Entrevista a Ricardo Domínguez, director del Patrimonio Comunal Olivarero
Cuando llegó a la Fundación se encontró con una organización anticuada, pero a la vez con un gran potencial para lanzarse a por nuevos retos. ¿Qué balance hace de este primer año?
La Fundación tenía como uno de sus fines fundacionales la promoción y fomento del aceite de oliva, una labor que desde hace años está desempeñando con mucho acierto la interprofesional del sector. Y por otro lado, conocemos al Patrimonio por contar con una red de instalaciones para el almacenamiento del aceite de oliva. Con este panorama vimos la necesidad de lanzar nuevos proyectos en coordinación con la Interprofesional para ayudar al sector. En este sentido debemos prestar un mejor servicio en el almacenamiento, ofrecer más información a los productores y a las industrias, a la vez que apostamos por la calidad y luchamos contra el fraude.
A lo largo de 2019 hemos puesto sobre la mesa nuevas propuestas, muy bien acogidas por la Fundación, y hemos reforzado los lazos con la Interprofesional, con quien compartimos los mismos patronos.
Queda claro que la función principal del PCO ha cambiado y que ahora no es la de almacenar un aceite que muchas empresas y cooperativas ya realizan en sus bodegas. ¿Qué valor añadido aporta ahora la Fundación a nivel logístico?
Se le puede seguir ayudando, principalmente porque tal y como hemos comprobado esta campaña el sector necesita seguir almacenando masivamente cuando se encuentra con crisis de precios como la actual. El Patrimonio puede y debe dar esa cobertura, porque existen cooperativas y almazaras que cuentan con una capacidad de almacenamiento insuficiente, que puede llevarles a precipitarse a la hora de vender.
Dadas las circunstancias actuales del mercado el dimensionamiento de la red es correcta, y dependerá de la campaña que los almacenes estén más o menos llenos. Donde si que habrá cambios será en las dimensiones de las unidades de almacenamiento, que deberán ajustarse a las necesidades actuales; en prestar mejores servicios de información y logística; y, en un futuro, en la localización de los almacenes. Si cuando se fundó el PCO la producción, y por lo tanto los almacenes, se concentraba en las provincias de Jaén y Córdoba, no es descabellado pensar que con el crecimiento de nuevas zonas de producción se pueda acabar inaugurando algún otro centro en otro punto de la geografía española. Se estudiará con los patronos y las empresas y se tomará la decisión más adecuada.
A lo largo de estos últimos meses ha ido presentando algunos de esos nuevos proyectos del Patrimonio, basados sobre todo en la digitalización. ¿En qué consisten y cómo pueden ayudar a la industria?
Una de las líneas de trabajo es efectivamente dar una mayor información sobre la trazabilidad del aceite, en una lucha clara contra el fraude. Al consumidor le tenemos que dar mucha más información y el sector del aceite de oliva se merece hacer las cosas lo mejor posible y que no se dude sobre su transparencia. Hemos desarrollado una plataforma, aún en fase experimental, en la que se hace una trazabilidad de las cisternas desde cualquier punto de origen (almazara, orujera, almacenes o envasadoras) hasta el punto de comercialización. No se sigue la botella o el envase, sino que se garantiza que el origen, destino y el contenido de la cisterna sea realmente el declarado. Todo mediante un sistema de blockchain, asegurando la inviolabilidad de la documentación, con un seguimiento de los vehículos vía GPS. Muchas empresas se han acogido a ella desde el mismo desarrollo del proyecto piloto y esperamos que, con la administración como garante de su cumplimiento, se convierta en una herramienta eficaz para combatir el fraude en el sector.
La otra línea de trabajo es ofrecer al agricultor y productor cada vez más información para que pueda tomar las decisiones adecuadas en el momento preciso. Aquí las nuevas tecnologías nos pueden ayudar a analizar y a darnos pistas sobre una posible evolución de los precios mediante unos modelos predictivos que adoptan variables meteorológicos, energéticos o, incluso, de otros productos que pueden influir en el precio del aceite.
¿Se ha encontrado con resistencias en el sector para poder desarrollar este tipo de proyectos?
Depende mucho del perfil de edad y del tamaño de la empresa. Desde gente joven que quieren disponer de estas nuevas herramientas inmediatamente, a algunos que siguen desconfiando, pasando por aquellos que comprenden que se trata de un avance más al que han de adaptarse. Mi desempeño en la administración con este tipo de temas me ha servido para conocer la psicología a utilizar para que no se produzca un rechazo. Por ello desarrollamos sistemas de fácil de uso y con un acceso rápido a la información.
¿Cómo es la relación con la Interprofesional o el COI y en qué aspectos se puede mejorar?
No concibo otra fórmula que no sea una coordinación total y absoluta entre todas las organizaciones. Si la Interprofesional se dedica a la promoción del aceite de oliva, no tiene sentido que nosotros realicemos los mismo. En este campo podemos complementar esfuerzos, y es lo que queremos hacer, por ejemplo, con la tienda que el PCO tiene en Madrid y que actualmente estamos reformando. Pretendemos que ese local sea un escaparate del aceite de oliva en España y que las empresas y actores del sector puedan utilizarla de forma gratuita para promocionar los productos y servicios del sector.
Por otro lado, y a nivel de salud, estamos financiando estudios médicos, pero quien debe poner en valor y comunicar sus resultados es la Interprofesional. Los fondos que maneja el Patrimonio es del sector, y no tiene sentido que haya duplicidades, sino que colaboremos y multipliquemos la proyección de todas las acciones que se hagan.
Nos encontramos en un momento delicado para la agricultura y para el sector olivarero en particular. ¿Cómo considera que se debería actuar desde las administraciones para proteger al pequeño y mediano productor?
Las administraciones tienen que hacer un llamamiento para que el sector sea más fuerte y más competitivo. Actualmente la atomización es muy grande desde el punto de la transformación y comercialización, y en este punto al sector hay que fortalecerlo y ayudarlo a profesionalizarse. Existen muchas estructuras de empresas y cooperativas de pequeño tamaño que necesitan ayudas para tomar decisiones que les fortalezcan y también para crear uniones más grandes que las haga más competitivas.
Por otro lado, y además de luchar contra el fraude y velar por la calidad, la administración debe defender una PAC con una visión distinta a la actual, y en la que haya, por ejemplo, un trato diferencial entre un olivar superintensivo y un olivar de montaña con una pendiente del 15%. España en la agricultura europea tiene mucho peso, pero quizás también se debería utilizar el principio de subsidiaridad para saber hacia donde orientan las decisiones que se toman.
En los últimos años la superficie de producción ha aumentado de forma significativa en España, pero sobre todo en nuevos países productivos. ¿Hay vuelta atrás? ¿Cómo se combina con un descenso sostenido también del consumo?
El aceite de oliva sigue significando apenas el 3% de las grasas vegetales consumidas en el mundo, pero el potencial sigue siendo inmenso, aprovechando el rechazo que se ha producido hacia otras grasas. La superficie aumenta, pero también la rentabilidad del olivar plantado en ella, con nuevos marcos de plantación que permiten abaratar los costes. Pero de nada sirve si en la ecuación no se incluye una incentivación del consumo a nivel global, y solo es posible con un aumento de la inversión del propio sector. Por otro lado, también sería interesante trabajar en promocionar el uso del aceite de oliva en la industria agroalimentaria complementaria, proponiendo que sea un sustitutivo, por ejemplo, del aceite de palma.
¿Qué le tenemos que dar al consumidor mediterráneo para que vuelva a apostar por el aceite de oliva?
La Interprofesional y los medios son clave para divulgar todo lo que se ha estudiado sobre los beneficios del aceite de oliva y hacerlo a un nivel que el consumidor pueda entenderlo. Es una labor de inculcar, haciéndolo también desde los colegios, para que desde pequeños consideren el aceite de oliva como un alimento básico imprescindible en su dieta.