoca un aumento del cortisol, una hormona del estrés.
Por tanto, según Zeedyk, llevar un bebé en brazos es algo más que transportar al bebé de A a B. El cerebro de un recién nacido crece exponencialmente hasta los tres años y después va a un ritmo más lento. En los primeros años, las conexiones cerebrales se realizan a una velocidad increíble. Esta fase es crucial para el desarrollo de un niño y por tanto los diseñadores de cochecitos y sillas de paseo deben tener esto en cuenta.
La investigación demuestra que nunca se empieza demasiado temprano con la comunicación. Por ejemplo, durante un estudio, una mujer embarazada leía un libro infantil en voz alta. Después del nacimiento, el bebé podría reconocer el ritmo, que se midió por la velocidad de succión en un pezón electrónico.
La investigación mostraba una madre que hablaba con su bebé y cómo el bebé reaccionaba hasta que la mamá callaba. El bebé intentaba ponerse en contacto con la madre, pero cuando esto no daba resultado, el bebé apartaba su cabeza, decepcionado. Según Zeedyk, se puede decir que a los 16 meses de edad la falta de comunicación conduce a un retraso en el lenguaje. A los tres años ya se puede saber si un niño será agresivo en el futuro.
Un estudio polémico
En 2008 los resultados de un estudio realizado por Suzanne Zeedyk causaron conmoción: se realizó entre tres mil padres británicos, la mayoría de los cuales llevaba al bebé mirando al frente en el carrito. Los niños que no podían ver a su madre tenían una mayor probabilidad de sufrir estrés o incluso un trauma, según Zeedyk. Desafortunadamente, este estudio no fue bien recibido por todos. Zeedyk cree que, en cierta medida, los datos fueron mal interpretados. Todo se reducía a que los niños que podían ver a sus padres sonreían más a menudo, escuchaban mejor y se dormían más rápido.
A Zeedyk también le preocupa el aumento de fundas para las sillas auto y los cochecitos. Son agradables cuando nuestro bebé está dormido, pero no tanto cuando está despierto. Estas cubiertas oscuras son perjudiciales para el desarrollo del cerebro, ya que no hay posibilidad de hacer contacto visual.
Hay más información al respecto en www.theconnectedbaby.org