Siniestralidad, un mal endémico en España

La jefa de producto del Área de Seguridad de Bellota, Nekane Guerra, explicó a Interempresas que la compañía pone especial empeño y atención en la correcta certificación de sus productos. “Seguimos al pie de la letra la normativa, somos extremadamente escrupulosos” a la hora de fabricar sus productos, los cuales, según Nekane Guerra, cumplen todos y cada uno de los puntos que la seguridad exige para su posterior distribución. De esta manera “queremos ser la mayor ayuda del usuario, ya que desarrollamos los productos pensando en ellos”.

En este sentido, el producto estrella de Bellota es el calzado profesional de protección. Este es un mercado en el que han podido mantener un aceptable nivel de ingresos y gracias al cual la compañía puede sobrevivir a una crisis que tanto ha afectado al sector construcción en nuestro país y a todos los sectores subsidiaros de este. Bellota los suministra para sectores fundamentales como la construcción, la industria, los mayoristas o los distintos sectores agrícolas, además de a todos aquellos sectores auxiliares de estos, como pueden ser los transportes y almacenes, entre otros.

Hablando sobre la integración del concepto de seguridad en el mundo profesional, Nekane Guerra afirmaba que por desgracia “todavía se ve como una imposición legal”. Parece lógico afirmar entonces que las empresas deben dar aún algunos pasos en temas de seguridad por iniciativa propia. Ello probablemente sea porque, como nos decían desde Bellota, “de momento no se le presta importancia al diseño” durante la fabricación del producto. También es importante destacar en este sentido que suele fomentar el ahorro en el precio por encima de la seguridad. A pesar de ello, Guerra reconoció que poco a poco la conciencia en aspectos de seguridad va aumentando día a día en los usuarios y, por tanto, “la normativa en este sentido consigue que la seguridad en el trabajo acabe siendo una herramienta más” y no un imperativo legal.

Como nos explicaban los responsables de Bellota, el diseño es cada día más importante en el panorama laboral, tanto para conseguir productos más atractivos y comercialmente más apetecibles como para mejorar la protección sus usuarios. Desde la compañía se fomentan ambos aspectos y por esta razón disponen de tres gamas de calzado profesional. La gama ‘Classic’ (la que llamaríamos gama baja) como es natural tiene pocas novedades en el diseño. No ocurre lo mismo con la media, en la que se presenta una mejora del diseño y la protección, ni con la gama alta, en la que se destina buena parte de los esfuerzos de protección, como podría ser la innovación en técnicas de construcción de suelas.

Esta última gama es consumida mayoritariamente por empresas con pocos empleados, que optan por invertir en la seguridad de los mismos sin tener que hacer un excesivo dispendio económico en ellas. Las empresas con mayor número de empleados son más proclives a la gama baja o media para evitar gastos excesivos en su calzado profesional. Pero no sólo de calzado viven las compañías de productos de seguridad como Bellota, ya que como podemos ver en su página web (www.bellota.com) esta empresa afincada en el País Vasco dispone también de guantes de protección, una gama de arneses anticaída y ropa de protección ergonómica, como pueden ser muñequeras y fajas.

Pero no podemos olvidar que la recesión económica obliga a las empresas a reducir gastos. Por esta razón, muchas de ellas optan por focalizar sus esfuerzos en sus sectores de venta más fuertes. En el caso de Bellota, el calzado. La compañía ha conseguido a pesar de todo sobrevivir a la crisis y tener un leve crecimiento sostenido. No tienen tanta suerte empresas del sector de prendas de protección, que sufren caídas de entre el 15 y el 20% y están especialmente afectadas por la crisis de la construcción.

Por otra parte y como es natural, aquellos sectores con menor margen de beneficio o que implican un gasto excesivo que la compañía prefiere no invertir, son desechados o aparcados hasta que la coyuntura económica sea más propicia o, como suele decirse, cuando vuelva a haber dinero en la caja.

Nekane Guerra nos recordó que su empresa no es una excepción ya que, a pesar de lo que su página web indica, han tenido que aparcar las gamas de productos de protección de la cabeza, del sistema respiratorio, de la zona ocular y de protección auditiva. Nos indicaba además que estos productos descatalogados pertenecen a los productos de categoría 3, que son los que más esfuerzo requiere a las compañías tanto en el ámbito de la investigación como en la inversión de recursos.

Es precisamente la protección anticaída otra de las puntas de lanzas de la protección de trabajadores. Son imprescindibles para los operarios, obreros y especialistas que trabajan en andamios y situaciones de altura y su misión principal es reducir el número de lesiones y fallecimientos en el mundo laboral. Para que esto se produzca son varias las alternativas de las que las empresas disponen para proteger a sus trabajadores: la eliminación del riesgo, el aislamiento del mismo o usar medios de protección colectivos.

En cifras globales, hasta junio se registraron cerca de 340.000 accidentes laborales con baja, lo que supone un descenso del 30,6% respecto al número de accidentes registrados el año pasado (488.337 accidentes). Del conjunto de siniestros, 300.000 accidentes se produjeron en el lugar de trabajo y cerca de 38.000 fueron siniestros 'in itinere'. Los primeros descendieron un 31,8% en tasa interanual, mientras que los segundos cayeron un 19,7%.

Cuando nos referimos a los accidentes leves con baja en el puesto de trabajo, este año se llegó a cifras cercanas a 300.000 hasta junio, un 31,8% menos, y los graves alcanzaron los 2.606, un 31,1% menos que en 2008. En el caso de los siniestros ‘in itinere’, se registraron poco más de 37.000 accidentes leves (un 19,7% menos) y 650 de gravedad, que supone un descenso del 22,4%.

Analizando los datos por comunidades autónomas, Cataluña fue la región más castigada, con un total 57.980 accidentes laborales con baja en el puesto de trabajo y 47 fallecidos. Le siguió Andalucía, con 53.640 siniestros y 34 fallecidos, Madrid (48.643 accidentes, 35 muertos) y Comunidad Valenciana (27.777 accidentes, 41 fallecidos). A pesar de ser datos preocupantes, es remarcable el descenso que se ha producido, aunque sea por la crisis.

El sector de los profesionales de la seguridad no está exento de problemáticas. La crisis ha provocado un curioso efecto, y es que se han producido recortes de plantilla y reducción de jornadas laborales, pero la criminalidad no ha descendido, sino todo lo contrario. Según el presidente de la Asociación de Jefes de Seguridad de España (AJSE), Antonio Cedenilla, “se ha deteriorado la imagen de los encargados de la seguridad” de las empresas privadas. Este hecho se ha producido por la mencionada reducción de puestos de trabajo, que provoca un empeoramiento del servicio ofrecido.

Por tanto, para evitar que ello se agrave, en 2007 se creó la AJSE con el objetivo de responder a las problemáticas del sector, dignificar el sector y respaldar a los jefes de seguridad ofreciéndoles cursos formativos. Pero esta asociación no sólo imparte cursos de legislación en seguridad privada (como es habitual en el sector), ya que sus asociados son instruidos en “el día a día” de la profesión, como pueden ser las altas y bajas en la empresa o las distintas problemáticas concretas del sector de los empleados de seguridad.

Esta asociación, que ya tiene delegaciones en buena parte de la península, trabaja para crear asociaciones hermanas al otro lado del charco y para que ofrezcan los mismos estatutos y servicios. De esta forma, esperan poder defender los derechos de los asociados, dignificando el sector y consiguiendo una mejor formación del personal de seguridad privada. Otro de los objetivos de la AJSE es relacionarse con otros sectores de seguridad pública y privada, para formar la seguridad integral y con ello la carrera de ciencias de la seguridad, colaborando para ello con entidades de prestigio en España, México y Argentina.

La crisis, por tanto, ha llevado a las empresas a reducir el personal contratado y, aunque de momento no se planea ningún cierre en este sector, parece remarcable que las empresas reducen gastos todo lo que pueden para subsistir. Por desgracia, se ha demostrado muchas veces que ahorrar en seguridad no ha sido jamás un buen negocio.